REPERTORIO AMERICANO EDITOR GARCIA MONGE CORREOS LETRAX En Costa Rica SUSCIÓN MENSUAL 00 Exterior EL Eestre, 50 00 am SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA El suelo en la unica propiedad plena del hombre y tesoro comunque a todos louala, por lo que para la di cha de la persona y la calma publica no se ha de ceder, ni tiar a otro ni hipotecar jamas JOSE MARTI.
Giro bancario sobre Nueva York Osvaldo Spengler, poeta de la Historia Por MANUEL MORENTE De El Sol. Madrid.
Primero leyó todos los libros y escudriño todos los parajes del conocimiento: fué mafemático y astrónomo, fue fisico y químico, fue economista y sociólogo. Luego contemplo con fruición todas las obras del arte: escucho y miro los cuadros, recitó los versos sublimes con arrobamiento y palpó con embeleso los viejos bordados populares, des.
cifro los intrincados relieves y computó las proporciones de los nobles edificios. Más tar de se propuso revivir todas las vidas de to.
dos los pasados humanos y emprendió el via.
je infinito por las historias de los siglos: qui so ser escriba egipcio, y filósofo griego, y procónsul romano y mandarin chino, y fraile clunincense, y caudillo wikingo y humanista italiano, y marques versallesco.
cuáquero americano. Por último, se sumergio en la lectura de los filósofos, para buscar en ellos el ultimo secreto, la clave suprema que le ayudase descubrir el enigma de la irreductible diversidad, Pero como no encontrara la ansiada unidad de lo diferente, la desesperación invadió su animo, y entonces resolvió recluirse entre las cuatro paredes de su libreria, y alli, a solas con sus ingenles experiencias, fuese apartando poco co del mundo, fuese elevando por encima de vspacio y del tiempo, contemplo la historii humana desde la atalaya de la eternidad y orquesto esa magnifica sinfonia de los culturas que se llama la Decadencia de Occi பவ po jetas Phe ciente نعوعسل Oswald Spengler Dibuio de Juan Carlos Huerto universal de la Humanidad pone las historias de esas distintas e irreductibles Humanidades.
Pero tan pronto como la tendencia diferencial ha llevado a cabo su labor de pulverización histórica sobreviene en Spengler el empuje de la tendencia contraria, el afan romántico unitario y constructivo, e inventa entonces esamorfologia natural de las culturas, que somete las distintas esencias humanas a una ley biológica de desarrollo uniforme, con iguales trámites de naci.
miento, juventud, virilidad, senectus y muerle. Asi, una vez lograda la atalaya eterns que se cierne sobre el tiempo y la historicidad la misma que en las filosofias romanticas de la Historia Spengler se entresa desenfrenadamente al entusiasmo poético de construir las analogias y homologins his tóricus Aqui, el caudal de los temas man diversos se armoniza en magnificos acordes musicales de una grandiosidad sublime. Poy encima de los siglos y de los continentes, lus formas manifestativas de las distintas eul turas abrazanse en un conjunto ordenado de significaciones similares. Esas distintas cul.
turas se revelan en desarrollo paralelo y su a ritmos iguales de sucesión y de pro.
ducción Surgen entonces las más sorpren.
dentes comparaciones y afinidades. ese mundo historico, que en el primer momento parecia con su abigarrada diversidad radi.
calmente rebelde toda explicación inteligible, a toda unidad de sentido muestras ahora por doquiera regularizado, sujeto a ley, necesaria y fatalmente prescrito por la uniformidad biológica con que cada culturu vive su vida milenaria.
De esta contradicción radical en el pensa miento de Spengler derivanse las principales causas que han producido el formidable ext.
to de su obra. Los elementos más diversos han encontrado acomodo en el inmenso poc ma de la Humanidad historica. El matura lismo, el irracionalismo, la incomprensible voz de la raza y de la sangre, conviven con la formula inteligible de un desarrollo re.
gular, uniforme cabalmente prescrito. La necesidad fatal se codra con la libre fantasia simbólica. La fe en el destino se abraza con la sumisión upática al fato histórico. no hay aspiración o ideal de grupos de individuos que por algún lado no haya encontrado upoyo y fustificación en la selva magnifica de la morfologia de las culturas Tipieu producción de nuestro tiempo, la Decaden.
cia de Occidente hallase en el limite justo entre dos grandes épocas. Como Jano bi fronte una de sus caras mira al inmediato pasado, manteniendo la firme creencia una filosofia no histórica de la Historia, mien.
tras la otra cara, orientada hacia el futuro, considera el ser humano como pura y total.
mente histórico y bosqueja ya vagamente una concepción radicalmente histórica de la rea.
lidad. Pero la Decadencia de Occidente se publicó en 1918. Hace diez y ocho años. Hoy trepida rapidisima la vida, y el libro parece ya viejo. Su autor, que ha muerto joven, ha dejado de sí rastro imperecedero. De su per.
sona y de la nuestra no hay para qué hablar.
lución rectilinea. En su lugar destaca migistralmente sus diferentes unidades que el llama culturas y que constituyen otras tan tas realidades históricas separadas, estancadas, ajenas unas a stras, incomprensibles unas Petra para otras En lugar, pues de la Historia La obra de Spengleres en verdad el último poema sinfónico del romanticismo (estoy seguro de que esta metáfora musical li hoa bria gustado mucho. Su grandeza y su de bilidad proceden de una misma raiz: el empeño de comprender la Historia desde fuera de Historia. Por una parte, Spengler percibe como nadie lo que en cada fenomeno historico hay de peculiar, de propio, de unico e irreductible La inmensa riqueza de su erudición, su sentido insobornable de la realidad pretérita, le hacen ver las diversidades del pasado con toda precision No consiente asimilaciones superficiales y se complace en subrayar los caracteres diferenciales entre cosas y personas que a a spiritus débiles aparecerian quizá como comparables. Mas por otra parte acúciale como a todos los románticos el afán de descubrir bajo los distintos hechos históricos una ley de evolución y de desarrollo, una unidad ideal, superior a la Historia efectiva y que confiera a ésta su sentido trascendente Entre estas dos pro.
pensiones, que furiosamente se combaten en su animo, Spengler no logra encontrar sinte sis ninguna. He aqui su tragedia. He aqui la fuente de su grandeza y también de su de bilidad Niega in unidad de la Historia. Niega la existencia de una Humanidad inien, tendida a lo largo de los siglos y distribuida en los ámbitos de la tierra. Niega que haya Histo ria universal. No la hay, porque no hay un solo tipo humano, sino muchos y totalmente diversos unos de otros. Acumuia los más tre mendos dicterios sobre los tópicos manidos de Historia humana, Historia universal, evo. Sacamos esta nota del prólogo del Elo gio de la Estulticia, de Erasmo. Tradución directa del latin de Julio Puyol. Edición de la Libreria General de Victoriano Suarez. Madrid. 1917.
De la persistente influencia erasmiana en tierras españolas, es buena muestra querido Julio, un volumen que estas dias he recibido: titulase Libros y libreros en el siglo XVI. y figuentre las publicacinnes del Archivo general de los Estados Unidos Mexicanos (Mexico, 1971. Prohibida la lectura de Erasmo por la inquisición, Erasmo seguia leyendose, mas o menos ocultamente, en nuestras colonias. Alonso de Castilla, mercader en México, poscia en 1561 Enquiridion erasmiano Mandados recoger, en aquella región, por los anos de 1586, los libros prohibidos, los comisarios del Santo Oficio haIlan que un sujeto lee el Enquiridión, y dos el Libro de la oración y otros dos los Colloquio, y tres los Escolios a San Jeronimo uno el tratado De conscribendis epistolis, y nada menos que diez y ocho poseen los Adagia. Son mercaderes, estudiantes, clerigos, frailes, rédicos y hasta oidores. To dos se hallan contaminados de erasmismo, y harto hacen los inquisidores con limitarse a recogerles los ejemplarest Adolfo Bonilla y San Martin.
Setiembre de 1916 en Imp. THERE