REPERTORIO AMERICANO 73 Semblanza de una poetisa colombiana MARUJA VIEIRA Por Mag da MORENO (Envío de TOMaruja Vieira Dibujo de Vázquez que hacían las farolas eléctricas y el rayo de la luna. Refiriéndose a aquellos encantadores paseos que realizaba en compañía de su padre, continúa asi en el mismo poema: Salíamos de noche, la pequeñita sombra de mi cuerpo de niña junto a su sombra grande.
El me hablaba en idioma de recuerdos y ausencia y me enseñaba nombres, banderas y ciudades.
Es una muchacha fina y franca, como su poesia sutil y transparente, con das las características corporales de las modernas hijas de Albion, de donde viene por la linea materna. Mirándola, se recuerda aquella descripción que de Victoria Colonna hace Cristóbal de Castro. era el cruce de las Musas con las Gracias. Posee una personalidad avasalladora, se viste admirablemente, de acuerdo con su belleza grácil, y sabe llevar trajes accesorios con gracia inimerable. Nació en Manizales en la tercera década del siglo. cuando su único hermano contaba ya once años de edaddel matrimonio formado por don Joaquin Vieira y doña Mercedes White, hi.
ja del fundador de Dabeiba y sobrina del general Rafael Uribe Uribe. Hizo sus primeros estudios en la escuela que regentaba en su ciudad natal doña Claudina Munera y los completo en Bogotá, adonde se trasladó la familia cuando ella era todavía una chiquilla.
Maruja Vieira posee una vibrante vida interior, pero no acostumbra tomar poses de enigmática ni presume de prodigio lirico. Un poco romántica, eso si, gusta de reavivar esos encantadores recuerdos de la infancia, que son como esrellas perceptibles desde todos los ángulos de la vida. Añora con cariño sus primeros años escolares y admira a su maestra, no obstante que un día ésta envió a buscar a don Joaquin para nutificarle que la iba a despedir de la es cuela. Afortunadamente, lo que se adujo, aunque agravaba la culpabilidad de la acusada, desarrugó el entrecejo del papá. Lo imperdonable en la niña es que, siendo tan inteligente, se distraiga de ese modo, mirando no se sabe qué cosas en el cielo y en los árboles.
Ella nos da asi la clave de aquel arrobo: Recuerdo que mi escuela tuvo un balcón de árboles y un patio junto al claro viaje de los gorriones.
La vida era una mano que me esperaba afuera y una cabeza blanca, llena de sueños altos. Recuerdo. Como todas las niñas románticas, aprendió los contornos de las sombras y los significados de las cosas en la cartilla de los anocheceres sobre los claros De su apego al terruño y a la casa familiar nos da idea la nostálgica emoción con que alude a su traslado a Bo.
gota: Me arrancaron del alma los geranios ardientes y los lirios y el río de los amaneceres.
Se llevaron mis ojos a un paisaje distante de montañas heladas bajo cielos de hierro.
Me quedó un vago asombro de ternura y ausencia y un camino que sigo más allá de los sueños. Los muros y el recuerdo. El amor filial ha inspirado sus más hermosos poemas. En ellos las palabras, breves y musicales, traslucen las imágenes y los sentimientos con la absoluta fidelidad del aire: Esta noche la lluvia rompe contra los árboles su abanico de vidrio.
La carta de la madre me dice cosas tiernas de la casa distante.
Llamaron a la puerta.
igual que tú llamabas al volver por la tarde, Cuando encuentro tus libros me parece que has vuelto y que voy a besarte. Palabras de ausencia. Concluye en la página 77. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica