Violence

152 REPERTORIO AMERICANO Misión actual del poeta Palabras de Germán Pardo García, al ser declarado huésped de honor del Ateneo Americano, de Washington, y al iniciar alli la lectura de sus mejores poemas. En Rep. Amer. El verdadero poeta ha vuelto a fluir por cauces de vida y de amor, considerado éste como esperanza del mundo. Delante de la violencia acumulada sobre la sangre del hombre presente, el poeta debe ser apóstol de paz y de misericordia, pues si la misericordia volviese a estar proscrita como lo fué cuando los campos de concentración crearon la técnica de la culpa, ya no lograremos asilo y correremos hacia lo que subsiste inviolado en los refugios de las bestias para implorarles redención.
Lo bélico enseñorea mentes y corazones. por ser ello así urge que el hombre actual entienda que la paz es un principio augusto como la existencia de Dios. No es fácil, empero, que el hombre acepte rendir los tributos que es necesario sacrificarles a los númenes pacíficos, porque doctrinas ásperas, rencorosas, exigen la violencia y de sus filas forman parte, para nuestro infortunio, espíritus que podríamos llamar descubridores de densidades y creadores de estructuras que parecieron inconcebibles.
Ante esas legiones hirsutas que aceptan el genocidio como fruta del tiempo y no como claudicación y afrenta de la especie, la sabiduría estable, el instinto de conservación de los pueblos armarán escuadrones blancos, defensores de la paz. De esas huestes generosas el verdadero poeta debe ser conductor. Su verbo no será la paupérrima palabra conocida, sino impulso de las nuevas magnitudes. Será todo acción, porque en el principio era la acción. precursora de la luz. Olvidará su propia angustia para luchar contra la angustia de las masas que se mueven en las metrópolis como tropeles amorfos batidos por el drama, y será ante todo, un poeta, porque esta misión en sus proporciones vastas siempre ha sido bandera de milicias acordes y de espíritus, de cuyas jerarquías vuelve el poeta a ser caudillo de bondad.
Ciertamente no entraña novedad alguna el hecho de que en un instituto de tan nobles orígenes y elevados propósitos como este, alguien diga que la escala de los valores que parecían perpetuos y fueran indices francos de la superioridad del hombre, ha sufrido demérito y amenaza con destruir colectividades, individuos y culturas.
Pero, aunque tal afirmación carezca de inmediato sensacionalismo, es el pregón de una verdad tan evidente como lo puedan ser los fundamentos éticos y biológicos sobre los cuales creyó descansar seguro el hombre, hoy incapaz de darle equilibrio como lo denuncian SUL zozobra y aunsencia de fe en su destinoa la crisis contemporánea tanto más compleja y ardua cuanto más sorprendentes son los descubrimientos de potencias que una vez liberadas muéstranse poseedoras de audaz autonomía, y lo que es sintomático, de aflicción grande y de estrago. en rebeldía contra las ideas que les dieran acción.
En presencia de fenómenos como estos y mientras las zonas intactas de la vida y del espíritu se empequeñecen y deforman, ocurre preguntar si aún en el mundo o en nosotros, resta un lugar en donde podamos reconstruir aquellos valores, o si ya solamente somos débiles efectos de causas mecánicas, aniquiladoras de estirpes.
La incertidumbre ha invadido a los seres y a su conciencia. Tal vez nunca como ahora los signos del tiempo habían sido de latente incertidumbre. se desea saber entonces si la furia y los altos desórdenes acaecidos en la virtud niveladora de la materia y del alma concluirán por consumirnos, o si un continente de fuerzas, una nueva concreción de mundos físicos y espirituales nos aguardan. se quiere no ignorar qué función específica debe cumplir cada ser, para que la desarmonía y el temor dejen de gobernarnos y les sucedan conceptos de suficiente consistencia, de condenación absoluta de las negaciones que nos oprimen y, en suma, de fraternidad entre PBHIXERC Germán Pardo García (1948)
el hombre y el hombre, colocados hoy enfrente uno del otro, como poderes enemigos cercanos al ataque.
Con sobra de justicia se pregunta qué posición debe ocupar entre los conductores del destino humano, el poeta como ejemplo de espíritu y depositario de verdades que han sido patrimonio trasmitido de un pueblo a otro pueblo, a través del accidentado discurrir de los siglos y su cauda de pena y de gozo.
Hablo, naturalmente, del poeta rector de almas. Ya el viejo y salubre Horacio, en tiempos que la filosofía de la historia considero decadentes, habló del poeta como de un maestro de humanidad, y por ello ratifico que menciono al poeta sólo como resumen de limpias dinastías, mas no como intérprete de individuales apetitos.
nuevo Germán PARDO GARCIA.
Washington, 21 de febrero de 1950. un púgil negro vencedor Por Germán PARDO GARCIA (En el Rep. Amer. Tú, púgil opones la fuerza de todos tus músculos, Herías al clima floral y al espacio de espíritu aéreo.
sin piedad en el centro de la sangre y la estirpe.
Tu asalto recuerda la rápida acción del antílope.
Saltabas de un vértigo al plano mayor de otro vértigo.
Tus dientes brillaban mortales Hermoso cual virgen figura obsidiánica, ordenas en la cueva feroz de la boca.
ataque veloz a tus bíceps Tu pelo de alambre con círculos toscos y enciendes color africano en tus ojos de negra pantera.
manaba sudor y violencia.
Yo mismo, Tu choque tenía vigor de titánico toro gimnasta, de espesas espumas y babas y polvo cubierto, idolatra y soplaban tus grandes pulmones como híbridos fuelles.
de la fuerza dinámica y el armónico impulso, toqué tus espaldas, impuse Comprendí que tu cuerpo era parte colérica triunfales coronas al ébano cruel de tu frente.
de un mundo de acero, amenaza y escándalo.
Oh, bruto Tu cabeza granítica, torre escultórico que preside fragor de inhumano combate.
que gobiernas motores y subyugas las máquinas.
Tus hombros, Un día dejé los terrenos paredes, donde libres abundan la flora la fauna pacíficas.
que soportan vigor homicida.
Pisé las adultas palestras Tus puños obuses. Tus piernas de cables eléctricos.
y sentí al escucharte luchar con estruendo volcánico.
Tus pies de cemento que afianza pesados volúmenes.
la febril ansiedad y el temor de los débiles. Concluye en la pág. 154. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica