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REPERTORIO AMERICANO Romain Rolland o la agonía de una obstinada ilusión Por ANIBAL PONCE De Unidad. Buenos Aires, Rep. Arg. Enero de 1976 Discípulo de Renan, formado en su escuela y en su hogar, Romain Rolland aprendió desde temprano el culto del espíritu y el desdén por el tumulto de las opiniones (1. Ya estaba predispuesto en cierto modo, por la iniciación musical de su niñez, que una madre cuidadosa le reveló junto al piano. La música procura, en efecto, infinitamente mejor que cualquier otro lenguaje, esa impresión de lejanía, esa victoria sobre la estrechez de la ciudad, esa comunión inexpresable con las fuerzas superiores que nos deprimen o nos exaltan.
Pero estaba predispuesto también, por las largas lecturas de un viejo libro que pasaba en revista a las mujeres de Shakespeare: galeria prodigiosa en que desfilaban como en un sueño, Rosalinda y Julieta. Miranda y Titania, todo ese mundo de la adolescencia, en fin, que Shakespeare ha abordado siempre con una delicadeza de confidente.
Romain Rolland Cuando llegó la hora de descubrir el pensamiento, Spinoza le dió para colmo los goces ásperos de la meditadeben fraternizar más allá de las fronción, desde su mirador tan distante de teras y contribuir con su palabra al las cosas terrenas.
advenimiento del espíritu.
Corrientes distintas lo conducian a El espíritu en Rolland no desdeña lo mismo, y ya era de la hermandad de Ariel cuando se acercó a golpear a la la acción, ni aplaude ese derecho a la puerta de Renan. El viejo mago estaironia cauta que el astuto Próspero se había reservado en el Caliban de ba en el esplendor de su ancianidad Renan frente a la victoria momentágloriosa: cada vez más descreido y canea de su antiguo esclavo. Cuando en da vez más seductor, y tan cómoda su obra Liluli, escarnece la risa de Pomente arrellenado en su ironía bonlichinela, Romain Rolland lo hace pordadosa que el drama de los hombres sólo era para él una ilusión permaque esa risa sólo conduce a evitar la nentemente renovada.
acción. Sabes reír le dice la Verdad de Polichinela sabes mofarte Rolland no compartía ese total despero ocultando tu risa, como un coprendimiento, pero ha expresado muy legial que se tapa la boca. Eres precabien a través de la pálida figura de vido como tus abuelos los grandes PoOlivier que tanto le parece por la sensibilidad y la pureza lo que era lichinelas, como los maestros de la ironía libre y de la risa. Como en Erasmo por entonces, y lo que siguió siendo durante muchos años, su ideal y su fe.
Voltaire, tu boca está cerrada sobre tu sonrisa (4)
Cuando Juan Cristóbal le pregunta, Rolland anhela un espiritu heroico con su áspera franqueza: Pero ¿es que no se atemorice como Polichinela que no puedes odiar. Olivier le rescon el bastón, pero un espíritu que aun ponde: Odio al odio. Detesto luchar en el tormento no sepa pronunciar un contra personas que desprecio. No sólo grito de guerra. Más cerca de formo parte del ejército del el del espinder Erasmo que lo que él mismo creia, Ro(2. El ejército del espíritu! He ahi lland aspiraba también a reunir en su sitio, el sitio de todos los hombres una élite a un puñado de espiritus inlibres. Nada de conflictos de patria, trépidos que sepan luchar si es necesario, pero con las armas del espiritu: de religiones o de razas, las élites (3)
las únicas armas que no las mueve la violencia (5. 1) Zwis, Romain Rolland. pag. 33. traducción Cahn, edición Iman, Buenos Aires, 1935.
Era, en el fondo, la defensa del hombre abstracto que el humanismo En los años de aprendizaje, se convirtio Renan en su guia, en una hora en que Rolland visito había creado, la defensa de un homdecididamente al gran sabios. En igual sentido, bre liberado de las contingencias de påg, 107. El mismo Rolland lo reconoce asi en la vida práctica y social (6. un homQuinze ans de combat, pag. 233: Ese sueño pueril de una elite de burgueses intelectuales, des vinculada con las leyes vivas de la humanidad en. ROLLAND, Liluli. pag. 86, editor Ollendorf, marcha, lo hemos conocido por nosotros mismos: Paris, 1919, tercera edición.
lo hemos aprendido, cuando niños, de los labios 6) Recordar que Erasmo amaba al cristianismo de los viejos Renan que predicaban sin mucha te primitivo porque combatia solamente en el orden el reino futuro de oligarquias intelectuales un ritual, el que vale a los ojos de Dios, buen tirano filosofo en la cumbre de su pirámide. QUONIAM, Erasme, pàg. 149. 3) ZWEIG, pag. th. 6) ROLLAND, Quinze ans de combat, pág. 3) Zwig, pdg. 61.
editor Riede, Paris, 1935. novena edición bre, en el mejor de los casos, que si descendia a veces a la lucha y devolvía golpe por golpe como Juan Cristóbal y Olivier no por eso suspiraba menos por desprenderse cuanto antes de la feria en la plaza. regresar enseguida a su reino del aire: Mein Reich ist in der Luft (7. No se trataba, para emplear sus palabras, de la fétida indiferencia. pero era si la afirmación terminante de la supremacía del hombre que piensa sobre el hombre que vive, el desdén por la lucha y por la acción, la soberbia de la élite intelectual con su certidumbre orgullosa de que fuera de ella no hay en el mundo más que agitación sin importancia. Egoistas élites que por conservar menguados privilegios continúan defendiendo un Espiritu y una Libertad en abstracto que la realidad sin cesar se los desmiente, candorosas élites cuyos sueños absurdos son fomentados por los mismos que de ellos benefician: porque son esas construcciones del arte puro y de la inteligencia pura las que desvian los ojos de la única escena en que se desarrolla de veras el drama de la historia. Las clases gobernantes estimulan con maña a esos artistas que son como niños, a esos sabios que son como Juan de Luna. los prefiere, y los cuida, y los carga de honores, hasta que llega el día en que por una palabra imprudente, o por un descubrimiento inesperado, los arroja de los privilegios y los cargos.
Cuenta en sus Memorias, el eseritor portugués Raúl Brandao, esta historia magistral que bien mereceria un largo comentario, pero que en la imposibilidad de hacerlo en este instante entrego a la meditación de los artistas puros, de los sabios solitarios y de esos sobre todo nobles apóstoles de la nueva educación. candorosos varones que ya debieran tener un buen altar: El señor Junqueiro y yo paseabamos un dia, de aqui para allá, por el jardin de la Villa do Conde y el señor Junqueiro predicaba la piedad y el amor. Unos chiquillos estaban por allí jugando a la pelota, y yo y el señor Junqueiro paseábamos de aquí para allá. El señor Junqueiro predicaba la piedad y el amor, cuando en eso la pelota cayó sobre la cabeza del señor Junqueiro, quien levantó el bastón y dió con él al chiquillo nosotros continuamos paseando de aquí para allá, y el señor Junqueiro predicando la piedad y el amor (8)
En la vida de todos los dias asi ocurre también con esos niños grandes que son los intelectuales y los sabios.
La burguesía los mima y condecora cuantas veces le conviene. Mientras la sirven, sin que ellos mismos lo sospe(7) Idem, pág. VI. 8) Citado por Eugenio Ors, Los diálogos de la pasión meditabunda, págs. 145 146, editor Raggio, Madrid, 1923.