Sandino

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San losé, Costa Rica 1936 Jueves 23 de Abril Tomo XXXI Núm. 18 Año XVII No. 753 Decadencia y desolación del Libertador presidente Dos novelas ecuatoriana Carlos Aponte, coronel de Sandino Recado sobre Pablo Neruda El poeta chileno Pablo Neruda dice que el mundo de la sensación de que se hace pedazos Gabriela Mistral Los versos de Jean Argente SUMARIO Joaquin Tamayo Golpeando en verso Manuel Navarro Luna Alberto Guillén Augusto Arias El burro por delante Gabriela Mistral Don Ramón del Valle Inclán El monstruo de la United Fruit tigue tragándose las tieAladro Prals Julieta Carrera Tablero Emilia Prieto España, moral de siglos Jean Argente Alberto Guillen Pedro Henriquez Wrera Juan del Camino Américo Castro ras del Sur La dictadura boliviana estuvo edificada Decadencia y desolación del Libertador presidente Por OAQUIN TAMAYO De El Tiempo. Bogotá Agosto 31 de 1935.
sobre la idea, convertida en dogma, que los venezolanos, granadinos y quiteños, eran incapaces de asimilar y aplicar la noción elemental de un gobierno representativo Este concepto equivocado en principio tuvo visos de verdad en su desarrollo inmediato, y analizado con criterio tolerante, habria podido considerarse como una calamioad común, en lugar de servir como ir vió de ariete politico a los mantenedores de la tradición boliviana Consciente y resueltamente el libertador presidente, renunció a la tarea desagradable y comp. eja de ilustrar a sus conciadadanos sobre asuntos arduos e ininteligibles; con un conocimiento adecuado, casi perfecto de la mediocridad del ambiente, de la pobreza espiritual del momento y del principio disociador que fatalmente terminaria por destruir su ensayo creador, aplicó según su ilustrado criterio y sus ine inacio nes personales determinadas normas de administración pública, no muy diferentes de aquellas, de sabor castellano. antaño rechazadas con orgullo y soberbia por él y sils compañeros de la primera etapa revolucionaria Esa disparidad de criterio, ese antagonismo exagerado y brutal entre el ideal republicano del año 19 las formas duras y antipáticas del caudillaje del año 29. habilan colocado en aprietos a otro menos conocedor de las debilidades del pueblo.
Pero el dispensador de todos los beneficios, no podía ni tenia por qué sentir ni adivinar la acción indirecta de resistencia a sus acciones, ya que para la mitad de los colombianos, el gobierno de la dictadura era el mejor de que tenían noticia. Existia además una condición excepcionalmente favorable para el jefe del Estado; las modalidades de su gobierno tenían la peculiaridad irestimable de confundirse con la persona del Libertador, siempre y cuando que, de ellas resultase algún provecho objetivo pues con olvido de las responsabilidades efectivas, en cuestión de impuestos, y tropiezos de otro orden, los ministros del conséjo cargaban con esa paternidad Doco provechosa. Tal era a grandes rasgos, el modo de aceptar y de juzgar esa insoportable repartición de beneficios y humillaciones.
Sobre ese concepto de republicanis. no artificiosamente conservado, se destacó cor claridad creciente el cesarismo. No tanto como resultado positivo de las inclinaciones intimas del presidente como per culpa de la mentalidad estrecha de sus coBolivar Dibujo de Alberto Arango laboradores inmediatos, del cinismo de 103 militares y de las mismas faltas de un ré gimen decadente. En aquel momento, les planes dictatoriales partian del conocimiento de su propia conveniencia; asi se explica la sensación de desagrado, de terror y desconcierto, compañeros en las filas gobiernistas de una idea falsa y exagerada de su propio valor. La revuelta de Valencia y la separación de hecho de la provincia de Venezuela, fueron el toque de alarma de ez incendio sin fin.
Para Bolivar, más interesado que ningu no en el desarrollo natural de sus proyectos, la actitud agresiva de Paez fué indicio revelador de un desequilibrio potico, che art. enazaba la existencia misma de la Graa Colombia. Sin ilusionarse con los detalles de segundo orden que aún eran favorables a su destino, comprendió rápida y seguramente los efectos desastrosos para él y su obra de esa separación airada. Desde Cartago, en viaje hacia Bogotá, al tener noticia de sucesos de semejante trascendencia se apresuró a escribir a Castillo y Rada. Esas lineas escritas de carrera, scio dan la primera impresión, alarmista per sobre todo, un poco deprimente, rotunda en sus juicios, equivocada desde luego, pelo ben pueden aceptarse como muestra de su aciocinio Ayer he recibido la horrible noticia que ha venido de Venezuela, mas por el modo que en la esencia: esto puede tener resultados muy fatales, capaces de disolver la república. Usted sabe que yo he pensado siempre que Venezuela debia devidirse de la Nueva Granada, pero si este país no se une entre si y con el Sur. Colombia se arruina completamente. Yo he perdido mucho con este movimiento, porque se me hi. privado del honor de dejar el inanco espontáneamente. Además, la infamia de ini pais nativo me recuerda los crimenes de Atenas; y esto unido a los desastres que temo, me despedaza el corazón. (1) Lecuna Cartas del Libertador Tomo IX. 227.