REPERTORIO AMERICANO Fray Francisco de Vitoria, Catedrático de Salamanca y Juan de Solórzano y Pereyra, Magistrado y Jurista insigne Lscribe: Carlos FERNANDEZ SESSAREGO (En el Rep. Amer. PBRixsus)
Francisco de Vitoria eterna. para ello aconseja debemos acer.
carnos al pueblo, su depositario, fuente inago table y segura de constante inspiración. Sumergirnos hasta llegar al hontanar de su constante agonía. pesar de nutrir sus mentes con la tradición eterna sustancia de la Historia Vi.
toria y Solórzano tienen algunas discrepancias que más que de esencia son de acentuación de matices. Ello se explica si se tiene en cuenta el momento en que ambos escriben sus obras, Vitoria lo hace en pleno fragor de la Conquista, cuando aún no reinaba la juridicidad por estas tierras de América ni la autoridad se ha bía establecido, menudeando los abusos y los excesos de parte de los primeros conquistado.
tes. Solórzano, en la primera mitad del siglo XVII, encuentra un panorama diverso en el continente de promisión. Ya han desaparecida las turbulencias inevitables de la primera hora, han cesado de ser orden y ley la voluntad sin tasa del ambicioso caudillo. El antojo del iudo capitán y su temeridad que le hacían despreciar el mandato distante, han sido reempla zados por la sentencia del tribunal. Los excesos han menguado y se ha puesto límite al apetito voraz del encomendero.
El teólogo domínico no ha estado nunca en Indias. Ha escrito sólo ateniéndose al testimonio de frailes amigos llegados de Améri ca. Por eso Solórzano haciendo resaltar este hecho, refiriéndose a Vitoria, dice que tuva poca noticia de estas Indias y sus historias El autor de la Política Indiana, en cambio, per manece 18 años en las tierras descubiertas por el atrevido genovés. Penetra en el corazón de la serranía, en Huancavelica, donde por espa cio de tres años se pone en intimo contacto con el medio social y económico andino. Una continuada práctica judicial, como Oidor de la Audiencia de Lima, hace de este jurista un profundo conocedor de la realidad americana, Vitoria es el teólogo teorizante e idealista, que emprendía vuelos en alas de la filosofía e incursionaba con facilidad y destreza por los campos del dominio de la ley natural. Su PONI ALL. IOSO حدا La incorporación del capítulo de América al Libro de la Historia y la aparición del indio suscita arduas y prolongadas polémicas acerca de los títulos que poseían los descubricores al dominio del Nuevo Mundo y sobre la conducta que deberían observar frente al inédito ser americano.
Podemos reducir las diversas posiciones adoptadas por teólogos, juristas y filósofos, a dos bandos contrapuestos. En uno ubicamos a los que basaban el dominio de las nuevas tierras en la potestad temporal del Papa, en la jurisdicción universal del Emperador o en la calidad de bárbaros, viciosos y pecadores de los indígenas. El otro agrupa a los que se levantaron como decididos defensores de la libertad personal de los naturales, abogando por el respeto a la persona humana y negando que la justificación de los títulos al dominio de América se asentara en las potestades temporal del Papa o universal del Emperador.
Figuras cumbres dentro de esta posición son Francisco de Vitoria, catedrático de Sala manca, Bartolomé de las Casas, apóstol de indios, y Juan de Solórzano y Pereyra, magistrado y jurista insigne. Ellos se vinculan poi una común y similar actitud vital, por su calurosa defensa de la persona humana, por la valentía temeraria con que bregan por el triunfo de sus ideales y, sobre todo, por ser fieles intérpretes del alma española portadora de valores del espíritu y que emerge de rato en rato en la Historia a través de un Alonso de Quijano el Bueno, una Santa Teresa o un Don Miguel de Unamuno.
Es el pueblo español el que vence en el él mismo se plantea para justificar la magna empresa que ha asumido. Vitoria, Las Casas o Solórzano no son sino la pluma con la cual el pueblo escribe la Historia. El mismo Emperador cosa admirable en el siglo XVI en cuyos dominios no se ponía el Sol, acata la decisión, el fallo, de la tradición eterna. De esa tradición cristiana y ética por lo mismo que impregna toda la conquista y contra la cual se alza en las págirias del Quijote un bachiller Sanson Carrasco o, en el debate planteado, un Ginés de Sepúl.
veda. Rara es la personalidad autónoma que en España adopte una posición individual consciente frente a la vida, dice Ortega y Gasset en su España Invertebrada. Vitoria y So.
lórzano son intérpretes de esta tradición que duerme en la sub consciencia del pueblo español. Por eso Don Miguel de Unamuno.
acongojado, en sus divagaciones en torno al casticismo, clama porque en el dilema de España nos pongamos de parte de la tradición. ICE 12 debate que TE Po TE Linóleo de Graciela Moreno Ulloa Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica