REPERTORIO AMERICANO CUADERNOS DE CULTURA HISPANA Tomo XLVII San José, Costa Rica 1952 Sábado 15 de Marzo 15 Año XXXII. No. 1135 Don Fernando ORTIZ, el Maestro fuerte Colaboración de Fernando CAMPOAMOR Palabras en la comida homenaje ofrecida por los intelectuales, a iniciativa del PEN Club de Cuba, la noche del de Octubre de 1951.
das el potro cerrero del pasado, sin que nada nos quede en la penumbra de nuestro habitante, del autóctono y del aluviónico.
Tenemos ahora arquitectura, canto sobre canto, porque Ortiz nos encontró piedra y argamasa. Sabemos quienes somos, porque nos identifico. Lino Novás Calvo escribe que ha enseñado a dos generaciones de cubanos cosas más originales y más cubanas que ningún otro cubano.
Afirmamos, sin asomo de hipérbole, que es la suma de la cultura insular. Quien lo desmienta, es un mentidor. Enrico Ferri, acusando recibo al Proyecto de Código Cri.
minal Cubano, en 1926, le dice: Si su pa.
tria acepta como ley el referido proyecto, Cuba se pondrá a la vanguardia de todos los países civilizados en la reforma de la justicia penal. Ferri y Lombroso influye.
ron noblemente la juventud de Ortiz. Italia suda por los poros de sus ensayos de sociología y criminología. Después, en su aber tura de compás, también le nutrirán angloamericanos y franceses; éstos en tono me.
nor.
CARAVIA No habrá Cristo ni apóstoles en nuestra mesa, pero es mucho decir que tampoco hay Judas. Sin óleos de santidad, aunque sin azufre de traición, todos somos alimentados con pan de cultura. Serán pan ázimo, sin levadura, para el judío; hostia y milagro de eucaristía para el católico; o pan de moyuelo, o de trigo candeal, pero siempre será la siega de puras semillas amasadas con agua humilde, horneadas, cocidas para sano alimento. Todavía, mirando a las estrellas, el hombre puede comerse su pan de fe o su pan iconoclasta en mesa libre, porque hay quienes, como Don Fernando Ortiz, han vivido en desve.
lo para que el mundo no derive a tribunal de inquisición.
Se encuentran palabras poseídas de tanta luz, que operan sobre uno, a quema piel, marcándonos la ampolla de su fuego solar.
Así la confesión de Frank Harris: He llegado a aquel momento de la vida en que puede uno permitirse el lujo de ser audaz, hasta el lujo de ser uno mismo, indiferente a los pícaros y a los necios y a cuanto puedan hacer los demás. El viaje para mí ha terminado; estoy a la vista del puerto; como un buen marino, he acortado la arboladura y arriado el velamen falaz, en espera de largo ancoraje; ya no tengo nada que temer.
Don Fernando Ortiz ha sido audaz desde que soltó las amarras, y está lejos de anclar. Su acento es la audacia, si se entien.
de equivalente a caminar la vida con visera en alto y a cara descubierta, soplado por una llama de verdad que, como los mechu.
rios de los pozos petroleros, sube su presión desde los estratos profundos. La verdad es su espina dorsal y le sujeta a la tierra por fuerza de gravedad. No la ha violado. No podría violarla. aunque ame.
naza con riesgos cuando se la desnuda y es áspera, queda uno sereno, con el pecho en reposo.
De otra fórmula, indefinido, nadie tiene flus para hablar de cultura, que es milicia. Que callen los acomodados en el colchón de la neutralidad. La voz es para los militantes, para los agredidos, para los agresivos. ese es el grupo sanguíneo de Ortiz. No se elige por deporte una existencia tan asaltada de problemas. Viene con el temperamento y se la siente como imperativo, como espuela, más cuando la herencia de José Martí golpea a diario como un mandato. Sin el negro, Cuba no sería Cuba. Fernando Ortiz al negro entrega vigilias cuando había una (1941)
polémica en torno a este trágico tema, em bebida de odios, mitos, cálculos y roman.
ticismos. El fenómeno de la transcultuNo es oportunidad para lectura de una ración negra le adentra en un compleji.
ficha de libros, ni de un guión biográfico. sima maraña de supervivencias religiosas, Muy al contrario, esta cita tiene santo y procedentes de diferentes culturas lejanas seña: aquí nos agrupa el saber bien sabido y con ellas variadísimos linajes, lenguas, lo que encarna la vida de Ortiz. la obra, música, instrumentos, bailes, canto, tradipara decirlo en frase de Goethe: es una ciones folklóricas. Su obra negra si se forma más de la vida misma.
nos permite bautizar es el principio y fin Desde que le diploman universitario en de lo que conocemos sobre el grupo étnico Madrid luego será en Barcelona y La Haque nutre y mestiza el porvenir. La órbita bananadie ha ido por estas tierras lide esos estudios tiene un simpático abc en geras y coloristas de modo tan tenaz y veel folklore. No quiere decir no le gusta hemente al encuentro del hombre como cia Ortiz oírlo que sea folklorista, lo que fra humana. Por todos los caminos conversiendo pintoresco, no es más que una esgentes de la ciencia, sin desaliento ni atapecie en la sazón del hombre. Tampoco le jo, hace blanco de sus flechas en ese único tengan por erudito genéricamente, como vértice. Es la razón de la variedad y unimaniático de erudición, de eso que casi en.
dad del sabio. Para ir al hombre por vías tumece. Ortiz no conoce la parálisis, porque científicas hay que abordarlo desde sus no entiende la cultura como un régimen edades remotas, rastreando en la tierra y dietético. Activo, sin ortodoxia, mira al eruen los huesos. trayendo en la mano crá.
dito per se como a esos árboles secos, leneos, fémures y vértebras, situarlo en lo prosos, que son siluetas de esterilidad. E!
actual, enfocarlo, registrarlo, con instruconocimiento ha de sumarse febril y dialécmentos de sociología, estadística, geografía ticamente, dando prole, repartiéndose, despolítica e historia, hasta que el estudio endoblándose en promedio humano.
tregue las claves.
Donde pone la acción no hay sectas ni No es un hobby de Don Fernando Ortiz exhibición, ni juegos florales ni cantos. El su persistencia de martillo sobre las cultu simulador se asfixia al lado de Ortiz bajo ras indígenas y africanas. Lo racial es pun campana neumática. Un sentido práctico, to de mira hacia el fondo del país. Cuando operante, cerebral, sustancia e! grosor de reconstruye las cuatro etapas precolombi sus empresas. Viven mientras tienen temnas o persigue la huella del negro trasplan peratura libre y cuando un aire de violentado, del retoño negro, hasta el aliento sil cia dificulta llenarse el pulmón, antes de vestre de la selva, es por traernos con ori. vivir yermas, cierran la carpa. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica