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916 REPERTORIO AMERICANO Despues del Congreso de los Por BENJAMIN CREMIEUX De la Nación. Buenos Aires. Envio de o. Santiago de Chile nic ntr que el fondo hombres asesinados, el pan muchas El publico argentino ha demostracio oncta el Congreso Internacional de la Federación de los EN Clubs, un interés apasionada que sorprendió a los veteranos de los trece congresos anteriores. Jamás, en ningún pais, nuestros debates habían sido seguido, con tanto ardor y tanta comprensión ciertamente, doy su parte, una gran parte. curiosidad despertada por presencia de hombres de tan diversos y tan representativos como un Stefan Zweig, un Jules Romains, in Emil Ludwig un Geor Duhamely por la posibilidad de verlos, a lo largo de la jornada, vivir. hahlur, discutir entre los. Pero no menos de las cuestiones planceadas y discutidas; aunque fuese acedentcamente, tocaba en lo más vivo de ins preocupaciones actuales. Las ideologias que chocan actualmente ofrecen ese car carácter par ticular de no permanece confinadas en el plan de las ideas, sino que se traduc traducen en hechos concretos, en aprisionados, xilados, o reducid:s a morir de hambre después de haber sido despojados de sus medios de ganarse el Lo que apasionaba secretamente a la muititud que se npretaba frente a las puertas de Consejo Deliberante para ser admitida en las tribunas o en las galerias: y a la multitud, mayor aún, que seguia por radiotelefonin las sesiones, era el deseo de saber que pensaban de los problemas esenciales que se planten en este ano de 1936 los escritores de todos los valores y todos los países venidos a Buenos Aires. Con más o menos conciencia, en efecto, el hombre de la calle, el common reader (ese lector medio y desinteresado del que se hablado tanto. se dijo que si los escritores que admiraba se mostraron capaces de analizar y evocar héroes históricos o imaginarios con un notable sentido paleológico y social, su juicio sobre los acontectmientos actuales, sobre las doctrinas de moda, sus esperanzas para el próximo porvenir de la humanidad tenian tanta o más Impor.
tancia que las fórmulas simplistas de los pliticos de partido.
Podian esperar e choques de doctrinas más o menos violentos entre los diversos delegados al Congrito. Normalmente, por ejemplo, un representante declarado del fascismo italiano habría debido pronunciarze contra todo liberalismo y firmar en contra de la idea de que la guerra es un flagelo y de que la humanidad no tiene ningún bien moral que esperar ds ella. Pero hubo unanimidad para proclamar la libertad de escribir, para protestar contra toda censura y toda restricción de la libertad de expresión; para declarar la guerra a la guerra. Hubo unanimidad también contra todo odio de raza. El antisemitismo no encontró un solo defensor. Igualmente hubo unanimidad para proclamar la superioridad de la razón de lo espiritual. Nadie 808tuvo que los derechos biológicos de la raza, los derechos del Estado fueran superiores los de un pensamiento lógico y sano, ni que la verdad científica debiera pasar después El individualismo absoluto no puede lloreer sino en una sociedad estable, fundada sobre valores absolutos. En tal caso, en efecto, las afirmaciones mas atrevidas ca.
Tecen de importancia absoluta, y sobre todo los escritores más audaces están contenidos refrenados por la opinión dominante. Su individualismo absoluto no es, en el fondo, más que una ilusión.
En una época tan agitada como la nues.
tin, cuardo una paradoja hábilmente lanzada puede tener matunzas por consecuencias, el individualismo debe tener el sentido de su responsabilidad Tomemos un ejemplo, el de Gobineau Cuando en medio del liberalismo y el igualitarismo de su tiempo Inzaba las paradojas de su teoria de las razas y de la superioridad de germano, kabia que sugidras no tenian ninguna proba bilidad de salir del plano de las ideas si hubidra previsto el uso práctico que Hitler haria de sus ideas habria vacilado antes de exponerins.
El escritor de hoy, si debe ceder siempre Ins exigencias de su demonio interior, de su inspiración, está obligado a tomar consciencia del mundo que le rodel, a reflexiowar sobre las condiciones de existencia de la civilización, a combatir si no se quiers trai cionar los derechos del espiritu contra todos los atentados cometidos por los poderes temporales contra la civilización. Ciertamente, hay casos en que esta toma de consciencia es delicada; en que diversas parecen posibles. Pero hay casos también en que la vacilación no es admisible, y ello ocurre cuando los derechos del espíritu, y los derechos de todos al espiritu son desconocidos.
Para decir su palabra en e discordnnte concierto provocado por la crisis moral económica de la humanidad, el escritor necesita un margen de libertad que se le niega en muchos paises, y que la Federación reivindica cada año con una obstintción a la que nada desalienta.
Por primera vez un congreso Nba dirigido un mensaje a los gobiernos y los pueblos para recordarles los principios de la bertad, de tolerancis, y de paz y advertirles solemnemente que una nueva guerra serin el hundimiento definitivo de la civilización. En mi opinion el párrafo más notable de ese mensaje es aquel en que se denuncia la nueVa guerra de religión que parecs prepararse y de la cual la desdichada España constituYe el Lamentable y desolador ejemplo, Nadie se atreve a sostener hoy que una guerra mundial podria materialmente aprovechar a ninguno de los beligerantes. Todo el mundo parece estar dispuesto a reconocer que las cuestidaes territoriales, aun las más compitcadas, pueden arreglarse por negocinción o por arbitraje Pero he aqui una nueva causa do guerra: el fascismo y el comunismo se niegan mutuamente el derecho de existir El ultimo discurso de Hitler, en el congreso de Nuremberg, es una verdadera declaracion de guerra a la Unión Soviética. Los escrito.
del interés nacional o someterse a él, como re enseña en la universidades alemanas. no creáis que si los delegados alemanes nacional socialistas hubieran estado all la unanimidad sobre todos estos puntos no habria obtenido en la misma forma. Hace tres años, en el congreso de Dubrovule, en Yugoslavia, no Bhallo un solo escritor alemán que defendiera los autos de fe de librog ordenados por Hitler y Goebbels: más aun: los delegados alemanes señalar el hecho de que los escritores judíos no habian sido excluidos del Club de Berlín.
Hay, en efecto, doctrinas del uso interno que son insostenibles dentro de una asamblea in ternacional Es posible que algunog delegados, al azociarse a las declaraciones del Congreso en favor de la libertad de expresión, de 19 tole rancia social y religiosa y del mantenimiento de la paz, no lo hayan hecho sin reservas mentales. Pero la hipocresia, decia Vauvenargues, es un homenaje que el vicio rinde la virtud.
Resulta sin equivoco, pues, del congreso internacional de Buenos Aires, que por una parte, la libertad y la tolerancia (incompacon regimenes totalitarica. y por otra parte, la paz (incompatible con los llamamientos a la violencin) parecen a los escritores de todos los partidos las condicio nes mismas de todo progreso y de toda felicidad colectiva El wegundo tran hecho que se desprende del congreso de Buenos Aires y que importa señalar tan enérgicamente como las ante.
tior unanimidad sobre la paz y la libertad, es la importancia atribuida a la función socini del escritor Con diversos matices, tanto Victoria Ocampo como Georges Duhnmel, Fidelino de Figueiredo y todos los de legados que participaron en el debate ra.
lizado sobre eae tema, insistieron en el hocho de que el escritor no está aislado, que no puede retirarse a una torre de marfil atrincherarse sobre su diferencia en cial. como decía Paul Claudel. Asi se afir: ma el ronunciamiento de los escritores al individualismo absoluto que profesaban en tiempo del romanticismo y aun al finalizar el siglo xix.
opiniones tibles