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REPERTORIO AMERICANO 213 Me lo tienen enguatusao!
ENTERENSE Es un cuento de Ricardo JIMENEZ ALPIZAR EL SINDICATO DE MAESTROS de Rivas, Nicaragua, solicita a los escritores hispanoamericanos, libros para su Biblioteca.
Atiendan este noble propósito. Es que. En Rep. Amer. Mientras iba Maximino destripando te. El, como si no hubiese oído, seguía con rrones al andar sobre el camino reseco, pen los ojos clavados en el tejado.
saba en algo que tenía metido dentro de. No me estás oyendo, hombré? Ya te pecho y le jodia medialma. Le venía a la puse la agudulce en la mesa! estás espememoria la inquietud de haber tenido siem. rando que te caigan las moscas adentro. pre algún sufrimiento, alguna intranquili Querés meniate. dad, que no lo dejaban disfrutar jamás de Con tanta insistencia apenas si logró vol.
alegría. La vida le era tan amarga y despre ver de su extravío; se incorporó lentamenciable!
te y escupió con desesperación, como si en Su figurilla pequeña, semi contrahecha y el salibazo quisiera echar todo aquello que prematuramente envejecida, se proyectaba estrujaba su corazón: alargada por el sol caedizo e iba moldean. Sí, mama. Ya voy. Dicta sea!
dose en los altibajos del camino, en donde mientras se enhorquetaba en el banpodía darse cuenta de los tropezones que quillo, su madre, horrorizada por la blasfedaba al verla oscilar de acá para allá, vamia, le reprochó: cilante y sin dirección. Los pensamientos y esa renegadera. Pos no faltaba más la carga de la conciencia eran mucho en su que trer la desgracia a la casa. Qué depobre humanidad, incapaz de razonar, y, monches te pasa, pa venime con malcriadeen la mollera no le cabía controlar sus pazas y faltas de respeto?
SOS. Dicta sea. Oh, chanchada pa jodeme. Es, que qué. ver, de una vez!
e! alma. Maximino sintió que por instantes, apenas pudo contenerse y casi se le sale lo que Cómo hiciera pa decíselo a mama. La tanto quería ocultar. Buscó el rodeo.
pobre vieja, tan retebuena qués. va a te. La verda. no sé. Están las cosas tan ner que aguantase semejante ultraje. No fregadas. que vamos a tener que aventalos hallo como ponela en conocimiento. pa otra parte. Aquí no se puede vivir. EsY seguía adelante, caminillo abajo, dando condió la cara. los mismos tropezones, mientras cortaba. Idiai. Se te está olvidando que naci.
los últimos resplandores del sol con sus mos pobres?
pestañas legañosas. Llegó a la casucha en No; ni pensarlo. por eso es que pienso donde le empujó la costumbre a entrar. Era que debemos acomodalos mejor a lo que una vivienda tan arruinada como su espí. gano. No es por los gastos. usté hace lo ritu aguijoneado por el pecado y maltrataque puede con mi fornal.
do por la conciencia. En la cocinilla había Sí; y muy bien sabés que no te gasto escogido un rincón oscuro donde se refu.
en nada! te ayudo con la lavada de ropa giaba y escondía sus ojos a las miradas preajena. ya sé que no es mucho, porque las guntonas de la madre que trataban de llefuerzas y el tiempo me faltan.
garle al fondo del alma. La anciana no sos No le estoy echando culpas, mama! En.
pechaba lo que ahora llevaba tan hondo y tiéndame bien. Lo que quiero decir, es que tan turbio, que a ratos le parecía estar frenes mejor buscar otra parte onde tenga que te a un horizonte de mar velado por la nie pagar menos alquiler de casa, y si juera pobla rastrera. Desde su rincón veía como la sible, ganar mejor fornal. Los Chales me tarde se colaba por las rendijas de las te dan trabajo, leña, plátanos y casa pa vijas escurridas y se tendía en franjas lumi vir. No sé si agarro ese chance. usté qué nosas sobre el suelo, trepaba las paredes le parece. quebrándose en los rincones, e iba a que. Me parece, que en vez de estate rene.
marse en las brasas del fogón. De vez en gando y poniendo esa cara de condenao a cuando la madre interceptaba la luz que muerte, debías habémelo dicho más antes.
iba a iluminar la cara del muchacho, y lo estas horas estaríamos arriando petates escrutaba.
pa Moravia. Te sirvo ya la comida?
no. delgaducho y enfermizo, como era el pobrecitico de mi muchacho!
Se fué recordando; mientras sus pasos la llevaban a la nueva vivienda. Lentamente borraba la distancia. cómo será reflexionaba la nueva casilla. La verdá es que siendo más barata, que sea como sea. Pobre Masimino de mi alma. Tan torcío que ha sido siem.
pre. Casarse tan tiernitico y salirle la confitera tan floja y mala pécora. La dicha es que sea él tan conforme y retebueno, tan sin vicios y tan. Bastante se lo dije yo conforme se le metió en la jupa casarse: Mirá, Minito. esa picuyita no me gusta; tiene carita de pajuila y a la menor de bastos alevanta el vuelo. acordate que los vie.
jos. Pero estaba tan encalabrinao el ton.
tico. salió como se lo dije: alevantó el vuelo la muy sin sentimientos, sin siquiera pensar en el chicanlincito medio muerto del gastro, que me dejó abandonao. al caer sus pensamientos en el nieteci.
to que llevaba a horcajadas sobre los cuadriles, sintió correr de nuevo por su alma todo el amor que había sido necesario poner para arrebatárselo a la muerte, aferrada en tirar de su almita casi desprendida. No se me olvida lo acabada que estaba yo pal trabajo. Hasta los contratos de lavao de ropa que tenía en la suidá me los habían quitao. Decían que estaba cogiendo un color de yuquilla, como ese que aga.
rran los que están dañaos del pulmón. Dios gracais, nada me pasó. Qué hubiera sido de Masimino y desta creturita, si les faltara yo. Qué demonio más sin concen.
cia. Esa Dorililla tendrá que entregarle cuentas al diablo el día que se muera. Dejar a mi muchacho y a su hijo abandonao en manos de una vieja medio muerta y casi inútil. La verdá, Dios no le falta a nadie.
En estas reflexiones iba caminc arriba.
Las piedras, la vegetación, y el cielo recogían la emanación de contento que salía de su cuerpo, saturada de alma. Ora, pensando en lo que fué; luego, acariciando lo que podía ser en adelante, si su muchacho se acomodaba en el nuevo enganche y, sobre todo: si había logrado olvidar a la perjura.
Cuanto más tiempo pasar sin saber de ella, más lejano quedaría el recuerdo que laceró tanto su corazón! El paisaje entraba ahora por sus ojos diluido en la paz y dulzura de una esperanza, y lo gozaba beatíficamente.
Bendito sea Dios Nuestro Señor que nos da el mal y nos da el remedio!
Historia Social Estoy preparando, para una editorial francesa, una Historia del Movimiento Obrero en la América Latina. Como la bibliografía sobre el tema es escasa y difícil de localizar, agradeceré a los autores de libros, folletos y artículos sobre el movimiento obrero en los distintos países, conflictos, dirigentes, huelgas, partidos, ideología, sindicatos, etc. que me envíen sus obras o recortes y las indicación de donde pueden encontrarse.
Muchas gracias. así fué como de este pequeño altercado resultó que los últimos chécheres se fueron acomodados en un carretillo de manos que se había procurado el muchacho.
El sol comenzaba a caer tras los picachos de la cordillera lejana. La casucha había quedado vacía y la anciana la contemplaba desde la calle, un poco triste, con esa tristeza que llena el alma cuando se dejan las cosas que por tanto tiempo han estado muy cerca de nosotros, tanto, que casi forman parte de nuestra humanidad. Tenía montado a horcajadas sobre sus cuadriles al nieteci.
llo y le acariciaba la cabeza. Agárrese bien, mihijito, que ya vamos a hacer viaje.
Lo miró dulcemente, lo acarició y suspiro muy hondo, trayéndose un rosario de re.
cuerdos a la memoria. Si es el mismitico retrato de Masimi Víctor ALBA.
Lancaster Llegó por fin a una casilla diminuta que, a juzgar por las señas dadas por su hijo, era ésta que se le presentaba de pronto en un recodo, casi echada sobre los pedregales de la calle, y que parecía estar robando el camino y estorbando el paso. Se detuvo y contempló despaciosamente. El peso del México 6, México Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica