REPERTORIO AMERICANO 999 Salidas de Erasmo En el logo de la Exluliicia. Traducción de Tulia Puyol. Madrid, 1917 Vene las dos entre as pasadas. Habla la Estulticia: ballerizos, tesoreros, zurcidores de voluntadies olguno más vergonzoso agregaria, si 110 temiese ofender vuestros oídos. y, en suma.
a toda la ingente patulea que es tan onerosa me equivoqué, quise decir honrosa)
para lo Sexle Romana, lo que, ciertamente, fuera cruel y abominable, aunque todavin lo seria mucho más restituir al cayado y al zurron a los principes supremos de la Iglesia, verdaderos luminares del mundo.
Asi es que hoy dia todo aquello que impin algún trabajo se lo encomiendan a San Pedro y a San Pablo, que tienen sobrado tlempo para estas cosas: pero todo cuanto sea esplendor y regalo, recabanlo para si, lo que sin disputa, es obra mia: y por eso, dificilmente se encontraria quien viva con más placidez y con menos cuidaaquellas otras, de admirable benignidad como hay viñas que se llaman interdicciones suspensiones, agravaciones, redagrava ciones, anatemas conminación con las ven ganzas y castigos eternos, y especialmente, el rayo de la excomunión, cuyo solo centelleo basta para lanzar las almas más allá oc, tárlars, arma que los santisimos padres en Cristo y vicarios suyos contra nadie es grimen con tanto encono como contra aquellos que, tentados del diablo, osan disminuir o intentar menoscabar el patrimonio de San Pedro. pues aunque este haya dicho, según el Evangelio. Reliquimus omnia, e sequuti sumus te, hoy se entiende que su patrimonio son las tierras, las ciudades, los t:ibutos, los puertos y el señorio, por los cuales, los sucesores del apóstol, inflamados Los Cardenales. Dej mismo modo, si los Cardenales tuvieran presente que son los sucesores de los Apóstoles, se exigirian a sí mismos la propia conducta que aquellos observaron, y, por tanto, no habrian de reputarse dueños, sino meros administradores del patrimonio espiritual, de cu ya gestión están ya todos ellos muy próxi.
mos a rendir cuentas.
Con solo que se fijasen un poco en sus ornamentos y reflexionasen en la significación de su albo vestido. no verian que nº dica In mayor y más perfecta pureza de costumbres. no verían que la púrpura es emblema del ferviente amor a Dios? cuando contemplen aquel ropaje exterior, Lotante y amplisimo, bajo el cual desaparece la mula de Su Eminencia y aun bastaria para cubrir a un camello. no comrrenderan que simboliza la infinita caridad cristiana de que han de hallarse dotados para auxijiar a todos, dirigiéndolos, exhortandolos, consolandolos, corrigiéndolos amonestandolos, dirimiendo las discordias protegiendo al debil contra los excesos del poderoso, y dando, en fin, espontáneamente, no sólo sus riquezas, sino también su sangre en obsequio de la grey cristiana?
Aunque, si bien se mira. por qué razón han de tener riquezas los sucesores de los pobres Apostoles?
hepito que si meditasen en todo esto, no sentirian la ambición, o si la sintieran, re nuzdaviar a ella de buena voluntad, con lo cual su vida sería más laboriosa y más oligente, como lo fue la de los discipulos de Jesús.
Fariseos Grabado de Lorenzo Gigli Los Papas. Si los Sumos Pontifices, que en ia tierra representan a Cristo, procurasen imitarle en la pobreza, en los tras bajos, en la doctrina, en los sufrimientos y en el desprecio de la vida; si pensasen en que el nombre de papa quiere decir padre, y y reparasen en el titulo de santisimo que ostentan. quién viviría más acongojado?
Quién pondría todo su empeño en alcanzar la tiara a tanta costa, ni quién, después de Deanzada, quernia conservarla, hasta por medio cel acero, del veneno, y de todo gėnero de violencias? De cuantas dulzuras habian de privarse si alguna vez pasara por ellos el soplo de la sabiduria. De la sabiduria, dije? Bastaria una particula de ella, aunque fuese del tamaño de aquel grano de sal de que habla el Evangelio, para que vieran que poco les aprovechaban tantos bienes, tantos honores, tantos triunfos.
tantos cargos, tanto manejo de tesoros, tantos tributos, tantas indulgencias, tantos en ballos, mulas y escoltas, tantas comodida(ya comprenderéis el trajin, la faena el cumulo de riquezas que todo esto supone. porque, en lugar de ello, vendrían las vigillas, 10 ayunos, las lágrimas, las oraciones, li enseñanza de la palabra divina, el estudio, las ansiedades y otras mil suertes ce graves pesadumbres. Preciso es, sin emhargo, no olvidar que con semejante cam bio se condenaria a morir de hambre a los innúmeros escribanos, pendolistas, notarios, promotores, secretarios, muleros, cacnico des cos, pues están convencidos de que Cristo se halla muy satisfecho de su conducta viéndoles como representan el papel de pasLores: cómo se visten con sus ornamentos sagrados y casi teatrales: como ejecutan sus ceren:onias: cómo reciben los tratamientos de Beatificos, Reverendos y Santos, y cómo reparten bendiciones y maldiciones Ellos consideran que hacer milagros, es are impropio de estos tiempos: que en señar al pueblo, es penoso; que interpretar y explicar las Sagradas Escrituras, es cosa de colares: que rezar, es de gente desocupada: que llorar, es de apocados y de mujeres: que trabajar, es de plebeyos: que some terse, es vergonzoso e indigno de quienes al.
guna vez conceden a los reyes, aun siendo de los más poderosos, la merced de consentirles besar sus santos pies; que morir, es poco apetecible, y que ser sacriticado, es inTamante Sus únicas armas son las dulces hendiciones de que nos habla San Pablo, y en el amor del Divino Maestro, combaten con el fuego y con el hierro, no sin gran acrificio de la sangre de los cristanos, pero persuadidos de que defienden apostolica mente a la Iglesia, esposa de Jesucristo, cuando exterminan sin piedad a los enemi gos de ella, como si hubiese enemigos más encarnados de la Iglesia que esos impios pontifices, que con su silencio contribuyen borrar la memoria de Cristo, sin perjuicio de invocarlo para sus granjerias, de interpietario a su capricho y de inmolarlo con sus costumbres perniciosas! Mas como di: en que. Iglesia cristiana fue fundada con gre, consolidada con sangre y aumentada con se ngre, creen ser sus defensores evandolo todo a sangre y fuego, cual al pudiera faltarle en ningún momento la protección de Cristo, que siempre veló por los suyos.
Por eso, aunque la guerra sea tan cruel que, más bien que de los hombres, es cosa