Socialism

116 REPERTORIO AMERICANO SELECTA La Cerveza del Hogar EESTI EXQUISITA SUPERIOR res Héctor Parias y Julio Gómez de Castro y en la que colaboramos otros que residíamos por esos días en Barranquilla. Por ese entonces escribió también el prólogo de mi segundo libro, Campanas.
La actividad del poeta era tal que a la vez que redactaba notas críticas para la re.
vista y para el periódico, traducía del italiano, del francés, del inglés y del alemán que aprendió en unos meses con un profesor emigrado. no paró allí: fundó ade.
más una librería que, como la del poeta Cano en Medellín de Colombia, fué a la vez centro literario y sede, ésta, de lo que se llamó el Conventículo de Voces.
Vinyes había llegado a Colombia, como hemos dicho, hacía unos treinta y cinco años, en compañía de otros jóvenes catalanes que venían de España a hacer su curso de América y en sus primeros años en el país vivió en una ciudad costera, vecina de Santa Marta, como tenedor de libros de una casa comercial exportadora de cacao. bro. Paga y se marcha. Los dos amigos y Allí lo conocí yo un día, sentado a una me. el librero se miran con satisfacción, como sa de contador, entre murallas de sacos pa diciéndose: Ya veis cómo se venden los ra exportar, en una atmósfera mercantil, versos también! Pero, casi enseguida, vuel.
irrespirable, de bodega.
ve a entrar el hombre: Oh no. Lo que yo De aquella villa marítima, mi caro San quería era un libro para el tren.
Juan del Córdoba, pasó Ramón a Barran. He sabido, pero no lo conozco, que el quilla como gerente de La Joya Literaria Fondo Económico de México, con el patro(nombre muy de la época. librería de un. cinio de ese gran Alfonso Reyes, que tanto español llamado don Francisco, hombreci ha ayudado a difundir a quienes valen en llo gordo, bajito, barbado, con espesos bi América, ha publicado un último libro de gotes, que tanto conocimos todos y que, en Ramón, obra premiada por alguna instituverdad, fué quien inició el comercio de li ción catalanista. La noticia me ha llegado bros en la costa atlántica colombiana. Ya a través de cartas particulares y tarde, coen Barranquilla y una vez fundada por mo la de su muerte. Es claro que no se Vinyes su propia librería, se casó y entró trata ahora de un boutade, de una de esas en la vida nuestra con la pasión propia de bromas inofensivas que restaron amistades su raza. Llegó a amar tanto a Colombia que al poeta y que yo sé bien que no llevaban un día me dijo que pensaba en nacionali dentro veneno de envidia ni de maldad, zarse, lo que nunca hizo, al cabo. Ultima. pues, maestro desde joven, se había acosmente escribía una columna diaria para tumbrado a sonreír para que no se le tuEl Heraldo de Barranquilla, mientras en viera por grave o doctoral.
señaba literatura castellana en dos o tres Amigo Ramón: Nuestras correrías por institutos de enseñanza secundaria.
los cafés del Paralelo; los melocotones maPolíticamente, Vinyes era socialista, ha duros del Llobregat, que comimos varias biendo sido amigo de Pablo Iglesias y otros veces en Hospitalet; nuestras conversaciolíderes, pero apenas si escribió una que nes sobre nuestra Colombia en la casa otra vez en el semanario del partido en de la calle del Marqués del Duero o las Barcelona. En esta actividad era tan poco pláticas en aquella pequeña librería del Papopular, quizás, como en literatura, lo que, saje de la Virreina, se me olvidan menos, además, ocurría con Miró, Masseras y poe no sé por qué, que nuestra larga conviventas de su generación que en la muy ilus cia en Colombia, con las interrupciones de tre Barcino eran mucho menos conocidos tus viajes y de los míos, que eran muchas.
que un político como Macia, por ejemplo. Era tal vez el aire del Mediterráneo, el Una anécdota: En una de sus estadas en sabor de los suavos durante el verano barCataluña, Vinyes publicó uno de sus libros celonés o el perfume de los melocotones de poemas, no sé si La ardente cavalcada del Llobregat, lo que fijaba aquellos mou otro, y el primer día de venta, con uno mentos intrascendentes.
de sus amigos, se situó en el mostrador de la librería en cuyas vitrinas aparecía el voG. CASTAÑEDA ARAGON.
lumen con su faja umbilical: Acaba de salir. Entra un parroquiano y pide el li Belem, Pará, Brasil. 1952.
Pues bien, el Padre Hilario discurrió que la Virgen de Mercedes estaba ya muy desteñida y vieja para Virgen y decidió con.
vertirla en Magdalena. Así fué como, durante las procesiones de Semana Santa de aquel año, que en mi pueblo se celebran en la calle, dos hombres la llevaron en andas, vestida de rojo y con las mejillas pintadas de colorete y el pelo alborotado que porque era la Magdalena antes de arrepentirse. lo peor fué que, no contentos con semejante irreverencia, los hombres no caminaban, sino que corrían de un lado a otro, de modo que los cabellos y los vestidos de la santa flotaban al viento alborozadamente. Esto duró hasta el Jueves Santo, porque el Viernes el Padre dió nuevas órdenes: que le lavaran la cara hasta hacer desaparecer todo vestigio de colorete, que peinaran sus cabellos en un austero moño, que la vistieran de luto riguroso y la llevaran inmediatamente detrás del Santo Sepulcro, a paso grave y solemne. Dra ya la Magdalena arrepentida.
Indignada mi tía con estos procederes del cura, fué una mañana a la iglesia y, alegando que la Virgen había sido regalo de su madre, por lo que en cierto modo le pertenecía. se la llevó a la casa y la instaló en mi cuarto, a pocos pasos de mi cama. mí la idea no sólo no me hizo la menor gracia sino que me llenó de terror.
Pero con mi tía no había argumento posible. Decidía una cosa y nada ni nadie podía convencerla de lo contrario.
Por la misma época en que el Padre Hilario cometió tal desacato con la Virgen de Mercedes, mi tía resolvió hacer algunas reparaciones en la sala y el Voltaire, con su sonrisa, fué a parar también a mi cuarto. Este cuarto mío ya de por sí era bas.
tante extraño para albergue de una niña.
La cama de cuatro pilares estaba pintada de negro, con el tambor forrado en piel de cocodrilo, y ni siquiera de un cocodrilo cualquiera, desconocido, sino del que al decir de mi tío, se había comido cuatro caba.
llos de la hacienda. Lo de la piel de coco drilo tenía una explicación: el calor no per mitía el uso de colchones.
Heme aquí, pues, durmiendo entre Vol.
taire y la Virgen. Ahora diré cómo, cada noche, entre sudores de miedo, lograba deshacerme del uno y de la otra.
En la casa de mi tía había una hora pa ra todo y la de las seis de la tarde estaba dedicada a la limpieza de los zapatos. Esta tarea, que por lo fastidiosa que era procuraba hacerla lo más rápidamente posiVoltaire y la Virgen de Mercedes (En Rep. Amer. Mi abuelo, que era liberal, admiraba a mi hija Juana Inés.
Voltaire y había traído de Francia un busto suyo, en mármol, que teníamos en la que su vista me inspiraba.
sala de la casa.
Me gustaría contar cómo fué que anMi tía, la que me crió, tenía gran devo. bos, Voltaire y la Virgen de Mercedes, pación por la Virgen de las Mercedes. En la saron una temporada en mi compañía.
iglesia del pueblo había una imagen suya, Sucedió que cuando yo tenía once años regalo de mi abuela, quien la había encar vino al pueblo un nuevo cura, llamado el gado a Guatemala, famosa en esa época por Padre Hilario. Era un hombre de unos cuasus imágenes de santos. Era de tamaño na renta años, de carácter violento y capritural, a veces creo que mayor, tal el terror choso. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica