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REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXI San José, Costa Rica 1936 Jueves de Enero Núm. Año XVII No. 743 CORO Guizot y la Historia de la civilización en Europa el fariseismo del segundo Roosevelt Italia Cuando estuve con Rubén Dario Del Jardin de las Rosas de Saadi.
De cómo el Repertorio Americano inmortaliza a los grandes hombres Romance del hondo espejo Dor ejemplos Cuadros de mi aldea SUMARIO lose Juan del Gasser Jugando ajedrez Dos notas editoriales Rafael Arevalo Martinez La pobreza de léxico Max Jiménez Poema.
Lope de Vega y la poesia contemporánea española (y 2)
Streeter Stuart Sobre el antisemitismo.
Roberto Guzman Araujo Tres poemas Libros y autores Victor Polay Atenas Horacio. Paris. Rubén Dario Rafael Cardona Sanin Cano German Arciniegas Outiérrez Albelo Rafael Albert José Carner Rafael Alberti Pallais LIBROS DEL SIGLO XIX Guizot y la Historia de la civilización en Europa Por JOSE ORTEGA GASSET De La Nación Buenos Aires, Rep. Arg. Diciembre de 1985.
Pero La cosa no ofrece duda: quien quiera de verdad ver claro qué es lo que pasa en el mundo lo primero que necesita hacer es repasar a fondo y con mirada alerta la historia europea del siglo xix. Aunque personalmente carezca de superior perspicacia se sorprenderá al advertir la sencillez con que le son revelados misterios que parecian inasequibles. El presente de Europa. y del mundo cobrará sus ojos inesperada transparencia Siempre ha acontecido esto. Cuando el inmediato futuro se hace demasiado turbio y se presenta excesivamente problemático el hombre vuelve atrás la cabeza, como instintivamente, esperando que allí, atrás, aparezca la solución Este recurso del futuro al pretérito es el origen de la historia misma. cabe decir más. La mirada hacia el pasado busca en él a mayor o menor profundidad según sea el calado del azoramiento ante el futuro, según sean más o menos básicas las cosas que se han vuelto problemáticas.
Como en nuestro tiempo la inseguridad del porvenir de que es posible y qué es imposible. afecta a los estratos últimos de la vida actual, como no se está seguro de nada será preciso sumergirse en la historia hasta honduras abismales.
el caso que entre el largo pretérito y nosotros se interpone este próximo pasado del siglo xix sobre el cual nos faltan ideas claras.
Sabemos mucho más de las centurias anteriores, pero este saber no nos sirve porque nuestra ignorancia del siglo último impide que la luz hecha sobre aquellos milenios ilumine nuestro presente. Urge, pues, disipar la neblina sobre la cual brilla un sol magnífico.
Esta colección de Libros del siglo xix. cuya palmaria modestia nos liberta de toda pretensión, tiene, sí, el propósito de incitar al contacto mental con esa época tan cercana a nuestra realidad y tan lejana a nuestro conocimiento. Ni capricho ni azar han hecho que comencemos con libros que se refieren a Francia. En cada época la realidad histórica tiene una peculiar topografia. Tal vez el simil mejor fuera la atmósfera que en cada instante está organizada en un sistema especial de altas y bajas preacabo de decir. Su propósito es hacer ver con alguna claridad que era lo que de verdad pasaba en el mundo por aquella fecha.
Lo que en la superficie pasaba se llamaba restauración Siempre, claro está, pasa algo en la superficie de la historia. Quiera o no, como los cuerpos, la realidad histórica ha de tener una superficie. Conviene hacer constar esta gedeonada para añadir en seguida que ese acontecer somero no es nunca propiamente lo que de verdad está pasando La incongruencia entre el haz y el fondo es unas veces menor, otras veces mayor, existe siempre.
La restauración es un caso bien claro de esta ley: se presentaba como la vuelta de la legitimidad borbónica. Pero puede pasar que algo de verdad vuelva?
De 1780 a 1815 Francia había hecho las tres experiencias puras que cabe hacer y que son siempre las más fáciles: primero había vivido bajo la monarquia tradicional, luego, con la revolución, había intentado la democracia radical; más tarde, con Napoleón, autoritarismo no menos radical.
Agotado el ciclo de las experiencias puras, no quedaba otro remedio que ensayar las Guizor mezclas. La restauración fué la primera combinación de principios antagónicos. Se llama a los Borbones, mejor dicho, se los siones, las cuales determinan la trayectoria aguanta, pero atándoles antes las manos. La de las corrientes aéreas. Las históricas par nueva monarquia llega previa otorgación de ten del centro de mayor presión y soplan una carta constitucional. El poder público hacia lo débil. Este mapa de las corrientes es ahora un pacto entre el rey y el pueblo.
vivas es lo primero que ha de hacerse cuan La cosa no resulta muy clara. Lo claro era do se pretende entender un tiempo humano. una de estas dos soberano es el En el siglo xix el centro es Francia para rey o el soberano es el pueblo. Pero en esbien como para mal. Inglaterra, que en to ta monarquía, según la carta, ni el rey ni dos los órdenes se ha anticipado al conti el pueblo son soberanos. Cada uno de ellos nente, no ha influido nunca sobre él de ma posee sólo un fragmento de soberanía que nera directa. Siempre fué menester que pri. sólo ajustado con el otro engendra ésta.
mero ejerciese un influjo particular sobre Pero ello significa que a ningún poder Francia y ésta luego lo transmitiese a la re puede atribuirse soberanía, es decir último donda e incondicionado derecho a mandar. Tal siAl libro de Heine sobre el estado de Fran tuación era completamente nueva en el concia en 1831 hacemos que siga el curso clá tinente. Para encontrar algo parecido fuera sico de Guizot, Historia de la civilización menester retroceder a la Edad Media.
Pero en Europa. Este curso fué dado en la Sor entonces nos encontramos con algo que sóbona el año de 1828. Guizot tenía entonces lo negativamente se asemeja. Encontramos cuarenta y un años. Reinaba Carlos X, que sí que nadie manda con carácter absoluto iba a ser destronado dos años más tarde. pero es porque, en rigor, en la Edad Media Este libro es un buen ejemplo de lo que nadie manda en el sentido plenario que esPero ese cosas: el