REPERTORIO AMERICANO 287 El valor de las horas (En el Rep. Amer. quecido. se lanzó a dentelladas contra la roca y principio a morderla.
Le caía a chorros el sudor, salían de su boca arroyos de sangre. a pedazos sus dientes se deshicieron y él mordía aún, lloraba de impotencia y la roca humana, la diabólica roca, oh roca diabólica y asquerosa. reía.
Allí encontró la muerte: sus ideales no realizados fueron su infierno; la miseria y el do lor, sus compañeros.
Su último suspiro iba en alas de una palabra: Esperanza.
En la lejanía se divisaban otros hombres que siguiendo la misma ruta venían con su morral de ideales y esperanzas a la espalda, y Sus risas eran música. Es la eterna caravana de los hombres, es la eterna lucha con la roca. LA ROC Conozco el valor de las horas. Sé que esta hora que va pasando no me será devuelta. Su paso es inexorable. Su pérdida es irremediable. Cuál es la hora más importante? La que está ahora ante mí. La que puedo contemplar cara a cara. La que es portadora del existir.
Esta es la hora que hemos de hacer fecunda. Toda hora, como toda mujer, puede ser hecha fecunda. Contempla esta hora de la mañana. Contempla ese rostro cándido de la mañanita. Contempla esa luz tierna, ese azul sereno, esa brisa fresca, ese silencio, esa paz, y dime si no hay en esta hora gran posibilidad de fecundación. Si escribes una página sobre esta hora. cómo será esa página. Será la aprehensión de esta hora. esa página será trasladada la candidez, la dulce luz, la ternura de esta hora. Esa página querrá ser recreación de esta hora. Esa página será obra de amor y obra de belleza. El poeta, conmovidɔ ante la mañana candida y dulce como el sueño de un niño hora del alba quiere expresar sus loores. El poeta sabe que tiene ante si el máximo tesoro. Ese tesoro es la hora ungida de amor y de belleza. Ese tesoro es el enlace de su alma con la Naturaleza en unión perfecta de amor. El poeta es un místico de la Naturaleza que busca la comunión con la N2turaleza. El poeta y la Naturaleza se juntan y producen el amor y producen la belleza. Por la emoción, por la emoción desatada, se crea la obra de amor y de belleza.
El poeta mira la Naturaleza. La mira con ahinco, con pasión. La Naturaleza le atrae con atracción invencible. Esa atracción es la suma ventura para el poeta y se deja llevar por ella. esta atracción soberana, este influjo avasallador de la Naturaleza sobre el poeta y este entregarse del poeta al alma de la Naturaleza. será un simple juego de bobos? No puede ser. Algo se esconde tras ese juego de amor. Algo se oculta tras esa atracción y entrega apasionada. ese algo es un sentido que pugna por revelarse. Es un sentido metafísico que palpita en el paisaje radiante y que el poeta pugna por arrancar a la magnificencia y a la ternura de la Naturaleza.
Es el sentido del ser. ese sentido del ser, como el ser, es inmenso, como un océano. En el alma sentimos el influjo de la prepotencia de ese océano del ser que bulle tras la playa dorada del misterio. Es como un corazón gigantesco que palpita. Como un pulso poderoso cuyas vibraciones las sentimos en el alma llenándonos de ansiedad y de gozo. De gozo porque por él intuímos la inmensidad de la vida, la suficiencia del ser victorioso; del ser que no sabe de la muerte. este es el tema magno del poeta y el filósofo. Ambos obedecen a la intuición. Ambos, cuando filosofan o se inspiran, no hacen sino halar el hilito de oro de la intuición que asoma en la hora iluminada, en la hora feliz de la creación, entre el torrente de imágenes, sensaciones e ideas. este es el tema del cual el poeta filósofo no puede apartarse. El tema le ata. Le ata y le hala. El poeta filósofo sabe, intuye, que no hay tema como éste. Que este es el tema supremo y último de la sabiduría.
Es una intuición raíz, intuición madre, que se abre y florece en otras intuiciones. Qué buscará el poeta filósofo fuera de este tema. Quién teniendo la esencia buscará el accidente?
El tema del ser encuadrado entre el tiempo y el espacio. El tiempo y el espacio ante e!
poeta filósofo. El tiempo se abre en sus variaciones de presente, pasado y futuro, tan falaces como el tiempo mismo. El espacio se abre con sus proyecciones ilimitadas, puros mirajes como el espacio mismo. El espacio se abre sobre el abismo como el tiempo se proyecta sobre la eternidad. Abismos por todas partes.
Pero el ser reposa confiado como si fuera el águila caudal que se cierne sobre el precipicio.
El ser se intuye ajeno al tiempo y al espacio.
El tiempo y el espacio son la cárcel de oro que circuye al ser. De oro, porque reconociendo el tiempo y el espacio como limitaciones, se reconoce la magnificencia, la hermosura de esas categorías que son el tiempo y el espacio.
Tanto quiere el ser persistir en el ser, que en la hora iluminada, en la hora máxima de la intuición emocionada, encuentra gratos el tiempo y el espacio y reconoce el valor de las horas que, si son para algo, son para sentir el ser.
Dios hizo la Creación y después que la hizo vio que todo lo hecho era bueno; era en gran manera bueno. Génesis. Cap. Luis VILLARONGA.
Ante ella, destilando sangre del caído, en su base blanqueada por restos, un hombre, El Hombre, el pensador, meditaba. sus espaldas iba acumulándose la multitud de los impacientes que anhelaban pasar.
La Voz dijo así: Todo lo creado ha nacido: lo vivo tiene su fosa.
Esta roca, en la cual han encontrado sepultura los ideales, las esperanzas, la vida. y reinó el silencio.
Así, silenciosamente, los hombres fueron colocando a la vera del camino sus fardos de ideales y esperanzas. empuñaron palas y picos y se levantó un canto que era vibración de mañana. no lamento del ayer.
Cantaban los picos al chocar con pedruzcos; silbaban las palas al lanzar tierra. fueron años. centurias. milenios. no lo sé.
Mas un día, una enorme fosa abierta es peraba la caída de la roca.
Lejos los hombres, anhelantes esperaron.
esperaron.
Al fin, con estrépito indecible, que hizo estremecer el globo todo. la roca rodó a su fosa. Se había cumplido al fin la sentencia del pensador. Entonces los hombres, en silencio recogieron sus morrales palpitantes de esperanzas, de anhelos infinitos, y al levantar la vista una luz bañó sus frentes aún empapadas del sudor de siglos.
Dijo el Pensador: Adelante, adelante. anta nosotros hay ahora un amplio espacio de Luz y de Justicia. Lo roca: egoísmo, maldad, injusticia, yace en la fosa. partieron hacia el lejano porvenir, de cara al sol, confiados y serenos. Había un canto en el Universo. Era la Aurora.
San Juan, Puerto Rico.
Esto les cuento. En el Rep. Amer. EL HOMBRE. MORDIA LA ROCA HORIZONTE INTERIOR Para Chabela, que sintió el dolor y soñó con la redención. Para mi hijo Juan José, que va por el camino con su fardo de ideales.
Para Don Joaquín, con un abrazo.
Visión de mente desequilibrada. más realidad de mi vida, de la tuya, del idealista y dolorido hombre.
Era un hombre que quería, con sus dientes, perforar la enorme roca que le cerró el ca.
mino.
Iba quién sabe hacia qué lugar, con su fardo de ideales a la espalda, en anhelo de superación, de mejor vida, de fama, de amor o de poder. como vamos todos.
Iba, no hay que dudarlo, con la mente alegre y el canto en los labios. cuando su camino se cerró: una enorme roca, esa roca maldita que se interpone siempre entre nuestros ideales y el logro pleno de ellos, estaba allí diciendo: No pasarás.
No es fácil renunciar a los anhelos justos y aquel infeliz se sintió capaz de destruir el obstáculo, que a veces se llama envidia, otras odio y siempre egoísmo. y emprendió la lu cha.
Trató de remover la roca. imposible.
Quiso bordearla, pero, como si fuera una roca viva, una roca humana, se movía siempre, y siempre cerraba el paso.
Pensó escalarla. mas cada vez la fuerza horrible le daba un tirón y el hombre caia, caia.
Entonces, desalentado, enfurecido, enloDesde esta altura, mi rancho, la vista alcanza un extenso horizonte.
Allá lejos las montañas; en la línea de mi mirada, las copas de los árboles ahora florecidos, las cintas de los caminos culebreados, figurillas que se ven pasar, bestias de carga, con paso lento, agobiadas y sedientas, aves que cru.
zan el espacio y un cielo enorme, azul, con brochazos blancos o morenos, que son nubes impulsadas por el viento.
Pero, en las tardes de invierno, se levanta la espesa niebla que viene de allá lejos y va re.
duciendo ese enorme horizonte.
Llega un momento en que siento como Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica