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200 REPERTORIO AMERICANO Pere Foix JUÁREZ PBAIXENCA Estoy enfermo me dijo desde la otra punta del hilo Pero véngase por acá para que charlemos.
Fuí, naturalmente. No era nada grave, aunque veíase forzado a guardar cama. m.
tad de nuestra conversación, el doctor Ronco se interrumpió súbitamente, y dirigiéndose a su secretario le pidió que me enseñara el libro que él sabía. Qué libro es, si se puede decir. le pregunté. Uno que tengo aquí, y que quiero mostiarle. Ya lo verá.
Pero el secretario regresó con las manos vacías, pues no pudo dar con el volumen. El doctor Ronco explicó entonces. Se trata de un libro de Martí. Un to mito que perteneció a Estanislao Zeballos, y el cual está formado por los Versos Sencillos y el Ismaelillo. Deje. Ya aparecerán: yo quiero que usted los vea.
Esto era el mediodía. Por la noche, a primera hora, dispuesto yo a salir, vino el secretario al hotel y me entregó el volumen en cuestión. Sin tiempo para otra cosa, no tuve más remedio que guardarlo par cuando yo volviera de la calle. Regresé tarde, muy tarde, por lo que me metí en la cama y no desperté hasta bien entrada la mañana siguiente. Apenas hay que decir que mi primer pensamiento fué para el libro. Me incorporé en su busca, y ya con él en las manos me eché de nuevo para leerlo con toda comodidad. Era efectivamente el que me había dicho el doctor Ronco: un pequeño tomo encuadernado en tela negra, que comenzaba con los Versos Sencillos, impresos como se sabe en Nueva York, año de 1891.
En segundo lugar, el Ismaelillo, editado en la misma ciudad en 1882. En la portada del primero, que conservó el encuadernador, aparece tachado con lápiz negro el nombre de José. y subrayado con lápiz rojo el apellido Marti. En la propia carátula también está tachada la palabra Sencillos. del título, y subrayado en rojo la palabra Versos. Debajo, tres inicailes en letras de molde: Seguí hojeando el ejemplar, y de inmediato di con una dedicatoria de puño y letra de Martí, en la página anterior a la falsa portada. Sólo que el encuadernador, al cortar el volumen, se lievó con la cuchilla parte de lo escrito, por 15 que nada más se lee lo siguiente: Zeballos fué una de las figuras más vigorosas de la política y las letras de su patria durante la segunda mitad del siglo pasado y buena parte del actual. Escritor, varias veces Ministro y diputado, Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
internacionalista de mucha consistencia, hallábase justamente encargado del Ministerio de Relaciones Exteriores en 1891 cuando Martí se vió forzado a renunciar su cargo de Cónsul argentino en Nueva York, a causa de la presión española. Martí, ya es sabido, no estuvo en el Rio de la Plata, pero fué colaborador asiduo de La Nación durante nueve años, y sus escritos eran leídos con avidez en todos los medios cultos de la América a donde el gran diario de Mitre llegaba. Le envió a Buenos Aires sus versos Martí a Zeballos? Lo más probable es que se los entregara en el propio territorio de la Unión, pues por esos tiempos de la dedicatoria, en 1894, el autor de La Dinastía de los Zorros era Embajador de su país en Washington. De que Martí lo estimaba y quería, es prueba lo que hablando del emirente argentino dice en el número de Patria, de fecha 22 de noviembre del último año mentado: Sobre el punto principal de las guerras civiles en nuestra América escribe Martí publicó un artículo ya muy celebrado, en North American Review, de Nueva York, el señor Estanislao Zeballos, y Patria traduce con su idea y su fin el trabajo categórico y altivo, como los hijos de aquel país robusto, de un americano que, como Zeballos, une a la épica sencillez con que ha escrito la trilogía india de Paine, el desembarazado poder de análisis y clarividencia de estadista que distinguen en su patria a los hombres de la magnífica generación de que él es tipo brillante y acabado.
De todas suertes, ello es que Zeballos guardo con firme aprecio los versos de Martí; los cncuaderno para su biblioteca, y allí estuvieron hasta la hora de su muerte, hace veintisiete años, en que al dispersarse con otros libros por el territorio de la patria, vinieron a dar a las manos de un argentino generoso, cultivado, inteligente, que los pasó a las mías.
Grande es el regalo, y como tal lo recibí y conservo, seguro de que el honor que ello significa no corresponde tanto a mis merecimientos como a mi buena fortuna.
Completa y documentada biografía del Benemérito de las Américas. En Costa Rica se vende en la Adm. de Rep. Amer. y en la Librería Trejos Hnos. al precio de el ejemplar. Pida el exterior: dólar. Pídalo, acompañado de su importe, a Ediciones Iberoamericanas. Apartado Postal 1784. México también el corte del encuadernador hizo su estrago. Dice así: Sr. Estanislao Zeballos, que tiene un hijosu amigo y servidor José Martí. 93 La Habana, Cuba.
autor de un poemaestos octosílabos sinceros de su servidor José Martí. Viene de la pág. 199. York, nov. 23 93.
Prosiguiendo el examen noté tres nuevas particularidades: una marca o línea perpendicular, en el margen derecho de la página siete, hecha a lápiz, que empieza donde dice: la agonía en que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nuestro pueblo. y termina en la página siguiente vuelta, con ia marca de lápiz en el margen izquierdo, y donde se lee: a veces susurra la abeja merodeando entre las flores. Otra marca corresponde a la bien conocida redondilla Para Aragón en España. etc. en la página 23. La última háliase en estos versos: Corazón que lleva roel ancla fiel del hogr va como barca perdida que no sabe adónde va. en la página 26.
El Ismaelillo fué encuadernado sin carátu.
la. Aunque la dedicatoria está más completa, Falta evidentemente la contracción AI y también algo relativo a la fecha y el lugar en que fué dedicado el libro: Nueva York, seguramente, pues en el 93 estaba Martí en esa ciudad.
Mientras observaba yo todo esto, un pensamiento malsano ocupaba mi mente, con la terquedad de una idea fija. si me quedara con el volumen? Sin embargo. cómo hacerlo? Pedirselo al doctor Ronco me parecía un abuso de confianza; robárselo era sin duda algo peor. Con infantil egoísmo pensaba que aquella joya debía quedarse en mis manos, a fuer de ser yo compatriota de Martí, aunque no podía ignorar los títulos de mi amigo para conservarla en las suyas, así fuera sólo por haber nacido él en la misma patria de Zeballos. En la duda, habíame decidido por lo mejor, esto es, por plantearle mis pretensiones sin ambages, cuando hojeando una vez más el libro, me atrajo una escritura en la que no había reparado antes. Me lancé sobre ella, y ¡oh sorpresa. el libro era mío. El doctor Ronco me lo dedicaba a su vez, con unas palabras que callo, no ya por modestia, sino por rubor, de tan finas y generosas que ellas son.
El me explicó luego que el tomito llegó a sus manos junto con otros libros que habían pertenecido a la biblioteca del prócer argentino, muerto en 1923, a los setenta años de su edad, la misma que por esa fecha hubiera contado Martí, pues ambos vinieron al mundo en 1853.
Repetimos que sentimos profunda aversión ante el derramamiento de sangre. Pero que la sangre se derrame, escapa a nuestra voluntad y la respoisabilidad ha de caer de lleno sobre los gobiernos de Londres y Washington, par.
ticularmente. huelga decir que los sátrapas de Madrid serán los principales culpables de lo que ocurra, precisamente porque lo que en Madrid quieren es sangre.
Los franquistas ganaron la guerra con la ayuda nazi y fascista y para conservar el poder, necesitan amedrentar al pueblo asesinando a cuantos se atrevan a expresar su disconformidad, exterminando a todos los opositores, incluso a los conversos, según proclamó en un libro un clérigo español, conocido con el nombre del Padre Tusquets.
ta México, de marzo de 1950. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica