Anarchism

REPERTORIO AMERICANO 155 pado. Difícil es penetrar en las íntimas reconditeces del espíritu humano! Sabemos, sí, a ciencia cierta, cuanto del asunto pensaba Bolívar años más tarde. En confidencia a Perú de Lacroix, allá par el de junio de 1824, después de algunas observaciones menospreciativas respecto a ciertos sacerdotes, comenta: En el transcurso del tiempo, malgastáronse las fuerzas patrias en contiendas fratricidas al par que las huestes monárquicas ganaban ímpetu en el valle del Magdalena.
Al fin la anarquía, desavenencias civiles y la tendencia al aniquilamiento de las fuerzas internas hacen que el Libertador renun.
cie el mando para trasladarse a una colonia extranjera. Eran los primeros meses de 1815; y en efecto, en Kingston le encontramos por este entonces 39. En el interim, el general español Pablo Morillo hace su entrada en Caracas a la cabeza del ejército expedicionario más potente que hasta la fecha había despachado España a sus colonias. Para este tiempo ya Fernando VII hallábase restituído, y con ello, vuelve Illma. el Arzobispo Coll y Prat a las anda.
das: redacta otra memorable pastoral a favor del suspirado Fernando que había de reinar entre los españoles de uno y otro hemisferio; y además. Pero iqué imprudencia todavía por parte de nuestros charlatanes sacerdote o puedo acordarme sin risa y des.
precio del edicto con que me excomul.
garon a mí y a todo mi ejército los gobernadores del arzobispado de Bogotá, Dres. Pey y Duquesne, el día de diciembre del año 14, tomando por pretexto que yo venía a saquear las iglesias, perseguir a los sacerdotes, destruir la Religión, violar vírgenes y degollar hombres y niños; y todo esto para retractarlo públicamente con otro edicto, en que en lugar de pintarme como impío y hereje, como en el primero, confesaban que era yo un bueno y fiel católico. Qué farsa tan ridícula y qué lecciones para los pueblos! Nueve días de intervalo hubo entre aquellos dos edictos: el prime.
ro se dió porque marchaba sobre Bogotá por orden del Congreso General y el segundo porque había entrado victorioso en aquella capital. Nuestros sacerdotes tienen todavía el mismo espíritu, pero el efecto de las excomulgaciones es nulo ahora, las fulminan sin otro resultado que el de aumentar su ridículo, mostrar su impotencia y aumentar cada día el desprecio que merecen. El Rey quiere que todos los Curas párrocos y Capellanes tengan una parte principal en esta importante empresa, que tanto honra a Dios y favorece a la humanidad; y persuadido de que el origen y todos los males y horrores de la pasada revolución han sido triste efecto de la corrupción de las costumbres, del error o ignorancia de los sanos princi.
pios, desea que cada uno de los expresados párrocos, cumpliendo como es de bido de su más estrecha obligación. instruya a sus respectivos feligreses y les expliquen los dogmas sagrados de la Re.
ligión, los principios invariables de la moral; y como uno de éstos, el respeto, amor, obediencia y sumisión que todo cristiano debe tener al Rey y sus ministros. 40 tradictorias recomendaciones que antecedieron. Lo inconcuso fué que ahora se iniciaba el acto final en el drama de la vida del piadosó religioso, porque. el Illno.
señor Arzobispo Coll y Prat. no se escapó de que sus paisanos lo llevaran presc a España en el siguiente año de 1816, por insurgente o amigo de éstos. Allí se defendió, pero pronto murió. Al morir, dejó su corazón a Caracas 41. Si desde su prinie.
ra pastoral del 10 de agosto de 1810 hasta su destierro en 1816, el prelado como español al fin, estaba en su derecho de sostener la parte de España y mantenerse en su conciencia enemigo de la revolución, fue una cuestión trascendental que hubo de suscitar extensas polémicas. La materia se debatió prolijamente en la Opinión Nacional de Caracas en 1875, sosteniendo unos que el Arzobispo profesó siempre un amor tiernísimo al pueblo venezolano, otros rebatiendo, a la luz de documentos comprobatorios, que Coll y Prat siguió desde sus comienzos una política refractaria a la Revolución 42.
Desde Jamaica, donde el Libertador se encontraba para mayo de 1815 en circunstancias económicas muy apremiantes, pasándolas merced a la nobleza desinteresada de amigos extranjeros 43, hacíasele memoria a Sir Richard Wellesley de los éxitos y fracasos experimentados en la persecución del ideal de independencia completa. en este análisis de vez en cuando se inculpa la intensidad y variedad de estímulos con que se habían excitado las pasiones de los hombres en su patria, y cuánto influjo había alcanzado el fanatismo religioso en la vulcanización de las conciencias 44.
Síguese luego una vida de extraños sucesos: de Jamaica vase a Haití donde entra en escena el Presidente Petión en calidad de amigo entrañable; fuerzas expedicionarias pasan a Margarita, y de aquí a Carúpano 45; regrésase a Haití, y por último, en diciembre de 1816, vuelve Bolívar a Tierra Firme más esperanzado en esta ocasión, ya que, según sus nuevos planes y cálculos, ahora habría de dar el golpe 38 Cabe apuntar que Bolívar, en estos comentarios con su edecán, exagera y trae a colación inculpaciones de que no hablaba el edicto. También, si el Libertador habla de excomunión es sólo por inferencia ya que el vocablo no se menciona. En la segunda nota sí se dice: En el mencionado edicto recordamos generalmente la excomunión impuesta por derecho para los casos que falsamente se decían.
Siguen luego catorce artículos de instrucciones como guía a la dicha subordinación. Qué efectos obraría en el sano pen.
sar de los feligreses tamaña pastoral y componenda del ilustre Arzobispado, sería harto complejo de precisar en vista de las conpero la patria para la humanidad: no ais.
lamiento, sino comprensión de otros pueblos y colaboración con ellos. Sentido universal. Interés por los humildes. Vida de trabajo. Sensibilidad exquisita para la hermosura del arte y la naturaleza. No son hombres de café ni de corridas de toros.
Tacto en el trato social, y por ello capacidad para unir a los hombres en una obra común. En el fondo llenos de pasión, de ana noble pasión. En cuanto a la manera de escribir unos y otros están contra el estilo retórico, declamatorio y descuidado de la época. Es verdad que el modernismo, que a España llegó de América, fué factor de primera importancia para desterrarlo. Eso es ya sabido. Lo que aún no se ha estudiado es en qué medida se debió también ese cambio a los krausistas. Dice Martí de un artículo suyo: escrito en virtud de mucho pensamiento, y con una previsión en cada palabra. y de otro: he pensado cada pa.
labra. qué si no eso hicieron los krausistas? Entre ellos y Martí hay sin embar.
go una gran diferencia: Martí era un poe.
ta y el poeta aparece siempre o caşi siempre en sus escritos y en sus discursos; los krausistas procuran emplear el lenguaje de la ciencia.
No quiero decir con esto que Martí deba lo que fué a los krausistas. No me gusta llamarle niño prodigio por lo que tiene de despectivo. Yo diría que desde niño fué un prodigio, y que desde muy joven tuvo una gran personalidad. En Cuba halló un excelente maestro, Mendive, de cuya escuela salió ya formado. Martí debe lo que fué a sus dotes naturales y a Mendive. En el mo.
zo de 18 años que llega deportado a España, ya está, más o menos desarrollado, en algunos aspectos asombrosamente desarrollado, el Martí de la edad madura. No parece que en España trató a los krausistas. Los leyó? No se sabe, aunque en la duda, respecto a Martí, que leyó tanto, tantísimo, es más probable acertar pensando que sí.
Lo cierto es su curiosidad intelectual gran.
de, su aptitud para advertir, para descubrir, diríamos que a veces para adivinar lo que tiene valor. él cita precisamente a los krausistas españoles que merecen ser más estimados (Sanz del Río, Giner, Sal.
merón, Azcárate) y un libro suyo, el de influjo más profundo, Ideal de la Humanidad de Sanz del Río. El hecho es que lo reconocido ahora por muchos nacionales y extranjeros, Marti ya lo vió hace ochenta años. Llegó a conocer en detalle la doctrina? Quizás no, ni importa, porque en el movimiento krausista la doctrina no es lo más importante. Alguno de los krausistas más destacados, como Salmerón, derivó hacia el positivismo, y se aparto de la doctrina de Krause más que de Martí, quien como es sabido, a poco de llegar a México. se declaró disconforme con el positivismo.
Acaso lo que sucedió no es que los krausistas influyesen en Martí, sino que este descubrió en ellos un espíritu hermano del suyo, como más tarde había de sucederle con Emerson, y que en el ambiente de intelectuales selectos, en que él se educó en Cuba, fuese conocido y estimado el krausismo.
Es hora de terminar, mas no porque el asunto termine. En la obra de Martí puede encontrarse mucho más acerca de España. es que la vida de Martí ¿no fué una lucha entre lo que se ha llamado las dos Españas?
Un judío ha escrito que Jesús es la gloria más grande del pueblo hebreo. Digamos nosotros que Martí es una de las giorias más auténticas del mundo de lengua española.
Rubén LANDA México, 1953. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica