Communism

REPERTORIO AMERICANO 77 como una perfil. Los ojos, del fondo de una la de una fumarola. En ese momento. Acaso sirva esa para mi anillo de guna morada, le incitaban. Los la cambio de dirección el viento, envol compromiso gritó Rosamari, animada.
bios, indios, encarnadinos, le ofrecían viéndolos en una nube de niebla niCon una mano agarró los pantalotrémulos, la carne viva de una mujer volesca, nacida de la unión del humo palpable. Enmarañados así, se que y de la neblina. La cara sofocada, mientras que con la otra se estrecha nes de Gil que se encontraba cerca, daron largo trecho.
Rosamari corrió en sentido contrario, ba. Ya caía la neblina, más espeFrente a la Basílica de Guadalupe tratando de escaparla. Un frío le invase detuvo el coche. Bajaron los tres a dió, penetrandola hasta los tuétanos. del crater con un movimiento repensa que nunca. Gil se retiró del borde hacer votos. Ya había desaparecido el humor negro del momento anterior.
Estaban al borde de la laguna dėl tino. En seguida en el claroscuro y Gil se mostraba toda atención, toda naban uno de los antiguos cráteres. tela, fijándose fascinada en las aguas Reventado, aguas verduzcas que lle sonó un chillido desgarrador. Mariscortesía. Se le notaba como más Detrás se alzaban las vertientes del verdosas de la laguna, moradas en la impaciente en los gestos, más determinado en las pisadas encaminadas a volcán, deposiciones cenicientas deja penumbra, vió aparecer das por el mismo gigante que estaba rosa al cuerpo de su hermana, todavía la Virgen gargarizándose allí con un líquido en su vestido colorado. No se dió medida que se acercaban al volverde, caliente.
cuenta de que Gil había sacado de su cán, el paisaje iba cambiándose. En bolsillo un bulto hasta que, con un lugar de los sembrados de maíz y de Se hizo sentir el silencio, interrum grito resonante, lo tiró al agua en un papas de la tierra fertil y cultivada, pido sólo por los regoldeos del volcáp. paroxismo de rabia.
se veían los potreros esparcidos de Maristela se agachó a recoger una Allí va; ahora a acabar la histo.
formas extraordinarias, robles y enci. piedra que tiró luego al cráter. Rosaria.
nas, torcidos y marchitados, figuras mari, imitándola, se agachó también.
de espantapájaros infernales, ánimas Una roca negra le llamó la atención, Luego en las tinieblas dos tiros de suplicantes destroncados. Ya la una roca negra acribillada de aguje ahuyentaron las vacas, y apareció al tierra misma se había cambiado. Un ros. Estaba al borde mismo del crá. lado de su hermana, fotando en las color rojizo invadía todo. Cubierta ter, cerca de unos lapilli volcánicos aguas abandonadas de la laguna, la de cenizas vivas en la última erup. de basalto porfirítico. En medio del estrella del mar.
ción del volcán, la tierra quemada se desierto de arena gris esparcido por Por las altas montañas no se oían había adaptado a su nuevo estado de helechos cubiertos de flores blancas se más que el to, to, to de un boyero ser, y se mostraba tranquila y risue. destacaba como marca distintiva del que se echaba potrero adentro en busña bajo la capa volcánica que la volcán, y la niña quería examinarla. ca de bestias. Mientras tanto, abajo, cubría.
Unas grietas en forma del eje de una una yunta de bueyes por las calles de Más allá del Hotel Robert, de rerueda rompían la superficie. Entre las Cartago estrenaban pegada al yugo pente, se paró el coche. Gil sacó de piedras del ripio, una, más brillante, una pequeña rueda azul que llevaba su bolsillo un pequeño bulto envuelto le llamó la atención. Le pareció una una sola palabra: Dodge.
en papel blanco y lo puso en manos joya, digna de engastar.
Juan Viñas, Costa Rica.
de Maristela con una leve sonrisa de payaso triste Su mamá me mandó esto, le dijo Literatura Peronista en voz baja. Abierto el paquete, quedo descubierto un objeto dimivutivo, Por Alejandro MAGRASSI brillando bajo su capa de oro. Era un (Para el Rep. Amer. anillo de compromiso. tú, no lo aceptarías de tu pro El «tirano errante» Juan Domingo teñismo» se caracterizan por su despia voluntad, sin el permiso de tu Perón, al ser permitida la propaganda precio a la cultura prefiriendo entre madre? preguntó.
totalitaria en nuestro país por la tole un cuadro de Picasso y el tango «MaMaristela, negándole con la cabeza, rancia del actual gobierno, ha hecho levaje. el último.
con sus ojos le indicaba que allá, al inundar las librerías y puestos de diafondo de la laguna de su amor, guar rios con sus libros «La Fuerza es el Los peronistas que gritan en sus daba todavía reservas secretas.
manifestaciones. libros no, alpargatas derecho de las bestias» y «Los Vendesí» los que decían con el suicida por En el silencio, Rosamari empezó a patrias» que no constituyeron un susilbar. Era la marcha matrimonial, desesperación, Discepolo. lo mismo ceso porque vendidos a treinta pesos es un burro que un gran profesor se que terminó con un abrupto desafío: tuvieron que rebajarse a diez y ni aún caracterizan por la burla inferior y No ve Ud. que eso ya no puede por menos se venden pues en el priser?
mero acusa a la masonería del desas grosera a estilo de «la patota. que Llegados al volcán, bajaron del cotre del país y en el otro a los comuno va solamente contra lo solemne y ridículo, sino que se extiende a lo che en la planicie del crater madre. nistas, todos ellos sus aliados.
serio honrado.
Eu la lontanía pacían unas vacas, Pero no es esto lo que constituye apaciblemente. Les pareció que el una literatura inferior de propaganda viejo volcán había perdido todas sus sino los cientos de libros de autores antiguas fuerzas. Allá, al horizonte, se alzaba el filo de la montaña, como que florecieron en la época peronista la columna vertebral de un monstruo y que hoy tienen su asilo en el nuevo Abogado y Notario glacial, cortando el gris oscuro del diario «El Nacional. Qué. Línea San José, Costa Rica cielo con un gesto esgrimidor. Abajo, Dura» y «Palabra Argentina. Estos en uno de los cráteres hijos, se veía literatos de nuevo cuño como José Apartado 2352 el chorro del humo sulfúrico saliendo Gobello por ejemplo, teñidos de «porLic. Aníbal Arias Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica