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264 REPERTORIO AMERICANO Agradecimiento a Romain Rolland Por STEFEN ZWEIG De La Nación. Buenos Aires, Rep. Argentina, 26, enero, 1936 El autor de Jean Christophe cumple hoy 70 años de vida. Con este motivo nuestro eminente colaborador le dedica el presente mensaje.
Romain Rolland Durante años y años se ha aglomerado en nuestro corazón la gratitud que hoy queremos manifestar públicamente la gratitud, el afecto y el profundo respeto hacia ese hombre incomparable que consideramos honra de Francia y conciencia de Europa. Somos muchos, en todos los países, la mayoria ignorándonos, los que le estamos profundamente reconocidos por alguna acción, por este o aquel libro y por su ejemplo vivo; muchos los que, al preguntarnos sinceramente. de tdus los que viven, quién me ha influido moralmente en mayor grado y quién ha modificado más decididamente mi vida?
contestamos na turalmente: Romain Rolland. Dónde se hallan las raíces del poder con este hombre adqurió una autoridad, por encima de los lenguajes y de los paises, sobre tres, o ya cuatro, generaciones, comparable solamente a la influencia que sobre otro grupo de la generación precedente ejerciera Tolstoi? Ese poder no ha manado del escritor solo, aunque ha sido enorme el efecto de sus libros sobre nuestra juventud y sobre todas las juventudes. Porque un autor, un artista, no influye sino parcialmente con lo que escribe manda imprimir. Sólo ad quiere verdadero poder sobre los hombres cuando su vida, su existencia y su personalidad confirman su palabra y su ensefianza. Muchos, y aun la mayoría de los escritores, no son más que narradores y se les estima ima en en el sentido en que se estima, en los salones, en sociedad, un causeur brillante, a un narrador ocurrente, a a un hombre que ha corrido mucho mundo y recogido muchas experiencias. Tales escritores tienen un público, a veces, un público fiel y Pero unos pocos entre los artistas y escritores crean por medio de su obra, además, un contacto personal con el lector, despiertan en él una confianza casi religiosa.
Cada uno a tal artista como tipo de hombre que evoca ellos quisieran ser, en fondo, como un hombre en que lo humano se ha cumplido en un grado más elevado, mas apasionado más consciente que en ellos. Esperan su palabra antes de tomar una determinación, solicitan su consejo desean hablarle, dejarse guiar y orientar por él, y se sienten unidos a su persona por un fervor voluntario, una confianza absoluta e ilimitada.
El mejor ejemplo al respecto lo constituye la existencia de Romain Rolland. Creo que a pocos hombres del mundo han acudido tantos individuos para pedir consejo como a Romain Rolland Quien se hallaba ante un conflicto de su conciencia, quien estaba indeciso respecto a sus tiempos de paz y de guerra, quien se sentia agobiado por una urgencia del alma.
quien levantaba la mirada, en sus dudas, hacia una última instancia espiritual y moral que estimaba decisiva, se dirigia a este ser más tolerante de nuestro mundo patéticos, ante la inexorabilidad dura y severa de la vida. Pero aparte de ese idealismo superficial, que es, como quien dice, una miopia del cerebro, existe otro que yo llamaria el idealismo trágico, trágico o heroico, la gran fe indestructible de hombres que según una inolvidabe definición estampada en el Jean Christophe conocen la vida y, sin embargo la aman Rolland no se engaño nunca respecto a lo trágico de la realidad: conoce mejor y siente más intensamente que la mayoría de los artistas de nuestro mundo el sufrimiento inagotable e inexorable que pesa sobre la humanidad. Más exactamente que todos reconoció, en su Clérambault y en sus obras críticas, los vicios espirituales en que las masas recaen siempre de nuevo, el goce de unirse en hordas, de embriagarse con mentiras y frases, de menospreciar la libertad mienella cuando se entrega a un individuo aistras la disfruta un pueblo y de abusar de lado en la forma del poder. Tan grande en su condición de historiador como en la de autor y pensador, conoce el fato ra gico de todas las revoluciones, sabe que terminan en dictaduras porque empezaban con un exceso de libertad, y por las biografias de los artistas preclaros le consta que todo lo grande y decisivo de este mundo siempre ha nacido del dolor y del trágico sufrimiento. Si hubo uno que ja más se dejara engañar por cualquier ideologia, ese ha sido Rolland, el idealista heroico. Pero, pese a todo su saber, ha permanecido confiado y ha inculcado la fe a un incontable número de hombres de nuestros dias, por obra de aquel maraviloso quand méme que, no obstante todo el vida. afirma en él, en definitiva.
la Tal idealismo seria de por si nada más que una disposición del alma, una condición latente. Sólo se convierte en una fuerza gracias a otra capacidad del temperamento: el valor. El verdadero artista, para resultar eficient cesita sienpre, aparte de su talento. co congenito, la fuerza elemental de su carácter, y la intrepidez con que Rolland ha insistido en su fe en ciertos valores eternos e indestructibles de la humanidad, que le ha conferido verdadero poder sobre los hombres.
Rolland jamás temia quedarse solo, jamás ha mirado en torno suyo para averiguar si le rodeaban muchos o pocos, y aun cuando era uno contra todos, un contre tous. osó hablar y sigue atreviéndose. una época posterior reconocerá que precisamente este más apasionado amigo de la paz ha sido, al mismo tiempo, el luchador más valiente de nuestra generación Es de nuestro deber testimoniarlo. Puos en una hora decisiva y no sólo en una hemos oido su palabra decisiva. Nunca olvidaremos como nos alcanzó en ese entonces, al comenzar la guerra, cuando todos sritaban en forma horrible su entusiasmo, o callaban asustados y confundidos, mientras él levantaba la voz con su primer articulo Au dessus de la mélée. En ese instante, en que Europa se destruia práctica(Pasa a la pág, 271)
grande percibe o a un vive lo que actual con la misma fe con que el creyente se dirige al sacerdote. No me avergüenzo, no, me siento orgulloso ue haber sido por años y más años uno de los que evocaban su nombre antes de realizar muchos actos, por asi decir, como un espejo de la conciencia, para preguntar, antes de hacer algo, antes de pronunciar públicamente una palabra: Qué pensaría Romain Rolland de eso. y que ante la duda siempre hallaban seg! confirmación en este amigo tan bondadoso y digno de confianza. Es difícil describir el bien que se experimentaba cuando se había logrado hallar un placeme en aquellos ojos azules, penetrantes y al mismo tiempo, sin embargo, relucientes. De cada una de esas peregrinaciones al lago Lemán volvíase reconfortado, aguijoneado, purificado, más bondadoso con respecto a los hombres y más confiado respecto la vida, porque se acababa de experimentar, de hálito a hálito, la presencia un hombre verdadero y cabal Este poder confirmativo de Rolland que experimentaron cientos de miles y millones, está fundado en un idealismo indestructible. Sé que idealismo es un término enojoso que recuerda involuntariamente la del pensamienialidad, o cierto infantilismo de la visión, y que, paulatinamente, nos van mereciendo cierto respeto mezclado de compasión todos los que se regocijan con las be las palabras de libertad y progreso como niños con bolas de vidrio multicolores, y que, con ojos luminosos de buena fe, vuelven siempre a jugar con ellas. El idealismo es muy frecuentemente una cobardía ante la visión verdadera de la verdadera vida, una fuga hacia bellas palabras, hacia sueños como a resoluciones en