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REPERTORIO AMERICANO EDITOR: GARCIA MONGE CORREOS: LETRA En Costa Rica SUSCRICIÓN MENSUAL 00 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA El suelo es la única propiedad plena del nombre y tesoro comunque a todos iguala por lo que para la di cha de la persona y la calma publica no se ha de ceder, ni fiar a otro. ni hipotecar jamas. JOSE MARTI.
Exterior: El semestre. 50 El año, 00 o. am Giro bancario sobre Nueva York LATITUD ECUATORIAL II la memoria de Juan Montalvo D Por AMANDA LABARCA Envio de la autora. Ciudad de Panamá, Julio de 1936 (Véase la entrega anterior)
vo un héroe: ahora, un grande hombre: grande por igual en sus flaquezas, en sus miserias como en sus merecimientos. La admiración ingenua ha cedido el paso la simpatia misericordiosa. Qua ésta es la pasta de que estamos hechos, Dios mio, en que toda luz tiene su sombra y toda superioridad su flaqueza bochornosa!
Quito De Quito al cielo hay muy poquito y en el cielo un huequito, para mirar a Quito dice la copla popular. cuando la oi en Santiago, tuve una sonrisa irónica, lo confieso. Asi soma de ignorantes.
Esta anidada como las águilas, entre las serranias. Por las fal.
das de los volcanes, extiende sus calles que siguen las onduiaciones del terreno, y ora suben como descienden. Se cortan alaprich del relieve montañoso. Para atravesar más de una er. cricijada ha habido que construir ua puente, y mientras la calzada de oriente a poniente va en un placapitulo sobre Simón Bolivar. iores espirituales y sabe honrar no, la de sur norte corre su prosa vuelve a traerme no sé los.
mahai metros más abajo.
que recuerdos inolvidables de la me digo para mí misma que Elevada en el macizo andino, infancia, Olmedo, el Canto a Ju en Chlie ninguno de nuestros muy próxima a los tres mil menin Delirio del Chimborazo, grandes escritores tiene home tipos de altura, sus tardes son todo aquello que fué alimento de naje semejante. Precisa una ma resces; las madrugadas frias. En admiración por hombres que ima sa sensibie y un pueblo respetuc los picachos que la cercan, la maginé inmortales so de la inteligencia para que se no habil del labriego nativo dEl dignisimo depositario de los lleven a cabo tales ofrendas pós buja tablas de ajedrez con sus recuerdos montalvianos, el escri tumas. Una de las calidades del sembrados. No un rincón que tor don Carlos Bolívar Sevilla, me alma ecuatoriana es esta capaci no cultive primorosamente, La muestra la completa colección de dad de admiración respetuosa. cebada, el maíz, el trigo, cada obras que se han escrito so Más tarde, y tan pronto como uno tiñe con su matiz especial la hre don Juan y me ileva después me ha sido posible, he leido falda montañosa de este Andes, al cenotafio que guarda sus desbro que le ha dedicado última que no es hostil ni pétreo como pojos. Mientras le contemplo, pien mente el gran escritor contem entre nosotros, sino que aqui, en so que entre los dones inmereci porjineo don Oscar Efrén Reyes. la latitud ecuatorial, viste de terdos que me ha prodigado la vida Su Vida de Juan Montalvo es un ciopelo no es éste el menor que me hadocumento humano la vez emo Dejaré para otra oportunida el ya traído hasta aqui, a a cumplir, cionante, trágico y comentario de sus templos riqui de mujer, una esperanza que de Allí está el hombre grande en simos en arte y el elogio de los niña me pareció tan imposible coaus genialidades y en sus mise. escultores que supieron dar a la mo el coger una estrella. rias. Tan mal avenido con la viplata, la piedra el cedro, tonaEn una capilla laica, de ineas da, como consigo mismo. En lulidades carnales.
severas y armoniosas proporcio cha con su temperamento; incon Ahora diré solamente del ciesitio del altar, se le gruente, llevado por sus delirios lo quiteño, bruñido, azul, transvanta la urna de Intelectuales hasta olvidarse de parente, diáfano, cristalino, cielo que se derraman haces de luz. Es sus más caros sentimientos: Suque sonrie con una mirada tan la ofrenda del puebio natal al friendo y haciendo sufrir, envol pura que acaricia y bendice. al hombre que sufrió la muerte en viéndose en odios y arrojando ra mismo tiempo, mirada que si se suelo extranjero. Es la ofrenda yos.
recibió una vez no se olvida jade un pueblo que aquilata lor va De niña, miré en Juan Montal más.
Ambato Nada hay más bruñido y azul que el cielo de la mañana en la sierra ecuatorial. Ningún adjetivo es capaz de describirlo, ninguno puede evocarlo en su limpidez evangélica Es de tan inmaculada esencia que disuelve e!
espacio. Todo está cerca y lejos a la vez; cerca, porque se divisa con una diafanidad perfecta; lejos porque hemos de recorrer mucho trecho para llegar a tocar lo que tan ecrca nos parecía.
Bajo el cielo en una hondo nada verde en que tanto medran tos durazneros como los naranjos nació uno de los ecuatorianos más ilustres que ha visto el mundo: Juan Montalvo Descendemos del tren, alli, en su villa natal: Ambato, pora no egar a Quito sin hacer cumplido la piadosa peregrinación.
Hace años no dirs muchos porque no los he sentido siendo una rapazuela, cayeron en mis manoj los Siete Tratados.
la lectura olvidé casi todo el contenido, mas no la simpatia que we inspiró un estilo que tan pronto fluia con la sobriedad de agua clara, como echaba todas las espumas, las luces y las cascadas de la época romántica. Después, adulta y mujer, más de una vez volví sobre mi afición de niña y sin buscar en vida del autor, tuve por Montalvo esa admiración ferviente que suscita el trato con los héroes.
Heme, pues, ahora en su suelo natal. En esta casa hoy transformada en biblioteca pública de ciudad vió la luz. Aqui se guardan con piadosa unción los manuscritos de sus obras maestras, pergeñadas a pluma, con una letra pareja, con tal seguridad en la expresión que no se advierten enmendaturas de importarcia. Penetrada de profunda emoción, como si algo de su mano, corriese aún por el papel, leo el párrafo inicial de Los Héroes. Al tiempo que el Genio de la guerra se coronaba emperador de Francia por mano de un pontifice cautivo, corria la Europa un hijo del Nuevo Mundo, poseido de inquietud indefinible que le daba punto de reposo. Es el orte corre diez hay un lash de grama.
doloros.
nes, en el sitio de de bronce, sobre la imp. La Tribuna