IndividualismWorld War

REPERTORIO AMERICANO 315 pero nosotros teníamos a Jerusalem, cuando Londres era un pantano.
Las memorias prosiguen en tono vivaz y ameno, dibujando personas y acontecimientos con fino sentido político, justo criterio, y a la vez, sano humorismo. El Dr. Weizmann cuenta los episodios más salientes de su fecunda existencia, con ejemplar sencillez. Así, nos habla de la creación de la Universidad Hebrea, propuesta por el Prof. Herman Shapiro, de Heidelberg; de los principios de la Guerra de 1914; su aislamiento en Suiza, y regreso a Manchester; la formación de un Frente Judío Unido sobre el problema de Palestina; su entrevista con Churchill, para la fabricación en grande escala de acetona; la declaración Balfour, su significación y alcance, complicaciones que le siguieron y los turbios días de la post guerra.
Viene su visita a los Estados Unidos. La profunda escisión, en 1921, en el sionismo norteamericano. Los comienzos de la coloni.
zación en Palestina. El Mandato de la Liga de las Naciones. Los disturbios de 1929. El Congreso Sionista de 1931. El Libro Blanco de 1937. La segunda Guerra Mundial y, al servicio de la causa aliada, su labor admirable en la producción de nafta, tolueno y otros productos derivados. Deseo de Roosevelt para que se traslade a Estados Unidos, a fin de trabajar en el problema de la producción de cau.
cho sintético. Una labor de gigantes. después, la paz con sus grandes esperanzas y profundos desengaños.
Llegamos a los días actuales. Los últimos capítulos de la obra estudian con lucidez sorprendente acontecimientos que nos ha tocado vivir intensamente. El traspaso del problema de Palestina a las Naciones Unidas, y su histórica decisión del 29 de noviembre de 1947.
La proclamación del Estado de Israel, que surge después de dos mil años. su designación como Presidente del mismo. el libro se cierra con honda fe en los destinos del nuevo Estado, cuya crónica apenas comienza.
Lic. Alfonso Francisco MARTINEZ.
México, 1950.
Señas: Guillermo Prieto 55.
QUÉ HORA ES. Lecturas puta maestros: Nuevos hechos, nuevas ideas, sugestiones, incitaciones, perspectivas y rumbos, noticias, revisiones, antipedagogia.
OXM11 La educación de la viveza Por Felipe MASSIANI (En El Nacional de Caracas.
Diciembre 20 de 1949. La educación venezolana en su empresa de actualizar las virtualidades del alma nacional y orientarlas hacia el desarrollo de una personalidad humana rica y enérgica, habrá de explorar y examinar y luego tomar cada vez más en cuenta nuestros rasgos psicológicos, nuestra fisonomía colectiva. De allí la importancia de aclarar y fijar para su detenido estudio algunas por lo menos de las características que has.
ta ahora se han venido señalando como constantes del espíritu venezolano. nosotros sólo nos interesa ahora detener nos en algunos aspectos de la psicología nacio nal que guardan directa relación con la viveza.
Por el momento en lo que primero pensamos es en el llamado individualismo. noción que ha de ser aceptada provisionalmente con la significación que se le da.
El venezolano al reflexionar sobre el in.
dividualismo acude para objetivar o concretar la idea a esos dos arquetipos populares que son el cobija y colcha y el guerrillero. Son tipos específicos en efecto explicables en Vene.
zuela por la geografía y la organización social de años pasados. El hombre solo, rasgo cardinal de la mitad de la vida social en un conti nente semidesierto lo encontramos en todas partes de América. Creemos que ya desde el aborigen la geografía estuvo imponiendo la dispersión en la lucha para hacerlo mejor. Eso aclararía al guerrillero. Luego, la escasa división del trabajo, también la tosca o elemental diferenciación social de una sociedad aún en trance de crecimiento y superación de obtener madurez y progreso daría como producto al cobija y colcha.
Es el pueblo el que ha hallado la fórmula expresiva: cobija y colcha. Con ella quiere nombrar al andariego de la docena de oficios y habilidades cuya arrogancia le lleva de pueblo en pueblo errando de una a otra pequeña ciudad. En un pueblo pinta la muestra de un restorán; en otra aldea su guitarrita completa la orquesta improvisada; su arte de latonero, por fin, le detiene algunos días en el caserío rural.
El guerrillero y el cobija y colcha serían a nuestro modo de ver dos frutos en agraz de una cultura todavía a mitad de camino, en pleno conocimiento. Porque los dos serían el proceso incumplido, el aprendizaje incompleto.
Los dos intentos superficiales. Ni el guerrillero en efecto ahondaría la ciencia de la guerra ni el improvisado de todos los menesteres y faenas adquiriría la técnica completa de un oficio cualquiera.
Si de lo social nos vamos al plano psicoló.
gico hallamos así mismo algunas fallas o limitaciones del venezolano medio. En el proceso del razonamiento, en la formulación de los jvicios por ejemplo. Los lógicos destacan la importancia que para la obtención de una exacta visión de la realidad tiene el que el espíritu se encuentre libre de aquello que proceda de causas extrañas al pensamiento puro pasión, intereses, etc. porque piensan que todo ello enturbia y deforma el juicio, el recto examen de un problema o de una realidad cualquiera.
Pues bien, en Venezuela frecuentemente nuestro juicio está o cae bajo la presión de lo apasionado o de la simple simpatía o antipatía. Es decir, eso es lo normal; lo singular es que las cosas ocurran de otro modo. En la vida cotidiana, en cualquier oportunidad, opinamos sobre alguien; y no nos damos cuenta de que no poseemos suficiente información acerca de aquella persona para pronunciarnos. Decimos que no sirve para tal cargo o destino; y carecemos de noticias suficientes para calificar acer ca de su insuficiencia; o no tenemos sino datos vagos no verificados por lo demás. En cambio, eso sí, bajo aquel juicio apresurado puede estar presionando una poderosa corriente de antipatía subconsciente.
En los diálogos en los que se oponen diversos puntos de vista u opiniones podemos observar esa clase de discusión que cae ya dentro de la línea del costumbrismo. Los que acgumentan si es que lo hacen se desvían del objetivo teórico o abstracto, del verdadero punto de partida o interés real o genuino de la discusión en que se trata de ponerse de acuerdo sobre un hecho o verdad objetiva o acerca de la interpretación que se le debe dar a una idea. Dejando atrás todo aquello se van como se dice acalorando y ya lo que debiera ser sereno cambio de ideas se convierte en disputa y hasta en agresión con palabras. Esas y otras múltiples manifestaciones de la vida colectiva lo que mostraban claramente eran las derivaciones negativas de un estado de cosas la Dictadura operando en el terreno del pensamiento y del libre debate. En realidad lo que ocurría era que la gente había perdido la costumbre de ejercitar tranquilamente las facultades críticas del pensamiento. ello porque por años largos la actividad de la inteligencia analizadora o disidente estuvo bajo la acción de la vigilancia o la amenaza. En la Dictadura en efecto, una dimensión de la crítica, la política, no sólo estaba de hecho prohibida sino que era peligroso para el interesado ejercerla; y para todos aquellos que de alguna manera tuvieran relación con él. Es interesante anotar los límites a que aquello llegó. De allí que sostengamos que el relativo eclipse de las facultades críticas y su sereno ejercicio durante un período que sería fácil precisar, tiene raíces histórico sociales. Del año de 1936 en adelan te ese como frenético apetito y fruición de opi.
nar sobre todos los temas y materias que acomete al venezolano es la prueba más elocuento de lo que sostenemos.
En la Dictadura se hizo lo posible, deliberada o indeliberadamente, porque las funciones de análisis y de crítica de la inteligencia venezolana llegasen a un estsado total de ane.
mia o paralización. No obstante eso, el espíritu popular encontraba recursos para salvarse evadiéndose del cerco invisible del espionaje.
El chiste, la caricatura verbal de algún prohom.
bre político, la cursilería o la avaricia cómica de algún alto protagonista, resultaban el más vivo testimonio o demostración de que el tra.
vieso espíritu colectivo estaba aún viviente y alerta.
El esfuerzo del pensamiento creador o in.
vestigador se había retirado al recinto privado de lo individual; y ya desde luego resultaba poco probable que se derramase fecundante y orientador en forma de estudio, conferencia o artículo periodístico sobre las capas populares Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica