Bourgeoisie

334 REPERTORIO AMERICANO bias de ciencia inglesa, ejemplar e impecable. también, así nadie toca: manos dueñas y señoras, firmes y timoneras, y tranquilas, seguras e infalibles. también, después de haber pasado toda mi vida oyéndolas tocar, ahora que están tocando, me parece que es la primera vez que tocan: manos ágiles, hurañas, esquivas, montaraces, atrevidas, locas y aventureras, manos recién nacidas con el divino privilegio de las manos siempre nuevas.
Manos éstas, en cuanto los cuerpos, en Corregimos.
Corregimos la numeración. Vamos por el 757 y no 756 como lo parece.
EI 752 se repitió. Un lector nos ha advertido la equivocación.
el espacio y en el tiempo las más tocadoras, como son, en cuanto a las almas, en lo infinito y en eterno, ias manos únicas del Hijo de Maria, Aquellas que estuvieron clavadas. nuesLa glosa de ficaritas de Guty Cárdenas (A Salarrue) le propuse al hermano mío doble que vive leyendo mis glosas y mis baladas, con unos ojos parecidos a los ojos mios, esta ecuación. Sí, y búrlense los burladores, esta ecuación. Hay acaso alguna diferencia, entre jicaritas de Guty Cárdenas y la Capilla gótica de las Monjas de la Asunción de Félix Targa, en León de Nicaragua? Ninguna ciertamente. Son dos cosas iguales entre si.
Oyendo jicaritas veo la Capilla gótica de las Monjas de la Asunción de Félix Targa y viendo la Capilla de Félix Targa oigo jicaritas.
Cómo se pierden, en fugas desesperadas, los ciervos de pavura en las lejanias tercas.
Cómo juegan en ángulo agudo las cabras montaraces, en los apartamientos hoscos. Así lo gótico, ni más ni menos. La piedra inmovil, arrebatada por el torbellino del Espiritu Santo, como se pierde, ciervo de pavura, en las lejanías tercas, cómo juega, cabra montaraz, en los apartamientos hoscos. Piedra no piedra que se enciende en las ojivas y reza, con las manos crispadas el Padre Nuestro, en las flechas. como al que pide con humildad se le da y nadie más humilde que la piedra, por eso, porque miró el Señor la pequeñez de su sierva, abre tus ojos y mira. en las rosáceas y en las ventanas ¡estas, si son ventanas! una luz nueva, una luz niña, una luz primera, la otra luz! no estos colores mejicanos y segundos, sino aquellos otros colores. El otro violeta, el otro indigo, el otro azul, el otro verde, otro amarillo, el otro anaranjado, el otro rojo. nuestro Padre que estaba en los cielos, ahora está en la tierra y es santificado su nombre y ha venido su Reino y Su Voluntad se cumple en la tierra, como en el cielo.
Pues también la música de Guty Cárdenas es así, gótica ni más ni menos. Cómo se pierde, ciervo de pavura, en fugas desesperadas, en las lejanías tercas. Cómo juega, en ángulo agudo, cabra montaraz, en los apartamientos hoscos. Ni una sola curva, nada redondo Hay una música retórica de melodramas palaciegos, en baile de vueltas redondas, con paso doblado de curvas. Es la música romántica y bizantina y de transición, para las fiestas acomodaticias de la politica.
tros oidos oyendo, ven arcos redondos y bóvedas y cúpulas. El arco redondo es la hipocresia republicana con sus gobiernos no gobiernos; la bóveda es la cueva segunda del hombre civilizado, una cueva hecha de evasivas, de dilatorias, de mentiras, de fraudes, de asesinatos; la cúpula es el bienestar burgués de los latrocinios.
Pero hay también otra musica, gótica, donde las notas se pierden, en fugas desesperadas, como ciervos de pavura en las lejanias tercas, donde las voces corren y juegan, en angulo agudo, como cabras montaraces en los apartamientos hoscos.
La música de Guty Cárdenas es así, gótica, una música arisca, huraña, esquiva, siete veces lejana, es una música de mártires, que alzan crispadas sus manos de testigos. Es la música del pueblo mejicano, víctima de la supercheria masónica, acosado por los jabalies de Calles Siete Perros, mordido por los perros con rabia de Garrado Canibal.
En Brujas de Flandes, abril de 1936.
Letras españolas contemporáneas Envio de Enrique Azcoaga. Madrid.
Estos son los oficios Estos son los oficios.
La voz de los trabajos es ésta.
La ley de los vecinos y labores.
La salida del sol y del sudor cansado y el número del hambre y de los pueblos.
El síntoma del pan.
El sabor de los párpados besados.
La sangre jubilosa de partos y balidos y el horror de las arterias rotas.
El metro de la vida y del espanto y del silencio el goce y de las alas.
Quiero, pido, suplico palabras alejadas, olor resuelto a encinas, ese lenguaje amargo, salado, de las algas y lenta pesadumbre de párpado y cansancio; de músculos con sueño, fatiga favorable, para entonar, dormido, la voz de los arados, para hablar de las eras y el cemento, para nombrar los hombres trabajando, los hombres por su oficio, los hombres y mujeres por sus nudos de sangre, quiero una voz de cuerda y unas manos de pan para unirme al trabajo y a los besos y al olor a cansancio merecido.
II Son oscuras materias las que ordenan.
Son hachas, son laureles, son olmos derribados, son nubes o mujeres con mantones de lana, son parejas de bueyes, son palomas o estrellas de cielos inundados las que mueven mi lengua y tiemblan en mi pulso lentamente, Quiero que mis palabras sepan a esparto viejo o a superficies pulcras de metales pulidos o a cal en los andamios, a trigo, o a barro trabajado y a estiércol y agrios besos.
Quiero que mis palabras nazcan en donde nace la madera y el llanto, la sangre y las violetas; para hablar de los hombres y el balido del mundo quiero el rincón amargo donde llora una carta abandonada, quiero el triste sollozo que recorre los bosques, el desgarrón oscuro de un muerto que se olvida y el ruido de la pena mezclado con el viento que traspasa la fiebre y el desmayo.
Primero son los bueyes.
Primero las testuces humilladas y los hombres desnudos, y la tela del bosque con sonido a lamento.
Primero cierta estrella brilla más alta o baja y las grullas anuncian las lluvias invernales preparando la gracia y las espigas.
Primero son los bueyes con mugidos espesos dominando la tierra para las amapolas y el amor de mayo con un duro silencio de madera de encina, de espaldas fatigadas y soledad muy alta, de arados y cervices y gañanes poblados de tristeza y de trabajo, y de amargas palabras o crepúsculos rotos.
Primero son los bueyes.
y luego vendrá el pan en los oficios, vendrá el pan, el aceite y la canela, después de golondrinas llorando por el cielo,