REPERTORIO AMERICANO 109 ¿QUIEN ERES?
la justa luz, y la bola cautiva, un día, seguramente empezaría a cantar. Cuéntame la verdad!
Mas la corta materia enceguecía el hambre: ni el pan se dividía, ni el lecho era distancia recorrida, ni la vida, viaje hacia praderas tan sencillas, ni la luz cercana estaba, ni los hombres cedían, ni una santa justicia, sin espada, nuestros cuerpos recorria.
Cuéntame la verdad! Todo fué lejano, inalcanzable, sed y tierra escapados de las manos como pájaros; polvo que quedaba en las arrugas, caminos sin victoria en nuestros ojos, y toda aquella historia. tan bonita!
era mentira. Cuéntame, entonces, tu verdad futura. Quién eres. preguntan. quién eres? Sí. quién eres?
Cuando le vieron, muchos se dijeron. Ahí viene el San Francisco de la escuela rural; trae como una cruz y una triste sonrisa; viene con su ventura a la salud del agro, y a la imagen serena, ese como dorado campo, que duerme en el ojo del buey; habla lengua fraterna a todos los elementos, ahí viene, miradio. miradlo!
viene el San Francisco de la escuela rural. No. Este que llega con paso de ciudad, viene a descansar.
Busca un sol madrugador, serrano; un aire de sonido y mariposa; un árbol y una abeja; una bestia mansa y un reposado cauce: busca esa misma espera, quo alii, sentada y vieja, lo esperaba. Tampoco. Eso que llega tal vez no sepa nada o sepa todo.
Tal vez traiga un mensaje de otros hombres lejanos; traiga un siglo de heridas y de grietas, de deseos, de penas o de luchas; ese que llega, como en aquel cuento oriental, trae el puño cerrado. Cuidado!
No le abráis la mano, que en ella vienen juntos todos los vientos de la tempestad cercana.
POR ESO ES QUE TE ESPERO. QUIEN SOY?
Si de un alba me dijeron que vendrías a pie, por los senderos, abriéndote en marañas de peleas, yo sé que te esperaba y tú venías; porque eres del metal de mi sustancias; porque mi pan adviertes y compartes; porque has estado desgarrando Ja niebla enfurecida de los menos, con tu cuchilla de pensamiento exacto, de medidas prudentes y tenaces palabras; porque en los sordos días, mascando la verdad que te haga falta yo sé que te he de ver en tu salud.
Por eso es que te espero, maestro de los agros y los bueyes; de los vientos, insectos y sudores; de las lluvias, los trigos y cosechas; de los hechos esenciales, sin demora: de las mentes sin abrir que allá te esperan: de los niños sin jueces ni mentores, de esa historia cierta sin cumplir.
Por eso es que te espero, y en ti creo, carne y sangre de la rosa que en el mundo ya florece.
Por eso y porque tienes del propio niño el ángel que no duerme, que vigila. Vélalo despierto, compañero.
Que en todo caso, si se duerme, ha de ser porque a la tierre velará el de todos, un ángel que no duermo todavía; un ángel pobre y mártir. de cárcel coronado casi siempre, un ángel que se llama Camarada!
Yo vengo de la propia entraña de la tierra apretada.
Traigo de sol el pecho; de luna mi silencio habitual y esta piel opaca que a mi cuerpo recubre y le da como a una caja antigua, latido y ritmo y corazón sonoro!
Mi rostro es el perfil de uno y mil, anónimo perfil.
Mi fuerza no está en lo que a gritos digo, sino en el hondo manantial que callo. cuando ves que me desgarro entero es porque mi recio corazón en llama interna ardiendo aprisionado, sin pudor ha puesto primarios sentimientos en medio de la mano y llora en ella: ahí tenéis lo que soy.
Sin no os basta mi rostro, también el corazón danza en la mano. QUÉ QUIERO Un día me dijeron los libros, historias que yo ahora cuento casi avergonzado: que el saber era indiviso, uno; el pan era consigna del hermano; el lecho, la mitad de la jornada comenzada; que la razón sedienta iba hacia LEIDO EN EL ACTO DE CLAUSURA DEL CONGRESO DE MAESTROS SOBRE ESCUELA RURAL EN EL ATENEO DE MONTEVIDEO, EL DE JULIO DE 1944 Atención de Imprenta LETRAS Editorial, al Congreso Na.
cional de Maestros sobre Escuela Rural La poesía chilena: Una conferencia na, la señora de Zenteno, e iba a de Eduardo Anguita leer los poemas citados por el conferencista.
Por Fernando ALEGRIA Anguita declara con franqueza que su (En Rep. Amer. visión de la poesia chilena será limitada por el estricto punto de vista que Un mediodía de sol en la ciudad de lio Arenas, oculto en sus anteojos ahuha escogido: su propósito es medir y México y sobre la terraza del Prado un mados, pronunciando sentencias en idioprofundizar la poesía chilena a base de pequeño cielo de hojas verdes para re ma quinché.
dos conceptos, el Peso y la Gracia. En cibir a la última manada de turistas. La conferencia fué en el Instituto ctras palabras. como una persona que Bebiendo una tardia taza de café leo Francés de América Latina, en un tease acerca a una empalizada a investigar en El Universal que Eduardo Angui tro de cámara, ante un público inquiea través de un agujero lo que está oculta sustentara esa noche una confe.
tante, digo así. porque desde el estrado rriendo al otro lado, Anguita abre su rencia sobre poesia chilena. No he visto Anguita veia la barba caracoleada de punto de mira y observa. y el mundo a Anguita desde hace quince años. Le León Felipe y la sonrisa incrédula de poético que surge ante él está irremetelefoneé muy interesado. Anguita es Octavio Paz. Ambos se dirigían pre diablemente acondicionado por el tamataba recluido en sus aposentos, como guntas durante el curso de la conferenño, la forma y la plasticidad de su mimatador que espera la corrida, y revi cia y León Felipe, especialmente, pre rador. Destaquemos dos conceptos, que saba las páginas amarillas de su confe guntó en un momento dado y con voz servirán de clave en su interpretacións rencia asegurándose de que estuvieran algo recia qué pasa, por qué no habla Vir Homo, ambos relativos al homen orden y que una cita de Huidobro aún de Pablo de Rokha? Junto a Anbre pero contradictorios en su raiz etino fuera a estallar como un relámpago guita veíamos a una dama de extraor mológica y sus acepciones, porque Vir y a destiempo sobre las alturas de Mac Cinaria belleza que parecía presidir el implica fuerza, mientras que Humus se chu pichu. Le ayudaba en su tarea Brau acto. Era una distinguida actriz chile.
refiere a la tierra que es la debilidad Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica