76 REPERTORIO AMERICANO PRESAGIO que en cambio a las ansias del mundo furtivo hallaré en deliquios de altas lejanías!
mm EL ERIAL CON ANGLA FONTANILLES.
Deriva ya en sombra toda mi aptitud.
Mis pobres potencias se muestran esquivas. Cuán lejos te fuiste, bella juventud!
Si en mí hallara, al menos, algo redivivas de ilusiones caras alguna inquietud. AYUDA VIVIR La Habana. 1952.
UN OLVIDO LAMENTABLE En vano os evoco, luchas potenciales, por seguir airoso mis rudas andanzas al noble servicio de rectos ideales; y en vano os evoco, puras esperanzas en mí ya marchitas por cierzos fatales!
Agencia del Repertorio Americano en Guatemala, LIBRERIA MINERVA En la entrega anterior, página 53, en el poema Digo la Paz, por descuido no se puso el nombre del autor: Alfredo CARDONA PEÑA, colaborador estimadísimo, de lo mejor entre los poetas nuevos de Costa Rica.
5a Avenida Sur NO 29 Pero me consuelo ante el aflictivo poniente infrenable de mis vigorías, pues siento en mi alma como un intuitivo presagio inefable de otras energías Odisea tarasca Por Humberto TEJERA (En Rep. Amer. Sueño tras la borrasca: hasta el nimbo sumirse en los azures de una odisea tarasca.
Tejamaniles de casitas rústicas entre conos volcánicos, por entre cuernos de azulosas sierras.
Conos morados, lagos, camelinas.
Ajambarán, nombres libando abejas.
Paracho de bandolas cantarinas. Aquí nacemos para pescadores me dijo de Janitzio aquel cacique don Juan. nada que mejor explique su destino, república y amores.
Falló sólo en decir, creciendo galas de lacustres hazañas silenciosas que las redes fabrican como alas en su libre soñar de mariposas.
Abismo hallado y olvidada ausencia ¿quién pide más, a márgenes de un rio espumarajeado de inocencia?
Tarde que en nido de verdor se helecha, que escribes en una hoja de tampaco con tu alfiler, dos nombres, una fecha.
Esta avaricia de soñar, beodo en cráteres lacustres y arcas gemas.
Meto mano hasta el codo para pescar asombros y poemas.
Llegué feliz; regresaré con una gota de brasa al corazón: el agua en que te bañas, hija de la luna. Vendréis conmigo, íntimos poetas, torvos artistas, en Apolo hermanos, al rito matinal de oro y violetas en este azur de lagos michoacanos?
Bendita la faunalia satiresa que de imprevisto amanecer nos baña, y el festín vesperal de crema y fresa en los cráteres lagos de montaña. brindaremos hoy con nueva copa: el Parſcutin, rojo estallido del alma roja de esta roja tierra.
Perderse en este azar de agua reída, océano de pinares frescos dulce, barata y apartada vida.
Limpísima en cristal, nueva memoria nos deja la ablución en la Tzaráracua, dialéctica irisada y transitoria, Mas sobre aviso; sin confianza alguna.
Aquí hay encanto. Descubrimos riego en los lagos, de náyades de luna y en las montañas, de Mujer de Fuego.
Puliendo en jades la madera, al axe, en Uruápam, en ónices y oro montan la faz y el genio del paisaje.
Compañera, el milagro se avecinda pues aquí nuestra lógica desbarra.
Aureolado en su reata de Chavinda vemos aquí relampaguear al charro.
Sentado a la oriental amasa el barro cantando; con begonias, con azalias hace el indio sus ollas en Chupicuaro. se calza de espuma las sandalias y con hilos de luna las amarra. sobrios, del ambiente a los consejos, pescan, y viven del pescado blanco; es un decir: de astillas de reflejos.
Zirahuén, en su cáliz vi la leche opalina cambiante de la luna.
Muchachas con el bronce ribereño de sedosas campanulas del lago y ojos mecidos de estrellado ensueño.
Adormilados pueblos de la orilla con idilios y cantos de revuelta que algún recuerdo lóbrego acuchilla.
Canta un nocturno trovador. Tres palomas en una rama, pero una es la dueña de mi amor.
Charandas y basaltos hoy nos dan esta lava encendida en que el cigarro prendemos con candela del volcán. hubo otra vida. esplendorosa vida.
Las Yácatas nos cuentan soles magos nos descubren la Corte Atrida de los emperadores de los Lagos.
Canta un mozo, con la nostalgia de los días de la Revolución: si acertamos de Cherán la ruta un huenango, salvándonos de prisa, nos revela lo que es una camisa: remolino de rosas y de brisa listo para empacar la mejor fruta. Voy a tomar las armas como las toman todos los guerreros.
Mi camisa de manta rayada, Mis guaraches con tres agujeros.
Vemos la ola, fiel lengua de perro quebrar espectros, rebosar en bramas.
Vemos la milpa sublevarse en cerro y fulgurar en bendición de llamas.
Lejanías, amables dulcedumbres, a perderse, en el vago laberinto puntiagudo y sangrante de Mil Cumbres.
Aquí de mitos coruscante aferro.
Ya se han robado en Tzin Tsun tzan el Santo Entierro.
Ya en Janitzio los muertos piden pan.
Ya un varón sorprendente pisó en la lava ardiente y dejó huella perdurable en hierro.
El celaje, una jícara uruapeña, regala leche, espuma de nubajes al agua triste, que lo adora y sueña.
Sorpresa de inicial fiesta desnuda, tu claridad. El baño en el torrente y el imprevisto abril, que me saluda y me despide, irremisiblemente.
Esta puerilidad de saltar lumbres curar daños con besos candescentes y quemar cordilleras de los años. trampas de carmin mi viaje atrapan tus mimos, las camelias húmedas y este escudo laqueado por Uruápam.
Una semilla fué sembrada a húmedo sol; nadie la ahoga.
Hogar, aula y taller, y sosegada dulzura de hospital y de posada: Salud y limpidez inmaculada del eterno evangelio de Quiroga.
Luna de eclipse, anoche revolcada en polvo de la tierra; hoy despertada spitz feliz, en Zirahuén bañada.
Fragmento pectoral de venus manca zarca de ojeras y nivor, modosa Juna de eclipses, cada vez más blanca. Qué viaje por cañadas y por cielos doblados en lacustres soledades, para hallar el tamaño de Morelos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica