356 REPERTORIO AMERICANO la Conferencia de Haya en 1908 y en muchas otras Conferencias memorables.
Cuando la República Dominicana fué ocupada en 1916, Don Federico se lanzó a una romántica campaña de liberación, por las capitales americanas. En todas partes fué recibido con respeto. Parecía una gaviota, cruzando los mares con sus amplias remeras, porque le habían usurpado la Isla que era su nido; supo hacerse escuchar, porque allí había, además, el secreto de to.
dos los triunfos, que es la fe.
Conservo vivo en mi mente el cuadro de su presencia en el Ateneo de Asunción, en 1920. Tenía Don Federico la majestad del dolor patrio y la elocuencia de su sufri.
miento. Nada más hacía falta, para acompañar al patriarca antillano en su campa.
na libertadora, que duró 10 años. La Amé.
rica sería nada sin estas columnas morales que la sustentan.
Cuando Don Federico cumplió 100 años, el Gobierno dominicano decretó fiesta na cional ese día, y le rindió los más grandes homenajes cívicos. De toda América le lle.
garon mensajes, del mismo modo que se depositan flores ante un monumento; por que monumento humano es esa vida que se va alejando con el lento parpadear de las estrellas, para dejar en la tierra una estela vencedora del tiempo, que se incrusta en la historia como lección de civismo.
Justo Pastor BENITEZ (Paraguayo)
Río de Janeiro, 19 de junio de 1951.
El despertar Por Alexander BIERIG (En Rep. Amer. Lo he espantado al acercarme a él. Pe en esta selva enigmática, tan enigmática ro no tuve la intención. Solamente quise como sus alas transparentes o el primor cautivar y gozar la naturaleza en su inmen en su exornación, alas, que la levantaban sidad, dejarme invadir por su enigmática al aire y le permitían dirigirse por doquier, manifestación, donde el hacha del leñador o como el rocío de la mañana y el néctar aún no había resonado, oler el sazonado de la flor, que le atraían y le decían: besuelo humífero, ver y sentir la euritmia be y apaga tu sed. enigmática cua! aquel en forma, agrupamiento y color, percibir desconocido semejante, que le hacía vibrar a solas la presencia del Paráclito, al sus entrañas al acercársele, y con quien se Creador.
fué atolondrada, llevada por un poder so. era un ser tan insignificante, coteja brenatural, confundida en un torbellón de do con lo que le rodeaba: un penumbroso locas cabriolas, para perderse ambos, cual domo altísimo, cerrado, hacia el cenit, por duendecitos trastornados, entre los gruesos la filigrana ramificada de los árboles, ves troncos ásperos de la longeva vegetación.
tida de hojas sempiterno verdes, ávidas de aquí una flecha y allá un manojo de luiz.
rayos de sol, aando pinceladas fúlgidas, Era un esbelto cuerpo raquítico, pro impertinente verdes, color limón o rosado visto de cuatro grandes alas vítreas, ador a lo rayano, horadaban el espeso verdor de nadas, delicadamente, por el ritmo inimita la sumidad, plateando, a la par, en largas ble de un artista excelso, de curvas líneas tiras inclinadas, el vaho, misteriosas tiras color ceniciento, azulado y ocres de tina. refulgentes, envueltas en misterio. donja. Poseía, además, dos antenas cefálicas y de chocaban con la hojarasca oliendo a moseis patas delgadísimas, prendidas, por pa. ho, parecían yacer láminas bruñido cobre res, del tórax. Pero estos accesorios, casi y oro amarillo, cinceladas a la maravilla, parecían superfluos, vista la sutilidad. joyas de ensueño.
Levantaba su lerdo vuelo inquieto de Sí, la mariposa de alas cristalinas, este las ramitas de un modesto arbusto, aga ser insignificante y de vida tan efímera, es chado, en la calígene y la quietud, debajo tan enigmática como la selva milenaria de de los gigantes acercados. Columpiaba con leguas y leguas de extensión, tan abstrusa suave aleteo, alzándose un poco, dejándose como todo lo habido, como todo lo presente descender, dando caprichosas vueltas y y, sin duda alguna, lo venidero también.
echándome, de paso, al ojo el reflejo fu Tiene su origen en la creación del espacio gitivo de un rayo cegador de sol, que, al infinito, del coro de los centelleantes ashusmear a través de la tupida fronda secu tros y los globos terráqueos flotantes en lar, introdujose en terreno vedado, terre él, y se vincula, inapartablemente, con no de tétrica penumbra perenne.
que los conserva y los mueve, que mueve Sí, introdujose en terreno vedado. Mile. y conmueve en determinada dirección, y nios ha que castigado por su complici con lo que en ello hay.
dad en la misma edificación sólo le es Un día, la madre de nuestra mariposa permitido fisgonear y dejar pasar uno que después de haber gozado las horas libidi otro rayo de su brillante luz animadora, nosas de todo ser, iba a dejar los ovezue.
de esta luz tan anhelada, la fuente vital de los de su cría esperada. No era cosa cual todo lo que lleva en sí sangre o savia, que quiera, cumplir esa tarea. Era afán delinació, que quiere crecer y desenvolverse, cado y tan principal que sólo un gran amor alcanzar la flor, el amor, el fruto y la me maternal, guiado por un sentimiento inexta, la disolución y la confusión con el todo, plicable y esencial de la hembra, es capaz alcanzar fin y recomienzo.
de llevar a cabo solícitamente. animada En boca de la ciencia del hombre, aquel como por un encantamiento sugiriéndole corpezuelo endeble era el de un neotró el cómo hacerlo, para que su prole no pa pido. Mas eso no le interesaba. Ni quería deciese hambre y pereciese en un ambien conocerse a sí, saber que era una de las te hostil o adverso a las necesidades, sus tantas maravillas de la Creación, llamada, bellas alas la llevaron de mata en mata, y por la gente: mariposa. Sin darse cuenta un toquecito con su fina boca sensitiva, su del cómo y sin importarle el por qué, un espiritrompa. a las hojas tiernas le dijo; día, en horas de la madrugada, hallábase ésta no sirve. ésta tampoco o ésta, isi! En la misma planta te criaste tú, y se criaron tus antepasados desde generaciones olvidadas, desde que la selva alberga el vegetal. se posó la hembra oviplena en la orilla de la hoja ansiada, y rápidamente adhirió, junto con una gotita de gluten, un diminuto huevo al envés. an.
helosa de aligerarse y colocar el resto de su valiosa carga, columpiando con finura arrogante, venciendo cortos y largos tre.
chos en toda dirección, voló por la majestuosa selva interminable, tocando las hojas de las matas, a conocer especie y calidad, y a pegarles un huevito a la cara inferior, si eran las hojas buscadas. El néctar, brindado aquí y allá en cáliz primoroso, ya no la sedujo. qué la golosina, cuando una ley irrebatible te sujeta y te obliga a obe decer? Ahora ya no era el tiempo de dar cabriolas locas, de atravesar por disparate juguetón y frívolo las flechas de rayos de sol, a lanzar reflejos huidizos a la sombra tétrica, o de emborracharse con azucarado licor. Ahora, la faena era de suma seriedad. Trataba del cuidado de la conservación de su especie implantada por la Na.
turaleza, por Voluntad de Dios. pronto fijó su huevo último. ya cumplida su tarea, una misión insignifciante, al parecer, pero su misión. no le quedó incumbencia alguna. Había llegado al umbral entre ser y no ser, a esta barra divisoria e incomprensible, a! linde entre la luz y la tiniebla. por un corto tiempo, oculto en las hojas secas del mantillo deshaciéndose, el vaciado cuerpo de la madre mariposa, inerte e inútil, provisto de cuatro alas trans parentes, preciosamente hermoseadas, que.
do expuesto al ojo u olfato acechador de aquel anónimo, que tuvo que encargarse de la suerte de la fenecida, de su misteriosa desaparición y el retorno a su Principio ignoto; Principio de un pasado lejanísimo, de una era insondable, vedada a la pobre mente nuestra, solamente penetrable en alas de la fantasía, movidas por el miedo y la esperanza, que dejan percibir a trasluz del enigma a un Ser Supremo, al Dios de los humanos, que los prueba o les otorga bienaventuranza y beatitud, al Move.
dor del Universo, el Saber Magno, el Poder Absoluto, al Inalcanzable. así nuestra alada mariposa actual, y así sus alados hijos venideros, y, mientras aquel vegetal existirá, siempre un mismo despertar.
San José.
Costa Rica. 1952.
EDELBERTO TORRES La dramática vida de RUBÉN DARÍO Guatemala Centroamérica Precio 15. 00 Con el autor: Callejón Escuintlilla, Guatemala, Con el Rep. Amer. Correos, Letra X, San José, Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica