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REPERTORIO AMERICANO 103 del Gobierno de los Estados Unidos en forma y por medios desconocidos para el Gran Jurado. Recordemos que es en 1936 cuando el Departamento de Estado resuelve encarcelar a Pedro Albizu Campos y compañeros. Pues para encontrar motivos ese ostentoso Gran Jurado tiene que rastrear su olfato inquisi.
torial hasta 1933. Lo rastrea porque sólo asi atando y atando manifestaciones espontá.
neas y públicas de hombres que quieren ser libres, que necesitan ser libres porque no na cieron para estropajo del yanqui imperialista, puede justificar en apariencia las sentencias condenatorias a la cárcel de Atlanta Cecil Snyder es un fascineroso convertido en juez de investigación por el Departamento de Estado. De ahí que el documento acusatorio sta la pieza más cinica y sombría que el imperialismo yanqui puede formar para acabar con ocho voces honradas que no han hecho sino defender de la barbarie a Puerto Rico. a la barbarie la llama el Departamento de Estado autoridad del Gobierno de los Estados Unidos. Si, es claro, tiene que darle nombre pomposo, porque en esa forma deprime al puertorriqueño y lo presenta como a un ser miserable empeñado en adquirir independencia. También tenemos que dar a conocer el siguiente pasaje del documento de Snyder: Fué parte de la mencionada conspiración que los acusados, que eran lideres oficiales, miembros activos y en dominio del Partido Nacionalista de Puerto Rico, un partido político local debidamente organizado de acuerdo con las leyes de Puerto Rico y compuesto por un gran número de personas, el número de las cuales es desconocido para este Gran Jurado, procurarían, inducirían, in citarían y alentarian a los miembros de di.
cho partido Nacionalista y a otras diversas personas, cuyos nombres son desconocidos para el Gran Jurado, para que que se unieran a ellos con el fin de lograr la independencia politica de Puerto Rico de los Estados Uni.
dos mediante la fuerza y la violencia y una revolución armada contra los Estados Unidos, en la que los acusados individualmente, y como lideres, oficiales, miembros activos y personas en dominio del Partido Nacionalista de Puerto Rico tomarían parte activa y directa. Contienen los párrafos anteriores el motivo de la persecución del Departamento de Estado contra Albizu Campos y compañe.
ros. El inquisidor Snyder ha tenido que revelar el fin de su investigación para poder justificar el acopio de datos desde tres años anteriores a la fecha en que el Departamento de Estado le dió autoridad para acusar a los luchadores de Puerto Rico. Lo revela diciendo que conspiran contra los Estados Unidos pidiendo la independencia de Puerto Rico Pues todo lo que ese yanqui en funciones de juez logra amontonar en su voluminoso informe es nada más que lo que el puertorriqueño viene haciendo por conquistar su li.
bertad. Por esa libertad robada por el Departamento de Estado que necesita la factoría insular, se organizó el puertorriqueño en un partido. Creció inmediatamente el afilia.
do de verdad. El Departamento de Estado frunció el ceño, pero no pudo contener la avalancha. el partido extendió por la nación entera el centro de combate. disgusto al Departamento de Estado, que empezó a mover la fiereza de sus milicias de ocupación. Provocaron conflictos las milicias y como se las habia instruido para el crimen, llegaron hasta a asesinar a estudiantes, pretextando que conspiraban contra la autoridad del Gobierno de los Estados Unidos. cosa triste, esas milicias tienen unidades puertorriqueñas. El yanqui las forma e incorpora al descastado para que atormente a su propio hermano. como había que espiar y perseguir al afiliado que levantara voz condenanatoria contra el dominio yangui en Puerto Rico, las milicias no tuvieron respeto y siguieron en la inhumana tarea de asesinar.
Albizu Campos, como jefe reconocido del Pardo Nacionalista, ha organizado la protesta contra el asesinato de las milicias jefeadas por yanquis a quienes el Departamento de Estado llevó a Puerto Rico ya instruidos para el asesinato. con Albizu han estado sus compañeros. En cada sitio en que ha sido necesario decir al Departamento de Estado que habia asesinado y que el portorriqueño estaba de pie dispuesto a resistir y a responder en el mismo tono, alli estuvo un hom.
bre erguido y sin miedo. pesar del terrorismo impuesto por las milicias para llenar de pavor al militante portorriqueño, si hubo que llevar al cementerio al compañero asesinado alevosamente, al cementerio fué siempre el nutrido acompañamiento. la ocasión fué buena para sacar en cada caso una lección que aprovechar en la defensa de Puerto Rico El inquisidor Gran Jurado corrió su olfato por las huellas libertarias de los portorri.
queños y cada detalle que no dice de crimen ni de vileza lo armó de gravedad para acusar y ped pedir condenatoria. Lleno pliegos largos de esas manifestaciones elevadas del pue.
blo afligido y en opresión. luego ante el más desgraciado de los tribunales hizo valer el papasal inmundo. No admitió ese tribunal ninguna de las sólidas razones de descargo dadas por Albizu Campos y demás com.
pañeros. Cómo podía admitirlas si el Departamen to de Estado formó el jurado para que hi.
ciera buena la investigación acusatoria de Snyder y diera veredicto condenatorio basado en la maleada investigación. Oh! sarcas.
mo el del imperialismo yanqui. Piensa que estos pueblos están formados por sólo imbéciles y procede como si nadie fuera a darse cuenta de sus maldades. En Puerto Rico eli.
ge a jurados que tienen no ya enemistad contra Albizu Campos y sus compañeros, sino odio, rencor, maldad acumulada. Para esos jurados que sentenciaron a los ocho porto rriqueños la autoridad de los Estados Unidos está por encima de todas las vidas de la posesión insular. Por eso los eligió el Departamento de Estado, cinicos, perversos, hombres de taberna. Allí está un tal William Lee, borracho en una taberna provocando a riña a todo el que intente defender a los acusados. ese borracho es de los que el Departamento de Estado eligió para mardar a la Cárcel de Atlanta Pedro Albizu Campos y compañeros. Allí está otro Frederick Todd haciendo de jurado y es nada menos que uno de los directores del National City Bank, división de San Juan, es decir, agencia del imperialismo corruptor y sin freno. Pues este pirata antes de ser electo por Departamento de Estado para jurado manifiesta públicamente que los acusados deberían quemados vivos. Asi procedió el Departamento de Estado y el fallo dado por un jurado compuesto por individuos sacados de las tabernas y de las agencias imperialistas, que son las que explotan a Puerto Rico despiadadamente, no puede honrar al Departamento de Estado. Lo cogerá y lo os.
tentará porque ese es su sino, sostener su autoridad imperialista en una base podrida, pero pero a la cárcel de Atlanta no envia a ocho criminales portorriqueños sino a ocho victimas. El papel de victimario lo sabe represen.
tar admirablemente bien el poder que mejor sirve los designios del imperialismo yangui.
En este caso un jurado formado por individuos del hampa más despreciable le sirve de pretexto para su crimen.
Dirán algunos que somos malos abogados de la causa de Puerto Rico trata tratando en forma condenatoria la política tortuosa y mez.
quina del Departamento de Estado. Es posible que a los mismos portorriqueños mo.
leste la aspereza de nuestra pluma. Pero los crímenes del imperialismo yanqui sólo merecen el lenguaje condenatorio. Mentira que valen peticiones llenas de reconocimiento respetuoso para obligar al Departamento de Estado a ser justo. Por eso no podemos pedir que contra la inmunda sentencia dictada por un jurado compuesto especialmente de desalmados, se hagan solicitudes de perdón.
Eso es justificar el acto vandálico del Departamento de Estado. no debemos ser escitas. Si nos lanzan el látigo respondamos con el látigo. Contra la pilleria inmensa de haber condenado a Pedro Albizu Campos y compañeros lo la América nuestra y el mundo civilizado, que en esta hora de transformaciones quiera estar atento al más elemental principio de justicia so.
cial, es lanzar contra el imperialismo yanqui el dicterio fuerte. En Puerto Rico han com tido un crimen horrible. Piensa el Departamento de Estado que sacando de su facturia insular a ocho vidas visionarias e incomables, infundirá la desorientación y el movi.
miento por la independencia desaparecerá.
Pero está atolondrado. En Puerto Rico, cada militante es una voluntad recia. Esos ocho combatientes irán a la cárcel inmunda de Atlanta, pero la vigilancia y la lucha seguirán activas en Puerto Rico. Para deshonra del Departamento de Estado que con jurados sacados de tabernas y de agencias imperia.
listas condenó a ocho portorriqueños de honor.
nor: El que quiera tratar el caso de Puerto Ri.
co buscando el lenguaje suplicatorio, pierde el tiempo en esta hora de agresividad imperialista. Nosotros estamos de corazón con la causa de Puerto Rico y por eso la defendemos con honor. Condenamos la pillería yanqui y estamos seguros del triunfo de Puerto Rico. Si Albizu Campos y compañeros son trasladados a la cárcel de Atlanta, no será estéril el sacrificio. El Departamento de Es.
tado sufrirá humillación. Tiene que ser humillado ese poder satánico que para hacerse de ocho vidas grandes y arrebatarlas a Puerto Rico, necesita ir a la taberna a escoger al beodo y a la agencia bancaria a dar de alta al pirata para formar Jurado. Puerto Rico está salvado.
que debe hacer OCTAVIO JIMENEZ ABOGADO NOTARIO OFICINA: 50 varas al Oeste de la Tesorerí de la Junta de Caridad.
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