REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXI San José, Costa Rica 1936 Jueves 21 de Junio Núm. 24 Año XVII No. 760 Examen de conciencia Recuerdo al primer telectual Pavlov, el sabio soviético LA Ascensión Los Llorena Torres Versos amorosos SUMARIO Juan Ramon limenez Por decoro y previsión, las naciones de nuestra América no Jean Cassou deben aprobar en Ginebra la rapiña fascinta en Etiopia Juan del Camino Dr Joseph Needham LA estimación de afuera Luis Torres Julian Marchena Venizelor Spiro Molas Pedro Juan Labarihe Pase adelante, San Cayetano Jimenez Alpizar Luis Llorens Torres Tablero CON LA INMENSA MINORIA Recuerdo al primer Villa e spesa (1899 1901)
Viernes Santo lluvioso, 1936.
Por JUAN RAMON IIMENEZ cilla, dijo Hugo, más bien. maOtro viernes santo lluvioso, hace te manzana humilde. Rubén Da36 años, 1900, llegaba yo a Ma De El Sol. Madrid, Mayo 10 de 1936 Tio estaba casi siempre sentado drid por vez primera. Había reen la cama, en camiseta, o escricibido dias antes una tarjeta posbia, quizás, de pie, sobre una cotal de Rubén Dario y Francisco moda, con su levita estallada y Villaespesa, invitandome a vesu sombrero de copa puesto. nir. Y, claro, yo me vine a Maº En casa de Villaespesa leiamos, drid volando, sin pensar en nacantabamos gritábamos, discu da más. Sólo conocia entonces tiamos. Elisa, su leve mujer, su poemas de Rubén Dario: Friso, nardo inadvertido, tocaba me El Gato Negro. Barcelona; Urdiadora el piano: El alto de los na votiva, Vida Nueva. Madrid, bohemios. etc. su cuñada Leoy Al Rey Oscar, La Ilustración nor la bella hacia critica humo Española y Americana. de Viristica, y ¿Marcela, la otra Ilaespesa, el libro Luchas, que él callaba sonreida. De vez en cuanme habia enviado espontáneado entraba más sol, digo, una mente. Noche de confusas esmuchacha radiante de cabello trellas trastornadas, alta y bajas oro, irisada de aureola, que en exaltado desvelo, quizás fiebre, tonces nunca pude saber quién en el tren que venia a mayor era. nos ibamos todos, si el niebla cada vez. Al fin, en la matiempo era bueno, a la Moncloa.
ñana arrollada tristemente, un Junto a una fuente, en un bos Aranjuez relativo. Madrid cercaquecillo, una glorieta, con la pa no luego misero, sin gracia, anolida y dulce Elisa como imagen dino en su cerro, derramado de fondo, nos recitábamos, un charco sólido; y ido: y ya, de pronto, unisono incansable, versos de con su rápido preludio suelo de Rubén Darío, de Bécquer, de Jun herrajes mohosos y cristales rolian del Casal de Rueda, de Siltos, la estación goteante.
va, de Rosalia de Castro, de LuMe esperaban, caras ya vistas gones, etc. y de nosotros dos, naen fotografia unas, absurdaturalmente, y de nuestros her mente nuevas otras, Salvador manos (nos llamabamos her Rueda, Francisco Villaespesa Francisco Villaespesa manos) José Durban Orozco, de Jullo Pellicer, Bernardo de Almeria; Almendros Camps, de Candamo, no recu recuerdo quien la casa donde yo vivi aquellos bes, sentimental, colorista, anarJaén que Benavente habia señamás. Nos metimos todos en un lado, José Sánchez Rodriguez, de mojado ómnibus yerto, que arranmeses de extraña primavera em quista y modernista, de todo un co trepidanteauvo tra pezada en Andalucia, retraida en poco jay! mucho. Llovía largo Málaga: Ramón de Godoy galley la Mancha, cambiada de pronto fuera dentro, humo plomo, fego (Los Machados no habian teo estallador contra los adoqui en Aranjuez, anulada, sepultada, rreo estrepito diferente. Yo, en hecho su aparición en nuestro nes dominábamos a gritos falsos olvidada en Madrid. Mayor 16, pl ninguna parte. Cuando quise al horizonte: Unamuno, aun cuan o verdaderos.
Mnrimera vista so ultimo, amable familia grana morzar, cené.
do nos llevaba 20 años, no habia de Madrid interno fue la ensadina El almuerzo olia, pero yo no las de la mañana siguien publicado sus poesias, o nosotros banada estatua de Moyano. Feo. me hice cargo Villaespesa, aca te, Villaespesa (abrigo levita ca no las habíamos visto. la Luego vi las torres de pizarra en bando todos de subir los 200 es nela y pelado sombrero de copa) vuelta con el crepúsculo y el el cielo cerrado. Más feo. Luego, calones, me pidió que le leyera estaba en la puerta de mi alco cansancio, una honda nostallas escaleras oscuras de madera en el acto mis versos; y sin ba; y a su casa los dos. Yo iba gla me cargaba de realidad vifregada. Feisimo. Bruma intima, preocuparme de otra cosa, sin ver todos los días o veces a casa sible En realidad visible, yo asco amargo, ablerta melancolia, ya nada ni a nadie, bajamos los de Villaespesa, calle del Pez (y no sabia a esa hora ni a nindeseo de volverme en el omnibus dos los 200 escalones, entramos algunas veces a la de Rubén Da guna otra, a qué habia venido mismo a Moguer de mármol, re en el café que había en la misma rio, que estaba a la vuelta, calle Madrid, para que estaba en Mas las verde, cal, tejas amarillas con casa, y alli, mientras no sé si to del Marqués de Santa Ana, un drid. Escribia, eso si, febrilne flores, sol rubio en todo, bellisi mábamos no sé qué, le lei todos piso bajo con algo de cárcel, y en te, ordenaba mis versos y entra mo. Pero llegamos también a mis versos, mi profuso libro Nu ella ya Francisca Sánchez, ar ba en muchas imprentas en to