REPERTORIO AMERICANO 215 La muerte de Henry Pittier Por José CAÑIZALES MARQUEZ (En El Nacional de Caracas. 28 50)
La muerte es inflexible, indiscriminante.
Se alza sobre el cerebro más genial, sobre la vida más encumbrada, sobre la personalidad más definida. La muerte no tiene escrúpulos y posa sus sombras hasta en los ojos más claros de los hombres. Así vino silenciosamente a levantar su estatua y de oscuridad frente a la robusta e inquebrantable existencia del Profesor y Doctor Henry Pittier, este noble suizo que se escapó por nuestra América en busca de renovados horizontes de vida. Nada mejor que la interrogante geografía tropical para atrapar en las redes de sus tantos matices, la pupila acuciosa y la dedicación pasional por las plantas, que presidió la inquietud estética y científica del sabio Pittier. Había nacido en un caserío suizo el 13 de agosto de 1857, cerca no al pequeño pueblo de Bex, en el cantón de Vaud. Hablando de su infancia, dice el doctor Alfredo Jahn: Se levantó en medio de montañas, praderas y flores que hubieron de in fluir grandemente en su espíritu infantil y que al fin vinieron a arraigar en él ese amor por la naturaleza en general y por las plantas en particular. De aquí se podría deducir, precisamente, la dedicación constante con que se dió al estudio de la vegetación. Su personalidad nos recuerda la de ese otro gran sabio alemán llamado Alejandro de Humboldt, quien se dedicó a descubrir paisajes y a vivir intima y sentidamente la naturaleza tropical. la pasión venezolanista de don Lisandro Alvarado, quien se ocupó de buscar la etnología telúrica y humana que nos integra. El docto: Henry Pittier es mucho de todo esto, es qui.
zás uno de los últimos grandes hombres que su alzaba impolutamente en la gama pensante de la patria, pese al hecho de haber nacido en extraños lares.
Su figura descollante se tradujo a través de más de 300 libros y folletos publicados BRIXENSE Enrique Pittier pagar su tributo a la madse tierra, la tenemos representada en la organización del Parque Nacional de Rancho Grande. a cuyo empeño se debió que el Gobierno decretara su creación, y hoy representa como un paréntesis de belleza y frescura en una de las alas territoriales del Estado Aragua. Fué también uno de los fundadores de la Sociedad de Ciencias Naturales de Venezuela y Miembro honorario de la misma Sociedad. Recibió el título de Dr.
en Filosofía en la Universidad de Jena y el de Ingeniero Civil en Zurich.
Viajero incansable fué de lugar en lugar.
de Venezuela. Nada se escondió a su intranquilidad investigadora. Exploró los Andes, los Llanos y el macizo norte central del país donde coleccionó millares de plantas que distribuyó en los principales herbarios de Europa y Norteamérica, sentando así las bases de una de sus obras perdurables: el Herbario Nacional, que es sitio de estudio y consulta para cuantos quieran investigar problemas sobre nuestras plantas. Este Herbario Nacional es uno de los primeros de la América Tropical. Amplió la bibliografía nacional con estudios científicos sobre Las Plantas Usuales de Venezuela, Clave de los Géneros de Plantas Venezolanas, Clave de las Familias de la América Tropical, Las Papilionáceas en Venezuela.
De estos ligeros datos de trabajos realizados en nuestra patria, se puede deducir con facilidad la deuda de gratitud que tenemos contraída con la personalidad científica del doctor Henry Pittier, cuya continuación de esfuerzos ha de prolongarse en quienes fueron sus discípulos y admiradores, tales el doctor Tobías Lasser, el Prof. Francisco Tamayo, la señora Zoraida Luces de Febres, José Saer Hegert y otros, alumnos que han de continuar trillando la misma senda de investigaciones y estudios sobre la Venzuela vegetal, hasta obtener una concepción orgánica y completa de nuestra flora y nuestra fauna.
Que estas palabras queden como el tributo de admiración a tan ilustre desaparecido y como la clarinada de optimismo a mis compa.
triotas que tratan de seguir las lecciones pro fundas y enaltecedoras de un maestro tan relevante como era el profesor Henry Pittier.
sobre agricultura, geografía, etnografía y botánica, lo cual no puede menos de crearnos un sentimiento de tristeza en esta hora de su último viaje. Quienes sientan en sus corazones el peso de la patria, quienes sepan apreciar el significado científico y humano de esta vida ejemplar que durante 42 años consecutivos nos otorgara el sabio Pittier, no podrán sino padecer en carne viva la nostalgia de la despedida final de este gran hombre, a semejanza de la tristeza que produce el derrumbe de un inmenso árbol al que hemos querido porque nacimos y crecimos bajo su generosa sombra.
La línea ascendente de esfuerzos desplegados por este vertical hombre que ahora va a Revise.
La lección de Pittier Por Guillermo MORON (En El Nacional de Caracas. II 50)
Todos los venezolanos de este tiempo han de las grandes lecciones del venezolano uniconocido a Pittier, el sabio. Porque en la es versal. Recuerdo que un escritor amigo Jocuela se le nombra desde hace dos décadas y sé Cañizales Márquez reprochó entonces a media. Porque en las conferencias y en la pren la Convención por no haber aludido al homsa se le presenta como enamorado de los tra bre. Ya está muerto. Es hora, pues, de justibajos científicos. Porque todo libro firmado cia. Por qué se rinde justicia al hombre muerpor él se ha convertido en texto de consulta. to? No es al hombre, sino a la obra del homporque ha penetrado uno de los vitales pro bre.
blemas venezolanos: la botánica. La botánica La obra de Pittier tiene ámbito universal no como simple materia para estudiar el rei El más modesto de los estudiantes, por muy ne vegetal. Sino algo de mayor empuje vital: separado que en apariencia esté de los problecomprender cómo de allí se arranca para que mas del árbol que es el problema de la ecoel reino animal dentro del cual está el hom nomía y de la vida ha leído en consulta El bre pueda subsistir. Pittier dió una batalla Manual de las Plantas Usuales. Recuerdo haen Venezuela. se impuso. Formó una gene berlo hojeado con cariño para poder escribir ración completa de estudios. formó la con unas meditaciones arbóreas que tan estrafalaciencia de una generación nacional.
rias parecieron a cierta clase de críticos insusRecientemente se celebró la semana fores tanciales.
tal. una convención. En el Estado Lara quedaron frutos de aquellas fiestas, ya que son Una gran lección de venezolanidad. La conocidos. Esta nota es para honrar a Pittier. dió prácticamente. Metido en la propia susPero al sabio se le honra con verdades y no tancia de lo que forma la base de nuestra exiscon simples palabras. Creo que toda esa preo tencia. Estudio serio, constante. Con absoluta cupación nueva por plantear la averiguación convicción de labor. Esa lección hemos de de los fundamentos vegetales, de la erosión, aprenderla porque sí los venezolanos de hoy.
de la tala, de la quema, de lo que es la vida Por ella podremos llegar a terrenos firmes.
económica cierta de nuestro pueblo viene des Por eso creemos en Pittier, el sabio.
Revise la entrega anterior y en la pág. 205, 2da. columna, en el poema Nacimiento de tu cuerpo, de nuestro amigo colaborador Fernando Centeno, busque la estrofa que dice: Tu palabra guardada, y léala así: Tu palabra guardada, habla de siglos que duran instantes, de caracoles que esperaron siglos para tener sus cuernos ágiles. que el autor nos disculpe el descuido. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica