166 REPERTORIO AMERICANO manos.
caer en aquellas manos y que se lo tra Nuevamente Sam Scott estaba leyendo Váyase tranquilo le dijo por fin Sam gue la tierra. Yo entiendo que se sirvie sus Salmos debajo del viento y la lluvia, Scott No hay caso, tendré que bajar ron de usted para poner a andar esta ex debajo del sol, entre el ramaje, plácida y antes de que hagan tabloncillo con mi boplotación, porque conoce muy bien de tranquila su cara de betún. Habían pa nito zurá.
esto, financiándolo apenas lo vieron en sado cinco años, pero no se veía más vicapuros, y ahora comienzan a ahogarlo. jo, ni había olvidado cantar por las no Ve bien, hombre; sí, ya están afi ches, junto a la misma lechuza que lo Sí, amigos míos. Ustedes no lo van a lando las fresas para pasarme por la creer, y Burton Clinton hubiera querido miraba curiosa y de cuando en cuando sin duda que no sucediera jamás, pero ya alistadora. Prácticamente, como si hu le respondía con su silbido agorero.
biera sido un administrador cualquiera.
él no estaba allí cuando le llegó la hora al zurá. Cree que yo ignoraba el juego? No; peSammy lo defendió como un ro me arriesgué porque no había más ca¡Dios! llegó la orden de voltear tam viejo puma acorralado, a balazo limbién el zurá del negro Sam.
mino; y las maderas son mi locura; tal pio, aunque sin tirar a ningún devez mi perdición. También mi bisabueBurton Clinton fue y subió a explicar terminado blanco. Disparaba, no más: le: lo Milton Clinton llegó a Centroamérica disparaba como un loco. Era posiblemen.
en 1856 detrás de la caoba. Es mal de fa Esto es ajeno ahora. Serán siete mil te lo que esperaban para justificar desmilia, qué diablos.
varas de tabloncillo, y la Compañía los pués el asesinato. La policía, en esas zo ¿El que fusilaron, no?
quiere. La frutera manda.
nas, es policía de bananos. Lo acribila Lo sé, Timber, lo sé, por el amor de El que mandó fusilar su propio jefe, Dios. Pero yo soy un negro libre. Que bos como un monigote por entre los beron a tiros y su cuerpo cayó dando tumsi señor. Como no lo fusilen a usted, mister!
vengan por mí. Que tumben mi casa con jucos desde sus sesenta metros de altura.
todo y Sam Scott adentro, si lo prefieren. dijo el negro, sonriendo. Yo soy un hombre; yo soy un ne No Sam. dijo Clinton aceptando qué diablos. Tengo todavía mi escopeta. gro libre. había rugido, ya agonizante Ese fierro herrumbrado. No, no me la broma. eso se estila poco en estos allá arriba, momentos antes de caer al tiempos. Pero no le extrane si nos fusi haga esto, Sam. Tengo que obedecer las vacío.
órdenes. Van a sembrar ya todo esto de lan la empresa. No ve que yo tambiéa Bob, el ayudante, lloraba maldecía.
bananos.
soy un traidor a los métodos bárbaros?
Las mujeres rezaban y se deshacían las Los tipos me estiman, no es cierto. Usted no es el de la culpa, Burton.
Usted luchó como un hombre. Ahora no Sam?
Los peones, los boyeros, los de las ha Sí, hombre de Dios. usted parees usted, usted.
chas, los de los botes, el palanquero del ce interesarle poco el dinero. mucho No, y me duele. Ahora he vuelto a carro, negros o blancos, qué más da, más los hombres como hombres.
ser un simple instrumento, lo sé bien. apretaron los dientes, dolidos e iracun No tanto, viejo brujo, no tanto; pePero seguimos amigos. Hágame caso. dos.
ro un yanqui también puede ser algo asi Claro que seguimos amigos, mister Míster Lumber no hacía ya más nada, como lo que está diciendo usted.
Timber. Más que nunca. Por su Milton quieto montoncillo desarticulado sobre el. Peleamos, entonces?
Clinton y por mis abuelos, eche acá esa suelo hojarascoso y sombrio.
Los mechones amarillos de las cejas mano y se la estrechó. Pero no le de Burton Clinton se alzaron decididos: haré caso, sabe? Ahora he vuelto a ser Amigos, a ustedes les llama la aten Pelearemos, Sammy, pelearemos toun hombre que se manda solo, como mis ción el sobre de esta mesa. Es un herdos juntos, maldita sea.
moso sobre bien jaspeado, no es cierto. hombres que tendremos que reunirnos Mister Timber se rascó la cabeza. No a cuyo alrededor nos hallamos conversanel sábado por la tarde para discutir un había modo. Sammy Scott se había pues do. Ustedes me han pedido detalles. Usnuevo plan conjunto. Somos apenas una to tan duro como la fibra del zurá. tedes quieren una explicación. Bueno, guerrilla suelta contra todo un ejército Cuánto había, por su parte, encanecido ahora estoy muy cerca de dársela. Yo haorganizado, pero nos portarenos bravaBurton Clinton.
bria preferido que mister Timber nunca Bueno, bueno, veré qué puedo ha me hubiera contado esta historia, pero Discutieron el plan, lo llevaron a ca.
cer. empezó a bajar agarrado como un me la contó, y no estoy haciendo más bo, sudaron como verdaderos demonios. mono de las pasarelas de mecate. Pero que repetirsela a ustedes.
si fracaso dijo aún. me promete por. Cómo me engañó el marrullero. Clatarse como un buen muchacho?
ro que había de bajar antes de que hicieY un año después, la Compañía los ha Sonrió Sam y guardó silencio. Burton ran tabloncillo con el palo. Ahora combía aplastado como gusanos.
Mister ya no lo estaba viendo.
prendo su enigmática sonrisa aquel día.
Timber tuvo que entregarlo todo; quedó Con cuidado, eh, Timber le volvió Cómo no lo comprendi.
de simple administrador; y mister Lun a decir, como aquella otra vez.
Clinton volvió días después allá, al saber, agarrado a la palanca del conmuta Gracias, viejo brujo contestó Clin ber de la muerte de su amigo. Venía a dor de la aserradora, volvió a recordar a ton tristemente.
despedirse de sus despojos, ya bajo tiesus muertos mientras el carro corría de No fue mucho lo que pudo hacer. Sos Cosas hay que asombran. Vió que adelante atrás y de atrás adelante, en tener el asunto por algunas semanas. En en el aserradero se disponían a arrimar tanto que las jaspeadas piezas del her tonces mandó la renuncia a las oficinas a la plataforma con la pasteca un enormoso cativo que estaba aserrando caían centrales de la compañía, en Puerto Li me tronco de zurá. Preguntó con los una tras otra sobre los rodillos.
món, y alcanzó a ver cuando otro admi ojos. Bob le respondió. Bob le dijo al ayudante, para nistrador daba días después la orden pa. Si. Dió una barbaridad de cortes.
la máquina. Voy a buscar a mister Tim ra tumbar la montañuela donde coma Este es el más rollizo y sano.
ber. God damm. Me vuelvo a mi zurá. una oropéndola vivía mister Lumber le Mister Timber se acercó: Otra vez había dicho hasta aqui. yendo su Biblia y cantando Salmos. El segundo, no hay duda. Gran Dios, Digales a los antepasados.
mente.
rra. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica