72 REPERTORIO AMERICANO La última lectura de Grandmontagne Por RICARDO SAENZ HAYES De La Prensa. Buenos Aires.
que se inspira en ahoga en his amigos se reparte ni de los en tierra la Corte o se que Unas pocas lineas quisiera pergeñar en homenaje a este buen amigo que de hoy en más por siempre me ha de faltar. La tarea no ha de resultarme fácilmente hacedera, lo confieso. Cuando las emociones ultrapasen los limites normales, apenas se traducen en incoherente balbuceo. Dudo de la de la elocuencia en el dolor. Creo en el dolor que se silencio. Pues este que ahora recorre las zonas del dia también nosotros recorreremos, era padel misterio que un ra mi un símbolo de virtudes castizas y ejemplares: la voluntad tendida como arco, la lealtad encendida como urna votiva, la devocion por las ideas generosas sin otro norte que el el bien público, el culto de ias letras como medio superar el espíritu en profundidad y en belleza. Esos fueron impulsos permanentes que lo llevaron por el mundo. ellos obedeció desde las horas germinales de su mocedad aventurera argentina, hasta ocaso de su vida en tierra vascongada. La voluntad que más admiro no es la que se emplea para dominar los hombres sino la que se educa en el dominio de sí mismo. Quien llega a este señorio alcanza la serenidad interior porque lima las ambiciones turbadoras y se liberta de lo que menos dura: los halagos fáciles y siempre interesados de la multitud.
No he de encarecer otra vez lo que tengo expresado sobre Grandmontagne en página recientisima. Verti alli los conceptos me inspiraban al hombre y al escritor, ambos inseparables, porque Grandmontagne vivió para escribir tanto como escribió vivir. No transigió con ninguna seducción que pudiera alejarlo de sus laboriosas cuartillas. mucha honra tuvo el considerarse reminiscencia quevedes: ca, como simple jornalero de la pluma.
La independencia soberana de su carácter levantó murallas contra las solicitaciones políticas, las más peligrosas de todas para un hombre de letras. Cuántas veces quisieron hacerlo diputado, senador, ministro!
Nada! Ni embajadas, ni mercedes ablandan la reciedumbre de este gran indomable en lucha perpetua para mantenerse señero altivo. Tampoco se me oculta que esta clase de espiritus, insaciados de libertad, no siempre gozan del merecido predicamento, porque el el solitario no puede conceder favores a cambio de Con se: Grandmontagne soledoso nunca fue insociable. Las armas de su dialéctica habian menester de auditorio, si bien reducido, para mantenerlas limpidas como acero de buena ley. Unos pocos amigos, capaces de escucharlo y contradecirlo, era lo único que pedia: mi me pasa lo que al que con el trato mejoro. Pero comprendo como debe ser la primera impresión. Además yo discuto nerviosamente; pero es que necesito apasionarme, porque sólo así se llega a tener algo de elocuencia. Los que me oyen me creen verdaderamente indignado y no es verdad. Todo esto ha hecho que a mi me hayan costado siempre las cosas doble esfuerzo que a los demás. Un hombre de otro carácter lo encuentra todo más fácil, sobretodo en España, donde hay tanto devoción por lo que se llama una persona simpática. Grandmontagne Visto por Bagaria (1925)
Pero yo tengo otro concepto de la simpetia; y cuando me presentan un hombre de los que suelen llamar simpáticos me abrocho la chaqueta Bien se echa de ver que a un temperamento asi templado no le aguardan dias de cálida, unánime popularidad. Al cierto lenguajero y fanfarrón que se vanagloriaba de sus múltiples innumerables amigos. Grandmontagne le interrumpio con brusquedad: los a. los amigos de todo el mundo no son dijo bien, porque el afecto, como el amor, no se ni se vende se vende Es sentimiento de elección, piedra trabawa jada y sutilizada en prismas primorosos, es quintaesencia del alma que no se prodiga se derrama como agua de manantial. Quién concibe a este celoso de la afectividad en Corte rumorosa y enredosa? Sin sueños de ascension politica, más le acomodaria el honesto saboreo del vivir aldeano. Sin cultor de Guevara, Grandmontagne sentia en lo hondo el menosprecio de Corte. Pero con el de Mondoñedo era capaz de hacer suyo el titulo que reza etto debe así: que nadie aconsejar a nadie se vaya a sota salga de la Corte, sino que cada uno elija el estado que quisiere. Grandmontagne eligió a San Sebastián para asentar sus plantas vagabundas. y San Sebastián procurole que más anhelaba: quietud, amor y frutos de amor. En el sosiego de la villa pul.
guérrima lavantó su torre de meditación, la torre de su vasto mundo vivido. Hablo su mundo, del suyo, no del que le atribuyen moralistas trasnochados. Aquí, sin pedir ni aceptar nada, montó guardia de sentinela en defensa de dos destinos: España América, porque para este españolisimo escritor no podia comprenderse ni amarse a España si previamente no se penetra en su prolongación americana; harto lo saben hote los que conocen algo más que los hoteles continente. a la inversa: Grandmontagne escuchó el potente ente latido de España en cada repliegue de tierra americara. Si tuviésemos a la mano su vasta obra dispersa en tantos diario istas de ambos mundos, apreciarianos titánico esfuerzo realizado en casi medio siglo de prédica americanista en España y de enaitecimiento de los valores culturales de España en América. Lástima que el sembrador no cuidara de la semilla que sus manos aventaban! Más anheloso de.
vencia, hoy nos habria dejado treinta o cuavolúmenes de maciza lectura, huecos ni vanos, densos de de ideologia y y magnificos de prosa, porque el más escritor de los periodistas y el más periodista de 109 escritores odiaba el la improvisación y la gacetilla. Dudo que otro hombre de pluma haya comentado la actuali la actualidad española desde el año 1900 hasta el presente con igual probidad, con semejante información, con aproximada clarividencia, con mayor aicurnia mental. Sus artículos reunidos formarían la más impresionante contribución a la historia politica de la España contemporánea. El tema actualísimo no malogró los trabajos de exégesis literaria y filosófica. Ahí están sus ensayos, tampoco coleccionados, con los que adquiere elevada (Pasa a la pág. 10)
valiéndose de una GRANDMONTAGNE HA MUERTO El emigrante fra casa do Por BENJAMIN JARNES De El Sol. Madrid, de Junio de 1936 de nuestro de lisonjas.
supervi renta cin sm los desaliño, la vino: Francisco Grandmontagne la noticia de su fallecimiento acaba de llegar a nosotroses un magnifico ejemplar de emigrante, de nómada, fracasado. Es el hombre que jamás salió de España. Muy joven la abandonó corporalmente; pero su espíritu quedó en Fuenterrabia, en Madrid, en la periferia y en el corazón de España. Desde Buenos Aires, des de cualquier punto de América, seguia con tal solicitud las inquietudes de su pueblo, la línea tortuosa de sus fiebres políticas, las vicisitudes de su historia general, que bien pudimos considerarle aquí como presente en cada momento difícil, en cualquier trance decisivo. Tal vez algún día pudo España perderlo de vista: él perdió de vista a España. fuer pudo aprender efectivamente la ciencia del buen definidor. Por haberla visto desde lejos, acerto darnos de España panoramas exactos. Era un gran español, menos esa vehemencia in mediata doméstica que todo lo enturbia y desquicia. Mientras los definidores de aqui apenas se veían unos a otros, sumergidos siempre en la bruma de su propia emanación. Pasa a la pág. 76)
desde la aprendió,