44 REPERTORIO AMERICANO con la mano desnuda donde lleva desiertas áreas de ternura nueva en abismos de absorta fantasia.
que yo te tengoes por mi condición de no tenerte.
For instrumentos de percusión, por ser los que inás al alcance están de los amantes de lo fácil. Nebulosidades en su poesía? Pero. es que no hay quién no sabe captar la intención del poeta. No quisiera él describir lo bello con ideas puras. No es esto el anhelo óptimo de todo poeta? Al término de su alegato, refunde su pensamiento en esta fórmula: En viejos moldes, perfumes de abora con esencias de siempre.
Recojamos algunas muestras de tal deseo: Nada quiero del mundo que no sea el camino hacia ti por la cañada de los alejamientos en jornada de pájaros al pozo de la idea.
Porque todos los brazos son mis brazos, y la tierra que oprimes es mi propio corazón siendo tierra fara que tú camines.
El aire que respiras yo lo expiro.
Jamás te vivirá quien no posea una palabra para abrir las arcas que asientan tus misterios sobre cimas de júbilo con llanto diluviadas para cubrir la inútil alegria con naufragios de sueño en esmeraldas.
Ya le dije al jardinero productor de tales flores, que ellas no eran para el gran público, sino para unos pocos, muy pocos, y que sus libros no serían nunca un éxito editorial.
El primer libro, consta de cuarenta y ocho composiciones, la mayoría de ellas, sonetos.
El segundo, con el mismo formato de lujo severo, de veintiuna. Para el verbo divino que orea en el cielo americano, traído por los aventureros hispanos, todo el contenido es. Oraciones cálidas de consideración para los vates de allá y los de acá que hicieron el milagro de la eternización de la poesía de las dos cultuY la vida que vives es la muerte de que agonizo viéndote cuán lejos vas de mí, siendo, cerca, tan mía.
Oh, tú, dístico ser en que adivino a Dios enamorado de una lágrima que de su amor cayó sobre el vacío pintándole sonrisas a la nada.
ras.
Para quererte en esa plenitud tan tuya y vegetal, tan mineral y mía, tan sideral del sueño desde donde te viven esculpiendo mi júbilo y mi angustia, Cadenciosa, has tenido que desbandarte en multitud de pájaros y voces y llamados.
Dios te formó para no hacer de carne la dolorosa dimensión del alma que de sus manos a su fin salia en medio de una nébula de lámparas provistas de tu aceite y de tu soplo infundidor de intrépidas distancias. para el amigo lejano en comunicación conmigo por conductos espirituales, toda mi comprensión y mi admiración por su febril desasosiego y por la valentía empleada en contraatacar a los adversarios de visión corta y de intenciones largas. Que para los que hacen de la amistad un culto, tengo a su disposición todos los frutos de mi hacienda espiritual, y en el templo de mis dioses preferidos, ocupan ellos lugar de privilegio.
Lorenzo VIVES.
Finca Monticel.
Cervantes. Costa Rica.
Octubre de 1949.
Seas mi vida tú, Santa Poesía, música de la imagen, claro velo tras el que una vorágine de cielo abre la noche desmayando el dia.
Por eso veo tus ojos en el rocío temprano, hecho de rosas. siento que tus manos inasibles son caricia en el viento de la tarde. tus floridos pechos, caracoles de luz, rosadas nubes, los llevan en sus picos primorosos todas las golondrinas.
Sé tú el cuerpo que busca mi ardentía El poeta y Cadenciosa ¡Mira cómo sonríes en la aurora y tus labios que nunca me han hablado burbujean en el vino y en la leche y en el agua que canta!
Si tus pasos de inaccesible antílope soñada me los cuentan las horas, los minutos, los siglos sobre mi corazón!
Es un poema de Fabián DOBLES. En el Rep. Amer. No pediré que vengas por ese solitario camino que conduce hasta mí.
que titulan tus pasos, y acaricias la suave lentitud de los minutos pletóricos de signos y de estrellas, te encontrarás conmigo.
Aunque ya, por lo hondo, aunque entonces, de mucho que me hayas descubierto, se te extravie mi nombre y sólo seamos tú, la vaga línea del horizonte.
Yo, un anhelo tuyo por recordar el sueño que hubieras querido alguna vez soñar.
Así tú eres mía, Cadenciosa; una constelación de voces y de signos, inis ojos que e buscan solitarios y la incansable abeja de mi sueño que libándote va de rosa en rosa, de silencio en silencio, Cadenciosa.
Porque ya he aprendido la ubicuidad del aire y el viento peregrino, cstoy, como la voz inigualable del silencio, en lo recóndito presente sintiéndote, anhelándote. a veces, seria, seria, te me quedas mirando en cualquier rostro que pasa y que no sabe cómo me llamo yo, cómo es que tú te llamas. te cosecho con mi hoz invisible: Saberte únicamente mía dentro de mí.
No es que yo quiera, hermana, Cadenciosa, este mi andar perdido guiando mi humilde carro de silencios vor entre las estrellas las flores.
Tú no estás dentro del tiempo, ni vienes de fecha exacta.
Te sé de una hora profunda de relojes ausentada, que ni es, ni ha llegado, ni se me anuncia, ni pasa.
No me busques en casa, amiga mía.
No llames a la puerta de mi vida sonriendo: Buenos días. está el amigo?
Es que, cuando nacemos, alguien, quizá uno mismo, nos biere entre la frente con ese loco dardo que llamamos ingenuamente céfiro, emoción, claridad. es sufrimiento, sólo.
Deshazte entre los vientos inclementes, interroga a las tiernas madrugadas con su oleaje de pájaros y números sn cifra conocida, sin sentido del tiempo. Ama el espacio virgen, en que ya todo es conocido desde siempre y está presente en esa ausencia llena, límpida, donde cabemos todos. expiramos, naciendo. agonizamos hasta en mitad de la vida más repleta.
Porque dado no me fué darte forma consumada, Cadenciosa, sólo te oyes por oídos sin palabra, y me llegas caudalosa desde la ignorada página de un recuerdo sin recuerdo, fransparente, iluminada.
Grito que nadie pronuncia, alba que si imaginada. sólo hallamos paz sin paz, y sólo hallamos vida faltándonos la vida.
Allí, si tú, completa, te desnudas de recuerdos y olvidas los deseos ti la gracia debo de llamarme buscador de canciones en la sombra.
Si yo te tengo y sé Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica