142 REPERTORIO AMERICANO De los muchachos vanguardistas de Nicaragua Selección y envio del Padre Pallais. Leon de Nicaragua. Con este recadito: Ilustre amigo: quisiera tenerse la gentileza de publicar en el Repertorio, esta selección de los muchachos vanguardistas? Hay cosas muy buenas. Me han nombrado ellos su Capellán. Affmo. amigo, Pallais. y Véase la entrega pasada)
India la infinita tristeza de tus ojos se iba detrás de aquella fuga blanca Porque es aquí donde existen las frescuras de las brisas perdidas en los brazos del árbol suntuoso. El licor que se aclara o se endurece en sombra, y las mal crecidas hierbas de los gramales, cara a cara en su último aguante al sol crepuscular.
Por eso reza la soledad de su curva al borde de ese llano liso como la palma de la mano y verde como una mesa de billar.
Tú, mujer angosta, que conoces la insinuación de misterio que vaga alrededor de una muerte imprecisa, de un hijo tuyo alcanzado en el galope por una cornada o muerto en la fiesta de San Ubaldo cuando su potro tocaba, pastando, un tamborcito humilde en el llano. Qué pálidas visiones perseguía. Qué miraje de amor, qué sueño errante se copiaria en su pupila extática?
Ella posó sus ojos en mis ojos y abandonó a mi amor su frente pálida.
Toda tibia de sol nos envolvía la dorada dulzura de la tarde.
Yo soñaba despierto. y preguntaba. será el amor. Quién sabe!
Tú, mujer que sabes de este buey, castrado e inofensivo sobre la paz de unas hierbas lascivas y vulgarmente erectas como un chorro de agua mineral Que sabes qué mira con la colección de todas las pupilas mansas cuando suenan tras de si los huesos flojos de esa carreta que él hace avanzar El viento claro y ágil de Noviembre jugueteaba rastrero entre las hierbas. Ya habian retornado las palomas. de qué país lejano, de qué tierras. Tirana soledad dormita en sus riberas, centinela en el tiempo y sujeta al agudo mojón, la inmóvil frontera. El se interna bajo la quieta y honda dinastia del espacio; Ella, quiebra el amor nicaragüense que sólo cristaliza en el espacio nuestro Por eso, palpitada de remos, esta corriente tenaz en su vigor es alta de misterios y solaz del diestro pez Músicas del ramaje verde en la fluida distancia han de nutrir las reliquias del rancho deshabitado, ahí donde el valeroso silencio construyó la El viento iba mojado de rocío, el viento iba cargado de rumores, y olorosos a hierbas destrozadas los ganados pacian entre flores.
Tú, mujer, cuyos senos jicaroideos y morenos frecuentan la pequeña boca de un niño resucitando la maternidad de los corrales: cuando tus mismos senos son la sombra duplicada de esa luna arisca y miedosa que se esconde como un peinetón tras los cabellos del árbol (Las piñuelas se habían enflorado, las piñuelas de todos los cercados. estancia El aguardiente perfume de los montes se nos entró en el alma y en la sangre.
Ella me dió su boca largamente, su boca dulce y triste aquella tarde, Yo soñaba despierto y preguntaba. será el amor. Quién sabe!
Luis Alberto Cabrales 1930 Mujer de caderas colgantes y apiñadas a tus lados como rodajas de mango cuyos brazos cuelgan como frutos y son convexos de tal modo que yo mismo estallo por morderlos.
Mujer de ojos desabrochados; mujer muy distinta a la mujer de mis poemas. Tú que conoces la intensa rabia de los coyotes que mueren aullando cerca de las madrugadas cuando Mayo o Junio mueren también húmedos o frios!
de su viejo secreto. Hoy bajan con el río, apenas perfumado de orillas, la breve historia del contrabandista y la constante hoja desprendida Pero hay aquí, distante, la margen de la espuma, el esparcido azul de playas transparentes, el vigilante Lago, de su misma amplitud tan merecido!
Pablo Antonio Cuadra Rio Frio, Nicaragua, 1932.
Pequeña oda a Tío Coyote Salud a Tio Coyote el animal Quijote!
Primer aguacero Porque era inofensivo, lejos de la manada, perro de soledad, fiel al secreto inquieto de su vida engañada sufrió el palo, la burla y la patada.
Anoche, toda la noche, cayó el primer aguacero.
Fue el más humilde peregrino en los caminos de los cuentos de camino.
Abrigate el pecho, mujer, con esta mano que tuvo tu antebrazo sosegadamente igual que una vibora, y ven como el viento al margen de esta noche sin filo a arrancar despacio, tibiamente, esos pequeños zancudos luminosos que pican el ciclo.
Por eso alegre estaba el campo en la mañana con su camisa blanca de todos los domingos y el pantalón azul de la Semana Santa Alegre estaba el campo de azul y de blanco.
Pablo Antonio Cuadra Chontales, 1982 Silbando se fué a la ciudad con su nuevo sombrero de pita; trascendía a hierba, a fruta y a humedad.
Río Frio la orilla del San Juan desemboca el Rio Frio hundiendo su tobillo de extranjero linaje ahí donde el lago tiene ya intenciones de río porque se arroja al mar.
No ha de ser salvaje la breve alabanza ni la satisfecha voz que juzgue de este rio su belleza y razón.
Como viera las nubes todas llenas de sol, como viera los árboles todos llenos de trino, compró para el colocho un centavo de olor en la venta que Mayo puso en el camin.
Luis Alberto Cabrales 1931 Como amaba las frutas sazonas, las sandias, los melones, las anonas.
no conoció huerta con puerta, infranqueable alacena, ni propiedad ajena, y husmeando el buen olor de las cocinas, cayó en la trampa que le tendieron las vecinas de todas las aldeas mezquinas, y se quedó enredado en las concejas urdidas por las viejas campesinas. así lo engendró la leyenda como el Quijote de la Merienda.
Pero su historia es dulce y meritoria. el animal diente quebrado, culo quemado, se ahogó en una laguna buceando el queso de la luna. allí comienza su gloria donde su pena termina!
Canción de amor en Noviembre de ser el tenue roce de este camalote a la deriva, en ensueño de humedades que adormece el atardecer de las riberas verdes de infinitas tonalidades.
El viento claro y ágil de Noviembre jugaba en el azul con nubecillas blancas.
hacia el Oeste iban, hacia el mar de las nubes en frágiles bandadas.