REPERTORIO AMERICANO 93 Esta voz (En el Rep. Amer. La Literatura del Ecuador Por Isaac Herrera, Buenos Aires, 1947. 173 pp. En la Revista Occidente, Massapegua.
New York. Entreabro yo tu nombre como un párpado. Altar inaccesible, cielo livido corre por mis venas agua oscura En un raudo galope sucesivo.
Oigo tu nombre arborescente En un ramo inasible de suspiros, una voz verde, estrella pavorosa, Pinta un retozo azul sobre el abismo.
Ambarina serpiente perfumada, Duendecillo de muslo fugitivo: Hacia ti voy a dar, como va el agua Que cae al corazón de los molinos.
Oigo tu nombre luna en las ventanasGritándome, aterido; Oigo tu nombre abandonado, Oigo tu nombre sumergido; Tu nombre, ayer, de abeja o de manzana, Redondo como la uva en la infancia del vino; Oigo tu nombre que empezaba En la húmeda celdilla del jacinto; Tu nombre clausurado y perdurable, Tu dulce nombre hospitalario y tibio; Oigo tu nombre oculto en los helechos, Corriendo inacabable y cristalino, por mis ojos pasa un ventarrón amargo, en ellos deja un rayo de soledad cautivo.
Tu nombre está en mi voz de capitán que aúlla En el bauprés y muerde sus puños de nautilo.
Tu nombre está en mi voz. perla que habita Su hipogeo marino.
He aquí un libro útil publicado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El señor Barrera es un conocido crítico ecuatoriano, autor de dos libros de mérito: Literatura hispanoamericana e Historia de la literatura ecuatoriana.
En la obra presente el señor Barrera hace una breve reseña de las letras ecuatorianas, empezando con los escritores de la colonia y terminando con los novelistas contemporáneos.
En los capítulos centrales anotamos: la literatura en la república; los polemistas; ensayistas y críticos; los historiadores; la poesía.
En la parte colonial el autor destaca las figuras de Gaspar de Villarroel, autor de El Gobierno Eclesiástico y Pacifico; Xacinto de Evia, poeta culterano que escribió un Ramillete de flores poéticas; Juan Bautista Aguirre, ya revelado parcialmente en la América poética de Gutiérrez; Juan de Velasco, con su famosa Historia del reino de Quito; y Francisco Javier Espejo, figura máxima de su época, y autor de El Nuevo Luciano. Ya en vísperas de la emancipación aparece la figura de José Mexía, gran orador de las Cortes de Cádiz y uno de los primeros espíritus liberales del continente.
Entre los poetas de la era republicana José Joaquín de Olmedo, el cantor de Bolívar, ocupa el lugar más alto. En la prosa literaria y política se distinguieron dos Presidentes de República, Vicente Rocafuerte y Gabriel García Moreno. Este último al convertirse en dictador se atrajo las iras de Juan Montalvo, uno de los hombres geniales de América.
Con Olmedo y Montalvo el Ecuador llega a la cúspide de su gloria literaria y es justo observar que sus nombres siguen creciendo en la admiración de los hispanoamericanos. Montalvo habrá que mencionarlo entre los polemistas, los ensayistas y los críticos, por obras tales como Siete Tratados, en que sobresale El Buscapié, el estudio de mayor calado que se ha escrito sobre la lengua castellana, a propósito de la obra inmortal de Cervantes.
En la crítica literaria se distinguió Juan León Mera, con su libro Ojeada histórico critica, aunque este escritor es más conocido por su novela Cumandá. Entre los nombres que han sobresalido más tarde en estas actividades figuran: Remigio Crespo Toral, Gonzalo Zaldumbide, Julio Moreno, Nicolás Jiménez, José Rarael Bustamante, Benjamín Carrión, César Arroyo y Augusto Arias.
La parte más interesante de la obra que nos ocupa se refiere a la poesía y a la novela. Los poetas, en general. van siguiendo el desarrollo cronológico usual en nuestro continente: romanticismo, modernismo y vanguardia. Al romanticismo pertenecen Dolores Veintimilla, Julio Zaldumbide, Numa Pompilio Llona, Juan León Mera; al período de transición: Crespo Toral, César Borja, Francisco Ampuero, Luis Veloz, Aurelio Falconi; al modernismo, Arturo Borja, Ernesto Noboa Caamaño, Hum berto Fierro y Medardo Angel Silva, en Quito, y en Guayaquil, Wenceslao Pareja, Falconi Villagómez y José María Egas. Se empieza a apartar de esta tendencia Remigio Romero y Cordero y rompe con ella definitivamente Jorge Carrera Andrade.
Tu nombre está en mi voz: óyelo dentro Como una almendra cruel de azul latido.
Oye esta voz que corre ahuyentando luciérnagas, Ahuyentando cigarras, mujeres y vencejos, soplando vestigios.
Oye esta voz que corre con la uña de los faunos arranca a las bacantes alaridos; Oye esta voz que esculpe tu nombre en alabastro: Con ella te me entregas desnuda en el rocío.
Esta es la voz oscura del capitán que aúlla En el bauprés y muerde sus puños de nautilo.
Esta es la voz que azota los potros de la aurora, alzar no puede, en cambio, tu caracol vacío.
César ANDRADE y CORDERO.
Cuenca, Ecuador, 1949. 것 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica