REPERTORIO AMERICANO 247 el que dió a tu pensar reglas felices y conforto tus manos enyesadas en la quietud de aquellas tardes grises, a repasos y lluvias consagradas; y de panes y roscas, las manos son como millón de moscas y las pechugas gordas como bazas.
Yo me enredé en tus tiras serpentinas y me salté tus palos de barrera, cuando en aquellas tardes decembrinas toda la multitud era torera a base de ron bravo y golosinas.
un cielo así, con visos de llovizna detrás del monte, que la nube tizna: aquel mugido pastoral del trueno que anunciaba los cántaros copiosos y me evocaba el huertecillo ajeno tan celoso de frondas que no deja apenas campo al vuelo de una abejaencabritaba mis olfatos briosos. El difuso horizonte era opalino cuando la tarde, en el vinoso cielo quemaba algún incendio mortecino y me decía adiós con su pañuelo: el niño se durmió en la cesta loca mareado de vaivén y caramelo: y por su abierta blusa de marino, le caen hasta el pecho, como un vino, las delicias de azúcar de la boca. Luego, toda la fiesta desmontada y el abalorio arriado de repente: queda, sobre la hierba magullada, la ojera de serrín del circo ausente.
TIO VIVO Tournez, tournez, tournez cent fois, chevaux en bois!
Verlaine.
ENVIO el mango verde, profesor de gula que tierno aún, con argumentos sabios, la deglución de su ácido estimula por los ávidos ojos y los labios; la amarilla guayaba del potrero que se desprende viento sabanero, y viene a nuestras manos casi siempre con dos o tres gusanos; Aún llevo en la pupila acongojada, las de cristal de aquellos caballitos locos de piano y cola levantada, que fustigaban órganos y pitos sobre un carril a cuerda y a caldera (como Verlaine los viera ha casi un siglo, desde su pradera. Gracias a ti, musaica y errabunda, maestrilla sin salario, virgen loca que no soportas silla ni coyunda, aún conservo en la boca tu poder inicial de silabario y este sabor de néctar que me inunda en la hora del remanso y del estuario.
todo ello, en deshojado itinerario, fué mi prueba final de seminario: clases de reprobado en trece abriles y con mención de honor entre las ramas de los naranjos y cuajiniquiles (árbol de sombra, cuya vaina opera con cierre natural de cremallera. Eran caballos de ojos indecibles que reflejaban íntegro el paisaje y el rojo de las lámparas, y el rojo de la pareja campesina en viaje, que se asía a la crin de pelo flojo.
Brille tu luna en su Creciente, Amada: otros vendrán a arrodillarse luego en tu templo de crátera colmada, para iniciarse en el sagrado fuego que me sella la boca conjurada; la hora de los cómputos te digo, mi bienamado Fenelón de otrora, que yo soy tu Telémaco y te sigo por la senda del número y la espora: otros vendrán, del lado de la aurora, con la firma de Venus en la frente, cuando el signo celeste dé la hora y Oriente sea lo mismo que Occidente: Los caballos pasaban resoplando su aliento de artificio, ebrios de cuerda, música y clientela, sudorosos de esmalte y sin espuela, con un impetu fuera del oficio: en tanto, convertida en letanía, regalaba su acento de tristeza la cantata de circo, aquella pieza que si quisiera hacerlo, silbaría, pues sé bien cómo acaba y cómo empieza.
que amé tus bancas de iniciales niñas, el reguero infeliz de los tinteros, el puño en la nariz para las riñas y la persecución de tus porteros; pronto este vaso caerá en fragmentos, detendrá mi paso, y dejará escapar de su redoma la espira leve del feliz aroma que sólo se abre al canto del ocaso; para mí todo libro fué de misa, cuando el Pentecostés de tu campana soltaba alegre el polen de su risa en lengua universal, cada mañana.
Colgándose a las patas y las colas, la menudez saltaba a la tarima con la amenaza de algún palo encima, a manos del temible tragabolas; pero Gavroche no resistió a la rima cuando rodaba el vals Sobre las Olas.
y en la hora de mi Ultima Salida. mientras la muerte en cauteloso avance sella los inventarios de mi vida y consulta en la sombra su balance, vendrás a repasar la tira impresa, cómica o dramaturga de cada año, y me dirás con aire de sorpresa que ya no quedan pájaros hogaño; Toma, pues, el laurel que ambos buscamos y tú sembraste en tierra de locura: hay un temblor de lágrima en sus ramos, y como ofrenda de brahmín, es pura.
Para las niñas de flotantes trajes quedaban en reserva los carruajes: eran como cestillas de regalo, afelpados por dentro de cojines, con tableros de ondas y delfines y querubes con soplo de aire ralo. LA FERIA pero tendré tu rosa y tu sonrisa harina en flor que mi despojo leuda y de acuerdo los dos, los dos sin prisa, concluiremos, después de la pesquisa, que balances de amor no admiten deuda.
Dejas, por fin, calzones de barbecho y tu viejo cuchillo de hoja honrada, y alzas un antepecho de barrera cerrada con madera de pinos importada, sin olvidarte de afinar el pecho con tu raspa de caña fermentada; ΕΙ poema de Cardona En esta entrega concluye Es tit pe, el poema inédito de nues tro Rafael Cardona, residente en México, pones, en los tinglados de tu Feria, los descotes, las plumas y las luces, y entre una cohetería de arcabuces le das divorcio a penas y miseria.
Nos proponemos sacarlo también en forma de librito, como el que en 1928 hicimos de El sentido trágico del Quijote, otra producción muy apreciable de Cardona. Una más de las inolvidables ediciones de El Convivio. Por tus calles de ripio largan los comités del municipio su tropa de disfraces cabezudos; sacas el alma del armario, y llevas con el tesoro de tus ropas nuevas, el del ahorro en tu pañuelo a nudos.
Queremos decirles a los amigos y admiradores de Cardona que nos ayuden a sacar Estirpe en la forma antedicha. Sería un modo de honrar al poeta que nos recuerda. Que nos ayuden con 00 cada uno y así editaríamos unos 100 ejemplares para el autor y otro tanto para distribuirlo entre quienes cooperen. Los espero, sé que no faltarán.
Llame al teléfono 3754, y luego será atendido. Anhelamos recoger su nombre.
Los marciales soplones baten su cobre a marcha de trombones por calles y por plazas; en mostradores, anchos de melazas Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica