REPERTORIO AMERICANO 175 Está la Muerte un día sentada en un taburete; los muchachos de traviesos le tumbaron el bonete.
Ya te vide, calavera, con un diente y una muela; saltando como una pulga que tiene barriga llena.
más fuerte que me diste, quiero que me traigas (a fulano de tal) que esté humillado, rendido a mis plantas, a cumplirme lo que me ha ofrecido. Santísima Muerte, yo te suplico encarecidamente, que así como te formó Dios Inmortal, con tu gran poder sobre todos los mortales, hasta ponerlos en la esfera celeste donde gozaremos un glorioso día sin noche por toda la eternidad y en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, yo te ruego y te suplico, te dignes ser mi protectora y me concedas todos los favores que yo te pida hasta el último día, hora y momento en que su Divina Majestad ordene llevarme a su presencia. Amén.
Las devociones populares están representadas por la Oración a la Santísima Muerte y las peregrinaciones a los cementerios, donde se llevan toda clase de artísticas ofrendas florales. Pero al folklore literario interesa especialmente la Oración referida, de la que copio un texto obtenido en Guanajuato, Gto. en 1949, que coincide, con leves variantes, con los textos de México, y de otros lugares del país: Jesucristo vencedor; en la cruz fuiste vencido, vence (a fulano de tal. que esté vencido conmigo. En nombre del Señor, si eres animal feroz, manso como un cordero, manso como la flor de romero, tienes que venir. Pan comiste, de él me diste; agua también bebiste y de ella también me diste, y por la palabra lo, para que siempre piense en mí. Amén. Se rezan tres Padresnuestros. Las calaveras son pliegos sueltos de diferentes colores, impresos con versos y grabados generalmente humorísticos, que ridiculizan todas las actitudes humanas, desde la política, hasta el mercado y el hogar. la Muertc o Calavera de cada uno de los personajes de los grabados van dedicados los versos. En otras ocasiones, los personajes, tipos populares estilizados o gente de la vida real, son los que opinan, según su propia psicología, sobre el asunto, hecho o problema que motiva el pliego. No es extraño encontrar peregrinas, penetrantes o sugestivas opiniones sobre las guerras, descubrimientos científicos, asesinatos, las crisis económicas y políticas, María Félix o la vendedora de la esquina. Muchos ingenios populares, poetas, grabadores e impresores, han tomado participación en esta singular industria. Pero quienes la elevaron a mayor popularidad y maestría fueron don Antonio Vanegas Arroyo, impresor de muchas manifestaciones populares, y José Guadalupe Posada, el genial grabador, precursor de la nueva pintura mexicana.
México, 1950.
Como se ve esta Oración en un principio estuvo escrita en verso, pero al pasar de boca en boca, de generación en generación, ha perdido el metro, y tan sólo la rima, ocasionalmente, se conserva. Lo mismo puede decirse de la Jaculatoria, que se reza después de la Oración: Muerte querida de mi corazón, no me desampares con tu protección y no me dejes a (fulano de tal) un momento tranquilo. Moléstalo a cada momento; mortifícalo, inquiétaEn marcha forzada (En el Rep. Amer. Algunos fundamentos del Historicismo (En Rep. Amer. Búsqueda)
49 COMPRENSION Pobre palabra mía, descendió a los infiernos; escrutó los abismos, se empapó en las tinieblas; fué sollozo y lamento, maldición y protesta; rugir de muchedumbre sobre el eterno fuego. Retorno)
ras Fuerte palabra mía, tiene color de sangre. su influjo tremendo despertarán conciencias que en milenaria guerra contra la esclavitud, alumbrarán los pueblos con una luz igual.
Esta palabra trae germen de tempestades; arrancará la escoria, removerá los limos, sembrador y simiente junta en su fuerza viva, y es tierra consagrada para la Nueva Edad. Admonición) vosotros, obreros, ciudadanos humildes inscritos en el libro de la inmortalidad: a Vosotros fué dada la Consigna del Tiempo: es víspera de lucha y hay vigilia mortal.
Por vosotros humildes, que hubísteis hambre y sed; mujeres ultrajadas, niños en orfandad; por vosotros manchados con la tara del vicio, va mi palabra limpia, como toda Verdad.
Palabra que ha venido desde la tradición, palabra que destruye la ignominia de ayer; que limpia juventudes bautizadas con cieno, y enciende en los ancianos el patriarcal valor.
Por la palabra mía gritan todos los gritos, en mi sollozo alienta, la Madre Universal; Proletarios del Mundo. venid todos unidos, a la recia conquista de nuestra libertad.
Amparo CASAMALHUAPA.
Urbana, Ill. 1950.
Los seres humanos no sólo producen y expresan las vivencias. Interpretan, también, esas vivencias en el proceso de la comprensión. Por ello no podría compararse jamás el surgir de las vivencias con las descargas de ametralladocon la explosión de un motor. Trátase de un proceso creciente y recíproco de expresiones e interpretaciones. La separación que hemos hecho de esta unidad vital del género humano en etapas es apenas un mero recurso didáctico, ya que la vivencia, la expresión y la comprensión aparecen enlazadas en la trama que constituye el contexto de lo social, así como lo cognoscente, lo afectivo y lo volitivo señalan la unidad en la conexión viva, que constituye el elemento psicológico del ente individual.
En la comprensión cada uno refleja el tú y el ello en su propia interioridad.
Cuando recibimos el aliento divino de los genios, estamos interpretando en la esfera de nuestra personalidad las excelsas vivencias de ellos. En ese instante supremo renace en nosotros la vida creadora que palpita en el producto objetivado del espíritu que nos está conmoviendo.
La comprensión se relaciona, en forma directa, con el significado. Comprender no es otra cosa sino encontrar el significado de las cosas; el espíritu que se manifiesta en ellas.
Es, pues, caminar por la ruta que va de lo externo a lo interno.
De conformidad con las tesis anteriores, la corriente positivista equivocóse al pretender abarcar la vida del espíritu, el plano histórico social, con las mismas leyes y los mismos métodos que sirven para abarcar el mundo físico y natural, el cual se ofrece a nuestra contemplación como un mundo de fenómenos que apreciamos desde afuera. Estos fenómenos alcanzan una explicación unitaria en el conjunto de leyes que la razón establece para enlazarlos entre sí. En cambio, los productos del espíritu, los valores y fines que van tejiendo la trama de la historia brotan como unidades en impulsos inmanentes desde lo interno, conservando esta misma conexión cuando ya se han objetivado. Sólo por el método de la comprensión, peculiar de las ciencias sociales, podemos enfocar la espléndida unidad o conexión interna de esas mismas ciencias. La historia es, de veras, un proceso tejido con nuestras lágrimas y sonrisas. En ella se refleja en forma plena, la naturaleza interna del hombre. mejor que con el sistema de la introspección a que alude Hegel, alcanzamos la más exacta noción de nuestra naturaleza íntima, con la comprensión histórica. Por ello, Dilthey afirmó que la historia es la verdadera antropología del hombre.
La razón histórica, base y apoyo de las otras razones, nos lleva a comprendernos a nosotros mismos, a comprender a nuestros semejantes y a explicar el orden de los fenómenos físicos. Con ella iluminamos las zonas más ocultas de nuestra naturaleza; con ella, en un horizonte de dilatadas perspectivas, miramos las más lejanas metas de las posibilidades humanas.
El historicismo levanta su propio método sobre dos bastiones inconmovibles: la psicología descriptiva, que depura la noción del ser humano, y la hermenéutica, que clarifica el conocimiento de los productos objetivados del espíritu.
Alejandro AGUILAR MACHADO.
San José, Costa Rica. 1950. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica