REPERTORIO AMERICANO Tomo XXXI SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1936 jueves de Febrero Año XVII No. 746 Núm. 10 El abuele León Nicolaevich Tolstoi Cuidado con croHue Long Tablero.
La arretera interamericana y sus peligros Para dormir el nibe.
El bon a Maestro Senin Cano, al cumplir de los intelectuale Jóvenes de Co este los 75 anos SUMARIO Ana llichna Tolstoi de Popov Dos nuevos de libros Juan del Camino La muerte de Luis Bello Vicente Lombardo Toledano Alberdi precursor (y)
Max ilmener La balada del hombre que habia Jurado no segule buscando Cómo se forma la opinión pública El Infierno Verde y la critica.
Claudia Lars Enrique Diez Canedo Salvador de Madariaga Pallars Jose Castillejo El a buelo León Nicolaievich Tolstoi Leo Tolstoy with his school children (Recuerdos de Ana Ilichna Tolstoi de Popov, nieta del gran escritor. De La Nación. Buenos Aires, Rep. Argentina. Diciembre de 1935, Recuerdo una mañana de verano allá por el año 93. Desde la estancia Yasnaia Poliana hasta la estación Yasenky mandaron para buscarnos un cómodo coche. Una troica de tranquilos, grandes y rápidos caballos, con el tradicional emblema de Yasnaia Poliana, corrian al trote: Durante el camino el cochero Adrián dijo algo a mi madre. Mire hacia donde el señalaba y vi en ln lejania la figura de un jinete que iba a nuestro encuentro.
Fue la primera imagen de Leon Nicolaievich que se grabó en mi memoria. Recuerdo su barba blanca, dividida en dos partes y movida por el viento y la sonrisa que iluminó su cara en el momento de acercarse a nosotros. El coche paro El caballo del abuelo, Torpanchik, estaba inquieto, golpeaba con las patas la tierra, se movía en el mismo lugar, se acercaba al coche, casi tocando a los caballos, como si quisiera sacarles la brida. El abuelito hacia ea90 omiso de la impaciencia de Torpanchik; seguía con todo su cuerpo los movimientos del caballo, inclinándose y moviéndose junto con él. Contaba a mi madre que iba a casa de su hermano Sergio Nicolaievich Tolstoi, cuello un piolin para parecer más grueso y que el abuelo no queria transformar sus pea la estancia Pirogovó, distante de Yasnaia más rojo. Franeamente hablando, hasta el queñas habitaciones y que las habia destinaPoliana unas 35 verstas.
dia de hoy no sé si se trataba de una broma do a gabinete de trabajo. Por eso los mayores Después de hacer unns breves preguntas del abuelito o era la pura verdad. Adrian se quejaban de que en estas habitaciones harespecto de cada uno nosotros, el abuelo, solo no podia vestir su casacón con almoha bia poco aire, sobre todo cuando venía ver con un movimiento leve, apenas visible, dió dones atrás, Lo vestian y le ayudaban a su al abuelo gente extraña y se quedaba murienda suelta al caballo y sin darse vuelta, bir al pescante.
cho tiempo fumando. El cielo raso era bajo ni mirar para atrás, se alejó.
En Moscú la atmósfera general era muy las lámparas a menudo alumbraban mal, ekLlamaban la atención la agilidad del viejo, distinta a la de Yasnaia Poliana. Había siem parcian humo, y todo eso era muy dañino su bravura, la inflexión cariñosa de su voz, pre más gente, muchos amigos, numerosos para la salud del abuelo.
su aspecto fresco, la destreza con la cual ma visitantes. Durante las comidas siempre ha Cuando yo por primera vex entré en la nejaba el caballo brioso, su armoniosu figu bía convidados; se llevaba una conversación pieza de trabajo de León Nicolaievich me exra y el aire despreocupado con que hablaba general. Por la noche llegaban más invitados: trañé de las dimensiones demasiado reducide un viaje a caballo sobre una distancin de la gran sala siempre estaba llena de gente. das de la habitación, pero me agradó mucho Venian artistas todavia jóvenes y poco cono la pieza y estuve muy de acuerdo con el gusAsombrada un largo rato, acompañe con la cicios: la casa esteba alegre, bulliciosa, pro to del abuelo.
mirada al abuelo hasta que perdi de vista su fusamente iluminada; se cantaba, se hacian De las primeras conversaciones con Leon silueta, su camisa blanca y su blanco caballo: juegos tocaba el piano, se discutia. Nicolaievich se grabaron en mi memoria las siguientes observaciones: recuerdo como el El segundo recuerdo, ya completamente ni Recuerdo otro episodio de la vida en Mos abuelo estaba en el comedor, mirando por tido, se refiere a la vida en Moscú. Un dia cu. Una vez durante mi estada en casa del la ventana, cómo mi hermana Sascha y el crudo de invierno. En la puerta de la casa abuelo sufri unos dolores de garganta. La portero arreglabar: la pista de patinar. Al leestá esperandonos un trineo con un lindo abuelita Sonia se asustó mucho y temiendo vantar la pola Sascha hacia muchos movimanto adornado con la vaporosa piel de oso, el contagio quiso separarme a mi de mi her mientos con los bruzos. El abuelo advirtió y tirado por un par de caballos: Lira y Stol mana Sascha y me llevo arriba hasta una que ella, por falta de costumbre para los tranoy pieza contigua a la sala. Me habían preveni bajos fisicos, perdiu inutilmente mucha En el pescante vemos al conocido cochero do que del otro lado de la pared donde es gia, mientras que el portero actuaba como si Adrián, que en su indumentaria metropoli taba mi sofá se encontraba trabajando el midiera cada movimiento levantando ritmitang parece grave e inaccesible. El abuelito, abuelito y que por eso habia que estar quie camente la pala. En ese mismo comedor y al riéndose, me explicó que Adrián se ataba al ta para no estorbarie. Alguien había dicho lado de la misma ventana el abuelo me ex35 verstas ener