140 REPERTORIO AMERICANO Aberdi precursor Por SALVADOR DE MADARIAGA De Sur Nos. 10 y 11. Buenos Aires. Rep. Arg. Véanse las entregas 5, y del tomo en curso) La solidaridad to que, en más de un lugar, Alberdi intente fijar las fuerzas colectivas a base universal que predeterminan y dirigen esta evolución de las formas sociológicas hacia la SociedadMundo. De estas fuerzas, la fundamental, aparece definida con exactitud y con exceTente lente sentido del equilibrio en el párrafo sique tiene guiente: sen solo cuerpo misma lev ser glo XIX Ya hemos observado la insistencia que pone Alberdi en palpar, por decirlo así, el cuerpo de la sociedad internacional, existente ya.
Asi, se pregunta si las naciones en que se distribuye el género humano pueden formar un sólo través del espacio que las separa. y responde victoriosamente que mayor que el espacio que separa a las naciones europeas es el que media entre partes distintas del Imperio ruso. Esta imagen, cuerpo, de una importancia capital para comprender ese sentido común inteligente que es rasgo caracteristico del pensamiento alberdiano, reaparece en otra página admirable por la claridad de su visión intuitiva. Si la denominación de cuerpo dada a un Estado si la palabra cuerpo social, lejos de ser una mera figura retórica, expresa la realidad de un hecho natural, según los biolobara Sociologistas modernos, no hay razón para no considerar el conjunto de las naciones como un cuerpo único, cuyos órganos son las naciones consideradas separadamente. Este cuerpo no existe ya formado, pero existe al menos la prueba de que tiende a formarse por la ley que ha ha formado cada una de las sociedades actuales que han de unidades constitutivas de él.
Alberdi afirma que la evolución hacia la Sociedad Mundo es un hecho natural, del que apunta numerosas manifestaciones en el curso de su ensayo. Inspirándose en su concepto del hombre individual como sujeto de la Sociedad Mundo, da una curiosa y sagaz interpretación de la la función consular en esta evolución creadora del cuerpo de la sociedad Comparándolos con los diplomaticos, Alberdi considera a los consules como factores de unión entre los elementos individuales de las distintas naciones, mientras que aquellos lo son de las nac si, como entes colectivos. Admitido como consecuencia del cristianismo que el hombre gozará de sus derechos civiles o naturales fuera como dentro de su país natal. va creciendo una población flotante de seres expatriados. el magistrado natural dice Alberdi de esta población flotante de cada sociedad en el mundo, es el cónsul. añade, con esa visión sintética que le es peculiar, Por sus cónsules se puede decir que cada nación tiene por limites de su acción protectriz sobre sus miembros los límites del mundo. Ellos hacen que el mundo forme una patria o sociedad de todos los hombres de la tierra. Idea verdaderamente original y profunda, porque, si, en efecto, se sigue la trayectoria claramente marcada por Alberdi hacia la extensión de la función del consul, que, como él dice admirablemente, es el maire. el inspector, el juez de paz de la humanidad, se produce gradualmente una especie de difuminación de las fronteras.
De estos párrafos se desprende la indole concreta y exacta de la visión alberdiana. No estamos en presencia de un iluso soñador de utopías sino de un pensador estadista que ve en las formas sociológicas la profunda analogia que las une a las biológicas en cuanto a la ley evolutiva. No nos extrañará por tandónde está y a dónde va; la prensa, alumbrada por la libertad, es decir, por la ingerencia de los pueblos en la gestión de sus destinos, hace posible la formación de una opinión internacional y general que suple al gobierno que falta al pueblo mundo.
En estos párrafos se halla condensada la idea de la solidaridad objetiva en sus dos aspectos, fisico y mental. Alberdi concede desde luego al comercio, toda la importancia y quizá alguna más en este desarrollo de la solidaridad objetiva. Los lugares en que según su costumbre vuelve constantemente sobre esta idea son demasiado numerosos para citarlos. Por ser el más sintético, valga como ejemplo el siguiente. Dejad que las naciones dependan unas de otras para su subsistencia, comodidad y grandeza. Por qué medio? Por el de una libertad completa dejada al comercio a cambio de sus productos y ventajas respectivas. La paz internacional de ese modo será para ellas, el pan, el vestido, el bienestar, el alimento y el aire de cada día. No es sin embargo este punto aquel en que nuestro autor se muestra más original; imbuido quizá con exceso del optimismo de los librecambistas militantes ingleses (cita a Cobden entre la falange de los obreros indirectos del derecho internacional. con Alberico Gentile, Grocio y Cía. Cristóbal Colón, Vasco da Gama, de Lesseps. no pasa en este terreno de repetir sin aclarar ni profundizar la teoría muy discutible del librecambio a secas como elemento de paz internacional.
Se explica que un ciudadano de la República Argentina, nación que tanto se retraso en su desarrollo económico por el régimen de muralla de China que hasta principios del si en realidad, hasta el fin de su dominio metropolitano mantuvo España en sus colonias, sintiera por las teorías librecambistas el entusiasmo de Alberdi. Por otra parte, en Cobden, el librecambio toma un aire entusiasta y generoso muy del agrado sin duda del entusiasta y generoso Alberdi. Pero en esto de las relaciones comerciales óptic mas para las colectividades nacionales y su conjunto mundial, es menester hilar más delgado. Ninguna teoria exclusivamente económica puede ser verdad, y si Alberdi hubiera recordado tanto su iberismo como su cristianismo, le hubiera venido a la imaginación aquello de que no sólo de pan vive el hombre. Cuando nos dice que más pueden los intereses que las ideas, toma a la vez una actitud poco alberdiana, es decir, poco ibérica, y desacertada, porque el hecho es que pueden más las ideas que los intereses, hasta el punto de que los mismos intereses no son sino las ideas que nos hacemos de nuestros intereses.
El librecambio es a la protección lo que la guerra en campo libre es a la guerra de trincheras. La verdadera organización comercial de la Sociedad Mundo no puede estar basada en el viva quien venza que es el fondo de la doctrina librecambista, sino en un sentido orgánico cooperativo y superior No deja de verlo Alberdi, y en una página ya parcialmente citada más arriba, intenta dictar la ley vital del organismo formado por las naciones como la separación de sus partes para trabajos o funciones especiales y la dependencia mutua para el cambio recíproco de productos. Aquí desarrolla Alberdi esta teoria optimista y Benthamista de la división del trabajo entre las naciones por medio del librecambio. Pero no parece darse cuenta de que al contentarse asi con las armonias na Los Estados modernos, aunque independientes, forman un solo mundo por la solidaridad de los intereses que los relacionan y ligan indisolublemente.
La solidaridad internacional tiene dos formas, una subjetiva, objetiva la otra. Tanto da decir que en la una es el hombre sujeto activo de solidaridad, que mana de su corazón como fuente espiritual creadora; mientras que en la otra, el hombre es mero objeto pasivo de solidaridad como lo son las gotas de agua que circulan en la tuberia. La solidaridad subjetiva depende de una evolución de las emociones y de las ideas, favorecida por ciertos movimientos espirituales o inteeletuales como el cristianismo o el humanismo, estorbada por otros, como el nacionalismo la filosofia de Nietzsche (mejor o peor interpretada. el hombre se siente mas menos solidario del hombre según cae más o menos bajo la influencia de una u otra de estas formas de pensamient pensamiento o de wel.
tanschauung. Pero, cualesquiera que sean los progresos o retrocesos de esta evolución de la solidaridad subjetiva, la solidaridad objetiva avanza pasos agigantados a favor del progreso de las comunicaciones fisicas y mentales; este progreso ha reducido las dimensiones virtuales del planeta, en cuanto al transporte físico, a las de la España del tiem.
po de Fernando VII, en cuanto al transporte mental, a las dimensiones de la la Atenas de Pericles. Asi el planeta tiende a ser un solo mercado y una sola opinión pública, gracias al progreso de la solidaridad objetiva; lo que no es todavía a causa del atraso relativo de la solidaridad subjetiva, es una sola patria.
Pues bien, aunque en el ensayo de Alberdi no se analiza la solidaridad en los términoen que aquí se ha intentado, todas las observaciones y todas las ideas apuntadas figuran en uno u otro lugar de su escrito. El lector hallará buena parte de ellas en la siguiente página, típica este respecto: Esta sociedad existe ya Cada dia se hace más estrecha por el poder mismo de la necesidad medida que el espacio desaparece bajo el poder milagroso del vapor y de la electricidad, que el bienestar de los pueblos se hace solidario por la obra de ese agente internacional que se llama el comercio que anuda, encadena y traba los intereses unos con otros mejor que lo haria toda la diplomacia del las naciones se encuentran acercadas una de otra como formando un solo país. Cada ferrocarril internacional equivale a diez alianzas; cada empréstito extranjero es una frontera suprimida.
Los tres cables atlánticos han suprimido enterrado la doctrina de Monroe sin el menor protocolo. La prensa, es decir, esta luz que se arrojan unas a otras las naciones, sobre todo lo que interesa a sus destinos de cada día, y sin cuyo auxilio toda nación pierde su derrotero, y deja de saber universal del mundo,