136 REPERTORIO AMERICANO Don Alfonso de América Por Pedro Juan LABARTHE (En Rep. Amer. Recordarlo es vivir momentos de sabiduría y erudición. Repasar su biblioteca alfonsina hace creer en la línea directa.
hilo umbilical que la empalma al sabio rey don Alfonso de Castilla. Oirle hablar es cosa de parangonarle con los más selectos del Renacimiento español e ita.
liano y con el siglo de plata griego. Estrechar su mano es sentir el calor sereno de una amistad firme y sin dobleces.
Dírle es oir la voz no grabada en placas pero oír la voz en ondas de siglos, como piedrecitas de oro en el mar Mediterráneo y ver los círculos tocar riberas de pueblos civilizados. Así se me presentó y se me presenta con Alfonso Reyes de Monterrey del México de emperadores y de virreyes y de Juárez y Zapata y Cárdenas.
ne su propio crisol. Habla escribe con propiedad como deben hablar y escribir todos los que desean ser principes o varones de la lengua. Don Alfonso es rey de la lengua. Así como los ingleses dicen; The King English para signi.
ficar perfección. Su tránsito y repaso por literaturas extranjeras y leídas en los idiomas en que fueron escritas le han dado matices y él ha fabricado su (stilo: herrero de oro, orfebre cellinesco de nuestro siglo. Hay un estilo alfonsino que se imitará, pero será sombra. BAIXECh Alfonso Reyes (1950)
Se me ocurre de que por lo de Alfonso y de Reyes y Monterrey, se le pueda bautizar con el nombre de don Alfonso de América, recordando a los buenos Alfonsos reyes de Castilla, de la España in.
mortal Son casos únicos con los maestros de las letras y en las artes. Hubo un Goya y malos imitadores. Hubo un Beethoven y mediocres imitadores. Hubo un Darío y raros buenos imitadores. Ortega enseñó a escribir con claridad maravillosa y a observar cuidadosamente las cosas.
Tuseñó hasta filosofar sobre el marco de un retrato o sobre unas fuentecitas parlanchinas. Don Alfonso (no Alfonso sin título) nos da disciplina en la escrituia y en la crítica y enseña caballerosidad con el propio ejemplo suyo de gran aballero. Volvamos a recordar el principio de este elogio no importa quién es el brote nuevo que le escriba, don Alfonso no le deja en larga espera, en el desaliento. Acusa recibo alienta. Humano!
un COHoy este nuestro don Alfonso, don Alfonso de todos, cumple cincuenta años con la inmortalidad en las letras: bodas de puro oro en la pluma y argentina en el habla. Qué causer más elegante!
Acaso un Wilde, un Lorca o un Cocteau o un Ortega y Gasset. tres de los mencionados conocí y conozco y don Alfonso se me hace arcilla del mismo monte quemado por el mismo fulgor.
ta de nuestras tierras hispanas envía pu primer libro a don Alfonso y el joven escritor recibe una tarjeta con mentario o una carta. Sería posible cuando yo atestigué una mañana el correo con más de dos docenas de libros? Si, don Alfonso consume y digiere la lectura de esos libros y en varios idiomas.
Hablo al mundo ahora. Si Lope de Vega fue el fenómeno de la naturaleza de su siglo escribiendo en horas veinte y cuatro dramas que pasaban de la mesa al teatro, don Alfonso de América en horas veinte y cuatro lee libros que vaa de su escritorio a su biblioteca y clasifirados.
Intimo este reyes sabio es la ama.
bilidad y sinceridad puras. Por años nos conocimos a través de cartas lecturas de trabajos mutuos. Una vez que llegamos a México, fue cosa de una llamada telefónica y luego un abrazo de viejos amigos.
Por los dioses olímpicos, esos que le queman divinamente la púa de su pluHia, Americanos Universales, deséemosle, no para colocarle entre los inmortales, ya que el ganó con oro de ani.
versario su inmortalidad, pero deséemos.
le para honra y orgullo nuestro el Premio Nobel. Ya es tiempo maduro que le ilegue el laurel azul. Diez años después de a Gabriela y con el aniversario (trescientos cincuenta años) del Quijote.
Americanos y españoles, es este Don Alionso tan de Monterrey en México como de Mendoza en la Argentina o del Cuzco en el Perú o de Ponce de Puerto Rico o de Alcalá de Henares. Estamos en deuda con él, con don Alfonso de América, principe de las letras hispanas.
can¿Cuándo duerme. Cuándo escribe!
Duerme en sus sueños despiertos y produce soñando. Hemos temido por su salud, pero moriría de pena si no tara en poesia, si no criticara las obras que le llueven, sino leyera o descubriera a un nuevo griego o latino o si no escribiera epístolas literarias a Maurois e Toynbee o a la Mistral.
Muchos, admirándole y queriéndole han comparado su estilo y palabra con la Obra de Ortega y Gasset. Es honor que se le hace a cualquier escritor en nuestro mundo hispano compararlo con el aticista español desaparecido recien temente. Don Alfonso de Monterrey tic¡Su biblioteca. Quién la heredará para beneficio de los agraciados? Mientras la por su esposa para ser presentado a ella, atrevime a sacar y colocar libros de los estantes. Ocho saqué y noté anotaciones y dedicatorias. Las visitas se mulTiplicaron y ya más con reposo y vimiento volví a sacar y a colocar libros de los estantes. Había él leído esos miles y miles de ejemplares? Un si rotundo. Ahora que le conozco soy zafio y digo que lo dudé, Cuanto escritor broatreIllinois Wesleyan University, Bloomingthon, 111. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica