812 REPERTORIO AMERICANO Diario de un peaton Por E NIETO CABALLERO De El Gralico, Bogota, 24 36 equivale a Léase lo fail noufe ape Saarnir an Germin Arciniegas constiutido la delicia del lector en la sección Un pequeño filósofo mente se adelgaza חר No sabemos si Germán Arciniegas es el primer humorista de Colombia, pero nos lo parece. No tiene el chiste grueso. Sus páginas buscan sonrisa, pelo suele se, tan fina la observación que hace o tan inesperadas las asociaciones de ideas, tan bien traidas, tan magistralmente presentadas, que la cosquilla que se siente en el espíritu con las primeras expresiones va dilatando sus ondas hasta tocar el botoncito que hace sonar el timbre de Ja careajada, hiperbole y el retruécano se hallan en la base del chiste colombiano. No es ése el do Arciniegas. Su ingenio es más sutil, de más combinaciones, sin contrastes bruscos, ni exageraciones, ni palabras grotecas, ni vul garidades. Es de corte inglés, aunque los in gieses figuran entre sus preferidos, para la burla donosa, entre otras cosas por la Serie ded, por el estiramiento, por la puntualidad, ya que invita a la zumba todo lo metódico, lo acartonado, lo que tiende a producir en las conversaciones, en los movimientos, en los gustos, una especie de mecanización muy curiosa En un hermoso volumen, editado por la Revista de las Indias con el titulo Diario de un peaton reunió Germán Alciniegas algo más de sesenta notas, de las que han y in disputa pequeñas obras maestras.
Els aguda su observación y rápida su descrip ción. Tiene el don de la sintesis. Cada frase es un comprimido, es un resorte enroscado lleno de fuerza, de sugerencias, capaz de mantener indefinidamente el movimiento de 1x nota, convertida en un reloj que da ale: gremente las horas.
Cualquiera se podria tomar como explicar ción, como modelo. Estampa inglesa. por ejemplo, es un cuadrito en el que cupo toda la vida ertas ses sociales de ngla terra. Bondad, sencillez, método, silencio, ho ras que se deslizan perezosamente, pero que los gozan, sin hacer nada, sin decir nada, sim plemente por hallarse en compañía, las gra ves damas ceremoniosas y suaves, que seguitan repitiendo el diálogo famoso de Carlyle y Emerson a través de las generaciones. Na da hay tan cómico como las actitudes de la filosofia en quienes no tienen pensamientos de filósofos los indios, a nuestros indios, los quiere Germán Arciniegas entrañablemente. Les ha notado concomitancias y parecido con lo ingleses. Tan pronto como los ve empieza a observarlos, a escrutarlos, a interpretarlos, a adivinarlos. Le divierten muchísimo su aire timado y sus merrullas. Ha llegado a sok pechar que, contra lo afirmado casi dira mos que probado por Armando Solano, no son melancólicos. Son herméticos, pero tienen su euforia. Nada más cierto que lo observado por Arciniegas acerca tozo de las indias repolludas en un camión, en un bus, de su satisfacción con los apretujones, las magulladuras, los brincos de la máquina, y de los fenómenos que el sacudimiento de termina en los pasajeros, que se van de na rices sobre los vecinos.
No tiene quinientas palabras la Historia de un estornudo. Es magistral, Se va leyen de y se va sintiendo in comezon, el deseo de la descarga, la angustia por la tardanza, la agradable cosquilla, el fastidio, el gusto de nuevo, de nuevo la angustia y, de pronto, schasss! estalla el lector con el autor, porque al fin hace su salida bochinchero el retar dado estornudo. Léase eunlquiera otra cosa La demostración de que las mujeres esconden el alma tras de las cejas y de que la depi lación a una máscara. Cada pelo que se arrancun es un indicio que se tugn. los comentarios sobre esos holgantes a quienes la sociedad llama politicos. la di vagación sobre la importancia que tienen los tacones de cuero y los cambios que pueden determinar en las costumbres y en los pen samientos los tacones de caucho.
lo que presenta, como burn sociologo, de las ceremonias y de los hábitos de las épocas primitivas, reaparecido en peque nos ademanes, en inveterados gustos, en prácticas que no tienen nada que ver con las que evocan, pero con las cuales establece Arciniegas, de manera divertida y lógica, una relación de secuencia. Léase cómo desmenuza y disocia los gestos clásicos, las actitudes simbólicas, los acentos apocalípticos del orador, para presentarlo como uu bailarin que se desgoriza, que se estremece, que voluptuosacurva, que es un por brisa y que parece invila caricia antes que a la admiración léase la descripción de filósofo estraido, entregado a sutiles pensamientos, que Inspira veneración, arrobamiento, hasta que en su contemplación salta la risa. la mos ca? Es que tiene un lunar en la frente. Su cede como en otra nota sobre el romanticis Hay conmoción por la ordenación del el árcade empieza a desarrollar.
Los ojos se desvanecen Adentro se siente otra cosquillita, de ternura, de sensualidad, de asombro. De pronto, la risa las barbas? Es que al lirico le faltan las barbas.
de Victor Hugo romántico.
Léase en German Arcinis la burla maleante de las modas, por la relación que establece con las costumbres de los primitivos: Asi como a muchos aristocratas les ve el negrito, trepado en el árbol genealógico, bajando cocos o buscando nidos, en el bridge ve el tute y en el cigarrillo, el tabaco de la abuela. en eso y en lo demás, con bservaciones precisas, profundas, realmente filosoficas, sobre la vida, sobre los cambios, sobre los revoluciones, va a la infancia y vuelve, lo evoca todo, y tiene la fortuna conser var, ante las teorías más abstrusas, ante las situaciones más engoladas, ante las determi neciones más modernas, los ojos curiosos, juguetones, del niño Diario de un peaton es un libro con fosfuro de zinc. Va directamente al cerebro. Lo despeja, lo robustece, lo prepara para lucubraciones propias. Esas páginas, que se mue ven como golondrinas, están llenas de sugestiones Hacen reft. Hacen pensar. Consuelan de mucha tonteria de la vida y obligan a echar un manto sobre fealdades que la en tristecen. El libro de Germán Arciniegas es un cascabel. Lindamente sonoro, por lo bien escrito, es para niños. Para esos niños que llamamos filósofos, trma que especiales, Por ARMANDO SOLANO De El Tiempo. Bogold, 29 36 En su reciente libro. Diario de un peatón. German Arciniegas se revela como un pequeño y acucio o filósofo de la vida cotidiana, como un certero pescador de incidentes y detalles, como un sagaz y experimentado buzo en los mares de la emoción Yo no creo que el filósofo de nuestro tiempo pueda ni de ba ser de otro modo. La etapa de los llamados grandes filósofos, con sistema, doctutina, método y léxico cuanto más oscuros mejor, está cerrada.
Los de ahora, aun aquellos aspiran a ser como los de antes, tienen visible inclinación hacia lo humano y circunstancial, hacia lo personal, fugitivo y en apariencia insignificante, que va entretejiendo el tapiz infinito de la vida.
Un Bergson, por ejemplo, liga y mezcla su armoniosa filosofia, a problemas candentes de la vida netual, a las cuestioties dinámicas, que bajo las viejas es pricies del pensamiento filosófico, ocultan a medias las tesis que dividen a las escuelas y a los partidos Nuestros filósofos ya no pueden darse el lujo de divagar sobre todo el pano rama del mundo, sino que tienen la obligación de escoger una zona, una tajada, y moverse dentro de ella. Los que lo hacen de mala gann y adoloridos en su amor propio, siguen dándonos un manjar indigesto y arrojando al público adiposos volúmenes que nadie lee, aunque In fatuidad simuladora de los críticos de a entender lo contrario. En cambio, los que como Germán Arciniegas, aceptan el hecho cumplido y aprecian rectament te el gusto contemporáneo, se precipitan (Pasa a la página 315)
que le cerca del retozo