118 REPERTORIO AMERICANO ciones que es el corolario, com la Nación de que la provincia es la relación jurídica y social de un to de dos cuerpos. En este y plemento y garantía del edificio parte integrante; después el con francés respecto de un inglés. no otros pasajes, Alberdi pone buen de cada nación, como el de cada tinente en que está la nación, y es la del hombre en el estado cuidado en asentar el pie en la nación lo es de sus provincias, por fin el mundo de que el Con de pura naturaleza ya que es realidad presente, a fin de que su departamentos, comunas, fami tinente es parte.
tán ligados por un cuerpo tan nu viaje hacia su visión sintética de lias y ciudades. Cada hombre Como se ve, Alberdi parte del meroso de principios, de intere la Sociedad Mundo no sea una vahoy mismo tiene varias patrias hecho de que esta Sociedad Mun ses, de costumbres y leyes que na excursión a la Utopia, sino una que lejos de contradecirse se apo do existe ya.
yan y sostienen. Desde luego, la feridas proceden del sentido del es lo mismo, todo un orden poll descripción de la ruta evolutiva provincia o localidad de su naci individuo como sujeto de derecho tico y social capaz de ser consi hacia la realidad de mañana.
miento o de su domicilio; después internacional. Así, observa que derado como un cuerpo compues. Concluiri en la entrega próxima PREPARATIVOS ELECTORALES En busca de la opinión pública Por JOSE CASTILLEJO De El Sol. Madrid. Diciembre de 1935 conbienestar que se Se aproximan las elecciones: momento único en las democracias modernas para que el pueblo deje oír su voz en manera solemne y decisiva. Esa voz es, por su intención, un mandato, una expresión de voluntad. esta voluntad es la compleja síntesis de una serie de factores psicológicos y externos. En centración monosilábica, lleva en sus entranas odio o justicia, egoísmo materialista o generosidad ideal, pasión o indiferencia, mesura o desenfreno, miedo o serenidad.
De ese extracto de voluntad dependen en buena parte el porvenir de nuestros hijos, la orientación de nuestra vida, el público, el verdor de las cosechas en nuestros campos, el fuego de los hogares, el zumbido de colmena de las fábricas, la libre circulación por nuestros caminos y la función augusta de nuestros Tribunales. con todo, no se ha acertado a descubrir en qué consiste la conciencia del pueblo, cuál es el modo adecuado de recogerla ni que papel juega en los rumbos definitivos de la vida nacional En las antiguas democracias, la plaza de la ciudad podia contener a los ciudadanos. No había sino escucharlos y computar sus opiniones sobre cada asunto, o prestar oido al rumor de sus pasiones para ponerse a salvo al sentir próxima la tempestad de su ira, Después ha sido necesario acudir al recuento en frio y a distancia de votos de gentes que no conocen los problemas ni se conocen entre sí, caldeadas por climas diversos y viviendo en situaciones dispares. Quién seria capaz de sumar esos factores heterogéneos, ni que significado tendría el producto?
Rousseau percibió que la voluntad general no es lo mismo que la voluntad de todos. pero no nos dió la receta para encontrar aquélla. Los románticos de hace un siglo (Savigni, Puchta) creyeron descubrir en el pueblo una alma o elemento espiritual complejo que de unidad a la vida de cada grupo humano, y amasando el presente con el pasado, ni más ni menos que el individuo, arrastra por la historia su carga de tradiciones y florece en arte, en costumbres, en derecho y en política peculiares. Pero esta concepción profunda y orgánica no nos dió tampoco la llave del arcano. Al contrario, dejó la voluntad popular envuelta en penumbra, que sólo aclaran, casi siempre demasiado tarde.
espiritus sagaces.
Tendremos que buscarla, para apremiantes fines prácticos las encrucijadas donde se encuentran los campesinos al regreso diario de sus rudas faenas; o en los cafés, donde desembocan los obreros de las fábricas; o en los templos, refugio de las almas dolientes; o en los círculos, donde pasean su aburrimiento los señoritos; o en las sedes de los partidos, que son seminarios de caciques. No sería más sencillo preguntar directamente al pueblo y darle ocasión de decirnos de modo inequivoco lo que piensa y lo que quiere?
Los políticos que andan en busca de opinión pública, sea para obedecerla, sea para cabalgar sobre ella, podrían multiplicar las reuniones de grandes masas, no con el propó.
sito de que escuchen sus arengas, de antemano conocidas y siempre iguales, como sermones de Cuaresma, sino para invitar al público a que hable y discuta, a fin de medir, en idterpretación dinámica y viviente, el peso del número, la fuerza de las razones y la motivación causal de los pareceres. Oiriamos entonces lo que en realidad ha llegado a los ciudadanos de las reformas sociales, agrarias, tributarias o pedagógicas, el bienestar que han ganado o la abnegación con que lo han perdido en nombre de ideales más altos.
Esto se hace en Inglaterra, donde el ciudadano consideraria humillante asistir a un mitin en que se va a tratar de sus destinos, condenado a escuchar y sin que se le permita exteriorizar sus ideas y discutir las ajenas. Pero es que en Inglaterra, país de médula democrática, hay un sincero interés en pulsar la opinión, favorable o adversa, como el del navegante en conocer los vientos.
No se pierde ocasión para ello. En cuanto hay una vacante en el Parlamento, la elección parcial registra las últimas oscilaciones de las masas.
Por otra parte, una critica, por dura que sea, va alli envuelta en cortesía y respeto, que son el ropaje de la libertad, y no se recibe como ofensa, ni el político la guarda como eje de sus venganzas. Celoso de su independencia, sabe el inglés que quien se incomoda la pierde y queda a merced de excitaciones ajenas.
En los países donde no se dan esas condiciones, el político no dispone más que de dos caminos. Uno, análogo al del médico que explora al enfermo y escucha sus lamentos, no para creer cuanto dice, sino para reconstituir un estado de que el paciente mismo no se da a veces cuenta.
Pero para esta exploración del cuerpo social, que ha de recoger los quejidos del obrero pidiendo más jornal y menor jornada; del patrono se arruina, del industrial que no vende, del profesional en paro forzoso, del contribuyente que paga al fin todas las cuentas y del ciudadano que peregrina por las oficinas, repletos los bolsillos de recomendaciones y otros estímulos más insinuantes; para conocer el estado de las haciendas, la prosperidad de los negocios, el fermento de las doctrinas, los vicios de la Administración, los atropellos del Poder, los conflictos sociales y el estado de ánimo de las masas, serían indispensables serios estudios de observación y estadística, interpretaciones cientificamente sólidas y conclusiones de complejidad tanentrecruzada como la vida misma. Qué político puede presentarnos esos estudias ni qué fe merecerán en muchos casos las observaciones, que, como ramillete de le ofrendan sus secuaces más próximos, pueswulación, tos los ojos en la esperanza de un cargo?
Cerrado el camino del conocimiento y publicidad de los hechos qu: cada partido para su interpretación de la voluntad nacional, no queda al politico otra salida que la de acogerse su preeminencia de vidente sacerdote Interpretando signos misteriosos, como el vuelo de los pájaros o las entrañas de las víctimas que servían a los augures romanos para explorar el talante de los dioses, avanzará al proscenio y rá que conoce las dolencias del cuerpo social y dispone de remedios para ellas; que ha escrutado la opinión pública y y se conceptúa su mandatario. Su lenguaje será, como el de los oráculos, tan contundente como reservado, misterioso у ambiguo La sencilla clala precisión y el detalle conducirían al desencanto, o peor aun, al ridiculo, que es la catástrofe de los profetas. así se entra en las elecciones, donde no hay ya más que contar votos y ganarlos a No puede decirse que se haya escamoteado la voluntad nacional, sino solamente que constituye en pueblos que no saben escuchar ni quieren ser escuchados, un misterio impenetrable para quienes no estén iniciados las artes de la gia. de base a declaraOCTAVIO JIMENEZ ridad, la ABOGADO NOTARIO algunos OFICINA: toda costa.
50 varas al Oeste de la Tesorería de la Junta de Caridad.
TELEFONO 4184 APARTADO 358