REPERTORIO AMERICANO 245 relicario, el corazón ajeno puede ser una plaza de feria y hasta un muladar.
Silencio es el capullo donde la oruga se cambia en mariposa, y silencio es la nube donde se forma el rayo.
Silencio es concentrarse, seguir la propia orbita, hacer la propia obra, cumplir el propio designio.
Silencio es meditar medir, pesar, aquila tar y acrisolar Silencio es la palabra justa, la intención recta, la promesa clara, el entusiasmo refrenado, la devoción que sabe adonde va.
Silencio es ser uno mismo, y no tambor que resuene bajo los dedos de la muchedum bre, Silencio es tener un corazón de uno, un ce rebro de uno, y no cambiar de sentimiento o de opinión, porque así lo quieran los da mas Silencio es hablar con Dios antes que con los hombres, para no arrepentirse, después, de haber hablado.
Silencio es hablar uno calladamente con su propio dolor, y contenerlo hasta que se convierta en sonrisa, en plegaria o en canto.
Silencio es, en fin, el reposo del sueño y el reposo de la muerte, donde todo se purifica y restaura, donde todo se iguala y se perdona.
San Salvador, 1925 Poesías de Adilio Gutiérrez Seleccion envio del autor. Heredia, Costa Rica. 97 de setiembre de 1936 Serenata Sólo tú Adilio Gutiérrez inicia su viaje por los líricos laberintos con me lodias de flautas campesinas. limitadas, cerreramente en el fluir imaginarivo, dentro de compases de imágenes pulcras, de originalidad penetrante.
En su fuente de rumores y de ecos estos poemas, que ofrece como primicia a Reportorio, empiezan a lograr equilibrio estetico CARLOS Luis Sáenz.
Por las cunetas del pueblo Olga Allaro, en Heredia Por las cunetas del pueblo baja la luna cantando con su sombrero azucena y su boquita pintada.
Los mozos del pueblo vuelcan en la noche con su voz de bronce canciones de amor Por la carretera bajó al pueblo amor y dió en tu ventana una blanca flor Oscurecer El pueblo es un lago tranquilo y negruzco donde se refleja luna de veinte años.
En el estanque verdoso las estrellas juegan, suave, con los peces de latón escapados del tejado.
Blanca de blancuras sin blanco color en la enredadera de los corderillos. En el grito del niño habia flor prendida de pétalos lozanos.
Por las cunetas del publo baja la luna cantando.
Tras de las ventanas, en la cama ruda, bajo la frazada laten corazones.
Desde tu tejado la arañita bella con su tela larga te enredó en amor.
Desde los barandales caian goterones de un amargo sabor.
Desde las callejuelas descendían estrellas conduciendo mozuelas.
El amor de puerta en puerta con su sombrero rojizo sorprende tras los cristales una hoguera de oro y nácar.
De lindas mozuelas.
Maldicen los viejos. Hojas desprendidas del árbol azul.
En los horizontes vertianse copas con zumo estrellado de pardo color. Ruiseñor de cera, en los vesperales puso en tu garganta melódica luz.
En el grito del niño había flor prendida de pétalos marchitos.
El amor va por el pueblo, el pueblo se halla dormido blanco de sueño azul; el amor va por el pueblo.
Prende la guitarra roncos alfileres en la tela larga de las soledades.
El cielo negro en oro regaba por los techos pétalos de un mirar.
Por las cunetas del pueblo baja la luna cantando.
La selva dormia. blanco rojo negro, entre la cascada de los surtidores. el alma de un canto arranca suspiros, mientras rueda, baja luz de madrugada.
Silba el viento en hierro y bronce sobre el gallo de un tejado.
Mientras por anchos caminos corren las plantas del alba.
La sombra entretejia por los caminos breves sentidas elegias.
Por carretera bajó al pueblo amor.
Las mozas cerraron; sólo tú le abriste.
Así de duro.
de las sombras y de las luces, es un acercamiento, es un alejamiento.
Cada día Cada dia es un acercamiento, es un alejamiento; como una ola del mar, como una estrella del cielo.
Cada dia, en la infinita plenitud Así de duro, como esa piedra que afila las curvas del camino, asi se ha de hacer mi corazón, que es ahora una rosa de sensibilidad ni el frío, ni el eco, ni el sueño tendrán en él sus resonancias.
Asi de duro, se hará mi corazón.
Cántaro de barro Cántaro de barro hundido en tus ojos, cántaro de barro con agua, con rosa, con fino recuerdo de arrullo lejano.
Cántaro de barro vaciado en mi boca.
El peón Para mi estimado maestro Garcia Monge OCTAVIO JIMENEZ ABOGADO NOTARIO OFICINA: Sentado en un trozo de la tarde junto al mollejón de las primeras estrellas afila el peón sus fantasias Hay en el aire y en las eras de la tarde moribunda, com un rodar de ritmos desnudos.
El peón afila sus fantasias sentado en un trozo de la tarde.
50 varas al Oeste de la Tesorería de la Junta de Caridad.
Liberación Ya nada ha de tenerme en estas calles duras de las almas inertes.
Ahora soy yo, libre, cual pájaro en el viento, cual viento entre los cielos, TELEFONO 4184 APARTADO 338