84 REPERTORIO AMERICANO QUÉ HORA ES. El traje hace al caballero y lo caracteriza Lecturas para maestros: Nuevos hechos, nuevas ideas, sugestiones, incitaciones, perspectivas y rumbos, noticias, revisiones, antipedagogia.
DS OXN11 la SASTRERIA LA COLOMBIANA de FRANCISCO GOMEZ e HIJO le hace el traje en pagos semanales o mensuales o al contado. Acaba de recibir un surtido de casimires en todos los colores, y cuenta con operarios competentes para la confección de sus trajes.
Especialidad en trajes de etiqueta Tel. 3283 30 vs. Sur Chelles Paseo de los Estudiantes Educación sexual Por Antonio ARRAIZ (En El Nacional. Caracas, 27 mayo de 1949)
Este es un país de extraordinarios contras visto, en una tienda de la calle 42, en exposites, pero pocos de ellos tan llamativos como ción ante centenares de personas que la conlos relativos a cuestiones sexuales. En este sen templaban con bulliciosa sorpresa, una combitido se pueden observar las mayores contradic nación a la que no puedo menos de calificar ciones. En gran parte, la existencia norteame de sicalíptica: era de encajes negros que, por ricana gravita alrededor de la atracción de los supuesto, ocultarían menos de lo que mostrasexos. Uno de los fenómenos más importantes ban; y en los tres sitios más desvergonzados, de esa existencia es, sin duda, el de la publici dos en el sostén y uno en la pantaleta, aparedad. Probablemente en ningún otro país del cían unas manos bordadas en posición de esmundo la publicidad desempeña el papel pre tar agarrando o acariciando algo.
ponderante y absorbente que tiene en los Es Esto muy bien puede exhibirse; pero en tados Unidos. Todo cuanto se hace está ali cambio, decirlo, es un pecado mortal contra mentado por el activo combustible de la pu la moralidad puritana. Los besos en el cine esblicidad. Hasta las cuestiones religiosas, que tán reglamentados en su número de segundos; en el resto del mundo se hallan generalmente las novelas pasan por una escrupulosa censurevestidas de una cierta gravedad respetuosa y ra. Si yo escribiese para un periódico nortediscreta, como un velo, pueden ser aquí objeto americano, no podría relatar, como lo he hede franca publicidad. En los buses y subways cho, lo que la tienda en cuestión muestra con se ven con frecuencia avisos con versículos de toda tranquilidad a los millones de seres que a la Biblia y sentencias de los Evangelios. En diario pasan por la calle 42.
uno de los lugares céntricos de Nueva York Hay un riguroso y tremendo sentido de la hay un enorme anuncio luminoso con una de ética en cuestiones sexuales. Las convenciones estas frases y la imagen de Jesús: tranquila sociales norteamericanas prohiben que el tranmente se codea con los avisos de chiclets y seunte mire con interés o con atención a una de prendas de vestir más o menos íntimas. mujer bella que anda por la calle o que está Ahora bien, a su vez, la publicidad gira sentada a su frente en el tranvía. Una pareja casi indefectiblemente en torno de la cuestión juvenil ha ocupado un banco en un parque, sexual. Sea lo que fuere que se anuncie, un un asiento en el autobús, o un par de butacas dentitrifo, un automóvil, un libro acabado en el teatro; y allí se dedica, en público, a las de aparecer, una nueva marca de un jugo de inás refinadas manifestaciones mutuas de su patomates, una campaña de recolección de fon sión. Nadie los ve, nadie repara en ellos, nados a beneficio de una obra de caridad, el ar die lo comenta. Así como es el pan nuestro tificio es siempre el mismo: una mujer boni de cada día para la representación plástica, el ta, de floreciente juventud, con sonrisa amor físico es tabú para la interpretación oral invitadora en el semblante, a veces acompaña o escrita. En la palabra está el pecado.
da de un joven también rebosante de salud y por último, coincidiendo con esa sevede atracción física. Se desnudan las piernas, se ra mogigatería social, hay un poderoso moviinsinúan y muchas veces se muestran casi por miento de libertad absoluta de pensamiento en completo los muslos redondeados, los incitan lo relativo al sexo, que tiene sus más esforzates pechos, la estrecha cintura, el torso volup dos adalides en el valiosísimo sector del magistuso. Se les coloca en actitudes languidas o terio norteamericano. Si existe algo en este provocadoras. Por dondequiera hay la suges país que impresione por su fuerza, su vitalitión del beso y del abrazo. En los carteles de dad, su idealismo, la solidez de sus principios los vehículos, en las páginas de los diarios y y la amplitud de sus conceptos, es esa brillante en las vidrieras de las tiendas se exhiben con legión de educadores que principia con los más frecuencia dormilonas, túnicas, fondos, combi altos profesores de las más encumbradas uninaciones, pantaleticas y sostenes, colocados so versidades y termina con la infima maestrica bre maniquíes francamente turbadores. Yo he en el más modesto caserío. Cuando se piensa en ellos no puede uno menos de presentir, emocionado, cuál será el formidable porvenir de los Estados Unidos; a qué máximo grado de influencia universal podrá llegar este país que reúne de ese modo, a la abrumadora fuerANTONIO URBANO za de su riqueza material, mayor que la de todo el resto del mundo unido, la audacia de esas combativas promociones intelectuales que en la actualidad se engendran en su seno: sus TELEFONO 2157 pedagogos, sus hombres de ciencia, sus profeAPARTADO 480 sores, sus artistas, sus literatos, sus dramaturgos, sus pintores y escultores.
En días pasados, mientras recorría las gaAlmacén de Abarrotes lerias del Museo de Ciencias Naturales, quedé estupefacto: por medio de una serie de vívidas al por mayor representaciones en bajorrelieves con colores San José Costa Rica naturales, y en una forma notablemente gráfica y elocuente, se presentaba ante mis miradas atónitas toda la evolución del feto humano, desde el momento de la concepción hasta la. del nacimiento. Pero no era yo el único que lo miraba: una gran cantidad de personas estaba allí congregada en seria y cuidadosa contemplación; y las había de todos los sexos, de todas las edades, de todas las posiciones sociales. Había allí hombres y mujeres, viejos y niños, mujeres con sus maridos, tomados del brazo, novios con sus novias, doncellas y donceles, niños de tierna edad, a quienes sus padres o sus maestros explicaban, sin sonrojarse, cualquier detalle que les preguntaran.
Es muy importante el movimiento que existe en los Estados Unidos en favor de la coeducación. Hace tiempo publicaron los periódicos informaciones acerca del juicio que se había instaurado en uno de esos centros de moralidad pública, que tanto abundan en este país, contra el rector de un colegio, que permitía que los muchachos y las muchachas se hiciesen recíprocamente visitas en sus dormitorios particulares hasta altas horas de la noche. No veo ningún inconveniente en que un muchacho visite a una muchacha durante la noche. contestó el maestro siempre que se porten con dignidad y con decencia. mis alumnos son dignos y decentes.
En esta ciudad existe lo que se llama el Consejo Cinematográfico de Nueva York (New York Film Counsil. el cual acaba de celebrar su convención anual en este mes de mayo. En esa convención, la doctora Ruth Bochner, pedagoga, psicóloga y psiquiatra infantil, declaró que, en contra de lo que generalmente se cree y se teme, los niños de ambos sexos que presenciaron hace poco la exhibición de una película de 16 milímetros sobre educación sexual, respondieron a esa experiencia con una actitud digna, serena y razonable.
En su discurso ante la convención, la doctora Bochner, quien, a su vez, es madre de tres niñas, opinó que debido a la ignorancia, a la turbación y a la confusión que les produce ese tipo de preguntas, y al deseo de salir de ellas con una contestación rápida y evasiva, los padres forman involuntariamente en los niños una especie de peligroso complejo alrededor de los asuntos sexuales. Como consecuencia, es a las escuelas y a los colegios a quienes compete encararse con ese problema y disipar semejante complejo. Los maestros no tienen por qué sentirse cortados ante sus alumnos, de la misma manera como se sienten los padres. Pe EL GREMIO Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica