DemocracyHitler

REPERTORIO AMERICANO 267 Pere Foix tores en teorías supraesenciales sin otra norma que la desintegración colectiva.
Desconfiad de los murmuradores: son discípulos de Judas.
Desconfiad de los que aplauden las tiranías: por Simón Bolívar, Libertador y poeta, desconfiad de ellos.
Desconfiad de los envidiosos: a éstos se les reconoce por la aparente indiferencia ante las obras de sus compañeros y por la severidad para con los débiles.
Desconfiad de los que se apoyan en el vo lumen de los libros para dictaminar. Olvidan que de Safo sólo existen escasos fragmentos y que El Cantar de los Cantares es delgado en extensión. Estos son los faltos de probidad para juzgar.
Desconfiad de los carentes de opinión: sus juicios se escudan en conceptos ajenos.
Desconfiad de los que fingen modestia literaria: éstos son hipócritas.
Desconfiad de quienes se dedican a negociar dándole la espalda a la Poesía: éstos nun ca han sido poetas.
Desconfiad de los consagrados. son los intocables: duermen a la sombra de lauros obtenidos en concursos cero.
y que ellos me están maltratando simplemente, ya que sus poemas resuenan a casa de mis huesos, a museo de mis huesos, a horizonte y jardín de mi alma.
Se pierden en escondites, en trincheras que la confusión impide reconocer fácilmente. No importa, no importa, mi poesía fluye del seno de lo que no tiene fin: esta canción, este rumor acompasado, este misterio palpitante, este friso con una estrella, este río con música enamorada, esto es verdad, es esencia de belleza, no es fuerza aparatosa ni simulacro organizado: está en el centro de mi destino, en mis manos colmadas como árboles de primavera, tómense sus savias, sus corolas, sus frutas, su aire libre, su felicidad, tómenselo todo que no protestaré. Yo puedo inventar idearios celestes.
Cada noción de mi cerebro es distinta. AlZo voces que recoge el eco. Desuno intereses amontonados. Doy al viento los ritmos de mi lira. canto para el futuro. Vuestros triunfos, vuestras sonrisas de clisés que exornan artículos rutinarios, me pertenecen en el fondo.
Yo me contento con levantar la voz para declararlo en este manifiesto de sol, de tierra, de vino, de amor, de llama, de honradez.
Os dejo con los títulos, con las prebendas, con los trapecios. Yo me quedo con lo que es mío: con la Poesía, mi madre y mi doncella, mi vergel y mi silencio, mi mar y mi orilla, mi clámide y mi centella, mi cruz y mi signo, mi arco y mi destello, mi corcel fabuloso y Musa victoriosa de mi amor.
Me quedo con la altísima gracia de la Poesía que habéis vilipendiado par daros importancia. Vuestros efímeros caudales serían míos, si quisiera. Pero es demasiado fatua vuestra fortuna. es demasiado puro mi patrimonio, tan puro como una cita en el alba de una constelación.
JUÁREZ PBAIXENCH III DIMENSION Completa y documentada biografía dei denemérito de las Américas. En Costa Rica se vende en la Adm. de Rep. Amer. y en la Librería Trejos Hnos. al precio de el ejemplar. Pida el exterior: dólar. Pídalo, acompañado de su importe, a Ediciones Iberoamericanas. Apartado Postal 1784. México En el nombre de la Poesía manifiesto cuanto he traído a este mundo: soy fresca y cantarina a semejanza de un pájaro del bosque.
Mi canto lo escuchan los que después habrán de negarme. Siguen mis palabras letra a letra, ellos, los incapacitados para inventar que un árgel es un clarín de nieve y grana.
Me siguen señal tras señal, copian el acento libre de cuánto sale de mi corazón. Les deslumbra el vértigo de mi inspiración y en una embriaguez todopoderosa no comprenden que cuanto expresan es obra mía, aliento de mi aliento, delirio de mi delirio, que todo es mío Caracas, 31 de julio de 1950.
entre Ante la estutua de BOLIVAR Por Diego CORDOBA (En El Nacional de México, Julio 25 de 1950. En la celebración del natalicio del Inválidos y, ebrio de triunfo, creyóse más Libertador Bolívar, el 24 de julio úl grande que el conquistador derrotado de Watimo, el Dr. Diego Córdoba, presti terloo. Comprendí, entonces, que la espada giado escritor y diplomático venazo sólo representa la gloria pasajera y nunca galano, pronunció la oración que publi rantiza la seguridad ni la dicha de los pueblos.
camos y que contiene conceptos dignos Boyacá, Carabobo, Junín, Ayacucho, esos de resonancia continental.
magnos acontecimientos históricos, que son la gloria de nuestra Independencia, pertenecen ya De tarde en tarde, deténgome un rato ante al pasado. La espada de esa epopeya queda 13 estatua ecuestre de Bolívar, en el hermoso inmortalizada en las páginas de la historia. Lo Bosque de Chapultepec. Ahí está el Liberta que nos preocupa hoy es el presente y el pordor, erguido, un poco taciturno. Al atardecer, venir. Bolívar, en 1829. despojado de los los últimos rayos del sol que dora los volcanes laureles de sus cien batallas, pacifista y unioaztecas iluminan la frente minervina del prónista, camino de la muerte, es mucho más gran.
cer y cuando caen las sombras, la alumbran las de que todos los guerreros y conlámparas votivas que México ha colocado so quistadores. La grandeza eterna de él se encarbre las baldosas que rodean el monumento, pana en su sacrificio personal por la patria, en su ra que el Hombre de América se mantenga amor por la libertad, en su empeño por la culsiempre en el mundo de la luz.
tura, en su desinterés por las riquezas, en su Meditando en la patética grandeza del inculto por la democracia y en su pasión por la signe caraqueño, me he preguntado muchas ve unión de nuestras patrias chicas y la unidad ces. Por qué Bolívar debe estar siempre a ca de nuestra patria grande.
ballo, con uniforme de soldado. Por qué, entonces no lo bajamos del caHará apenas dos años que en París visité ballo, conducimos al museo su espada y su la gran rotonda en que yacen, con sus huesos, uniforme y lo vestimos con la casaca del estalas glorias militares de Napoleon Bonaparte. dista de las bellas concepciones políticas, del El guía, francés, que me acompañaba, un po pacifista y del cultor, para que, al menos, las co avergonzado, recordó que en una hora de estatuas que se le sigan levantando sean del Bo.
humillación para Francia, Hitler, en compa lívar que no ha muerto, del que amamos y ñía de su Estado Mayor, se paseo por Los veneramos, del que respeta el mundo de hoy, invocan las conferencias interamericanas y señala el destino civilizado de nuestros pueblos?
Los sueños del Gran Padre no fueron sucños, sino geniales profecías. Pocas de éstas se han cumplido. La mayoría inquieta a las naciones que liberto. Por eso es que él está vivo nosotros, aconsejándonos cuando nos amenaza el peligro, repudiándonos cuando nos mostramos indignos de ser sus hijos. Por eso no han podido darle muerte todavía ni el odio de los grupos políticos que desde la Independencia nacieron envenenados contra él, ni la saña localista de los historiadores mediocres.
En ocasiones creo que si nuestra América continúa alejándose del camino que le trazo el profeta de la Carta de Jamaica, poco a poco irá disociándose, separándose unos pueblos de otros, penetrando, aún más, en este o aquel.
la cizaña exótica y mortal, perdiendo todos la solera que les ha dado lengua, cultura y tradiciones de libertad.
Observando en la estatua el gesto plástico del Libertador, se advierte que el artista quiso acentuar en él la marcialidad, pero emana del rostro virilmente adolorido del hombre, de su frente ancha y luminosa, de su magnética es piritualidad, uno como angustioso anhelo de quitarse el uniforme, bajar del caballo y venir a tierra a componer a América.
Quizás cuando transcurran cincuenta, o cien años, y haya desaparecido esta edad, tan hostil a la convivencia política y al respeto a la dignidad de la persona humana pese a los soñadores que vivimos cantando la demo cracia; cuando la nación más poderosa de la tierra domine los continentes y todo sea de un solo color, un solo sabor y una misma medida, surja un nuevo credo en América que consagre a Bolívar, ya no en la estatua, de uniforme y espada, ni aun de casaca de civil, sino clavado en la cruz. Entonces irán a él nues.
tros pueblos a pedirle en vano que retorne.
para América México, 24 de julio de 1950. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica