326 REPERTORIO AMERICANO aire misterioso que lo distinguía de los demás muchachos del pueblo.
Una tarde el chico se encontraba jugando cerca del rancho. Su madre y un tío lo observaban sonrientes a poca distancia. Súbitamente un viento huracanado azotó, despeinándolas, las amarillentas melenas de los ranchos. el niño se fué por los aires hasta perderse en las nubes. El tío del muchacho había querido detener su vuelo, pero la madre le recordó la profecía de Kuasram y la necesidad de resignarse. No se supo nada del desaparecido. Sin embargo, en diferentes lugares alejados de Boruca algunos brunkas se han encontrado con un joven que les habla correctamente su propia lengua y cuya conversación denota un ab.
soluto conocimiento de Boruca y de sus moradores; pero, aunque las descripciones que ha.
cen del extraño personaje coinciden, nadie ha logrado identificarlo jamás y desaparece cuando menos se espera. Hay quienes piensan que este misterioso joven es el hijo de Kuasram.
Otros creen que el anciano, cansado de su so ledad, ha querido compartir sus serranías con su vástago y ambos habitan ahora los extensos territorios despoblados.
Solo o acompañado de su hijo, el venerable viejo vela desde sus cerros silenciosos por el bienestar de sus protegidos con paternal ca.
riño. Sus ojos, desde las cumbres desoladas, miran el pintoresco embudo de ranchos que forma el pueblecito; cuida de que las cosechas sean buenas, de que el vientre de las mujeres sea fecundo para que Boruca no se extinga como ya casi ha desaparecido Térraba.
Generoso y comprensivo con los brunkas, Tatica Kuasram muestra constantemente su deseo de protegerlos y ayudarlos. En ocasiones, sin embargo, la buena voluntad del abuelo no es correspondida y entonces el viejo se ve obligado a dar severas lecciones a los ingratos.
Hace muchos años vivía en Boruca un hombre laborioso y honrado. No obstante su esfuerzo, sus cosechas y sus ganados eran escasos. Kuasram lo observaba desde sus cerros y, compadecido del indio, quiso ayudarlo con su intervención. Una tarde apareció junto a las pocas vacas de Ponciano Delgado un hermoso toro negro, robusto y brillante, de relucientes cuernos dorados. partir de entonces, como por obra de magia, las vacas del indio fueron aumentando prodigiosamente ante el asombro de su afortunado dueño que se llenó de alegría. Por las tardes Ponciano observaba satisfecho su creciente bato y su mirada se detenía a contemplar la bella figura del gran toro que tanta fortuna le había traído. Lo que más le atraía del animal era el brillo fascinante de sus cuernos. Mirándolos con detenimiento, Ponciano se acercaba y en silenciosa contemplación pasaba las horas hasta que la noche tiraba sus sombras sobre aquel fulgor dorado que tanto lo seducía. Se metía el indio en su rancho para tratar de dormir, pero los cuernos dorados seguían brillándole en los ojos como un paréntesis de fuego. Con esta visión permanente un mal pensamiento fué metiéndosele en la cabeza como una flecha envenenada. Por qué él, que era algo así como el dueño del hermoso toro negro, no podía aprovecharse de sus cuernos de oro macizo cuyo valor sería incalculable? Al principio trató de desechar tal idea; pero la ambición es un gusanillo muy difícil de extirpar. El deseo de tener en sus manos aquel oro fué clavándose cada vez más hondo en el cerebro atormentado del indio.
Después de largas noches de insomnio, una noche Ponciano se tiró violentamente del camón de chonta en que estaba extendido; tomó resueltamente su vieja escopeta de caza y se encaminó al potrero en que descansaba el ganado. Allí estaba el paréntesis dorado brillande como copias gemelas de la luna. pocos pasos la escopeta del indio apuntó temblorosa.
Una sola explosión hizo pedazos el silencio compacto de la noche y el toro se esfumo en las tinieblas. la mañana siguiente se encontró tirado entre la hierba el cadáver de Ponciano Delgado, con los brazos abiertos junto a su escopeta de caza. Tatica Kuasram dió así una buena lección a los ambiciosos.
Allá, desde el cerro del Volcán, el anciano continúa contemplando el bello embudo de ranchos de Boruca. los brunkas viven tranquilos, confiados en la mirada protectora del abuelo, su existencia apacible y monótona.
Pedro ANDINO.
Costa Rica, junio de 1950.
Hechos, ideas, opiniones Por SANIN CANO (En El Tiempo de Bogotá. 24 VII 50)
CARLOS LUIS SAENZ Dramatizaciones INFANTIL TEATRO hapo Algunas noticias, de significación profundamente humanas se quedan, por eso mismo, sin llegar hasta nosotros debido a la abnegación y al desvelado interés de las empresas noticieras por la tranquilidad de sus clientes. Está aún en el recuerdo de las gentes la importancia que se le dió a la transmisión de noticias relativas a hechos. cuando se discutía la carta de los derechos humanos. Menos interés parecía haber entonces en lo relativo a la circulación por el cable, de opiniones o ideas. Siempre se ha creído que hay un cierto peligro en dejar que se conozcan, libremente y sin límites de distancia, el modo de sentir de los hombres acerca de ciertas materias. La difusión de informaciones relativas a los hechos, como inundaciones, terremotos, grandes tempestades atmosféricas, no envuelve mayores cuidados o sospechas, aunque ocurre, no en muy raras veces qué hay hechos de por sí tan graves al ser conocidos, como las opiniones más atrevidas o extravagantes.
De dos hechos importantes acaecidos en fines de mayo y principios de junio de este año tormentoso, no han considerado saludable ni oportuno darnos conocimiento en Bogotá las empresas noticieras, acaso por tenerlos como acaecimientos dignos de quedar relegados al cesto de papeles inútiles, o a lo más, a los archivos en que suele buscar alimento la curiosidad de los historiadores.
El primero de estos acontecimientos apa.
rece relatado en el más antiguo y caracterizado semanario liberal de Nueva York, en su número del 20 de mayo. Resulta que a tres jueces de una corte de apelación, en California, les ha dado por entender la constitución de ese Estado y la carta de las naciones unidas, en su sentido literal. Según tal constitución, la ley del Estado es, primeramente, la constitución nacional (dentro de cuyo sentido se ha redactado la de California. y luego los tratados debidamente celebrados. Uno de éstos es la carta de las naciones unidas, en uno de cuyos artículos se lee que uno de los propósitos que los firmantes de ese documento tienen en mira es el de promover y estimular respeto por los derechos humanos y por las libertades fundamentales para todos, sin distinción de raza, sexo, lenguaje o religión. Combinando estas dos disposiciones de una ley suprema, dice el semanario, los jueces declararon inválido un estatuto de California que les prohibe a los extranjeros no nacionalizables (es decir, a los japoneses. adquirir propiedad raíz. La sentencia de la corte local de apelación ha causado no poca sorpresa, pues se pensaba que, con toda su solemnidad, una carta como la de las naciones unidas, no podía venir a poner en dificultades a los legisladores de un Estado so berano, si bien no en un todo independiente.
El caso pasará, sin duda, a la Corte Suprema de los Estados Unidos, y es de ver la seriedad con que ese alto tribunal habrá de considerar el conflicto surgido entre la ley permanente de todas las naciones, y la transitoria voluntad de algunos gobiernos o corporaciones, ufanos o ignorantes del alcance de su soberanía.
El otro incidente dejado pasar inadvertido por las agencias telegráficas, en el mes de junio, es tal vez de más graves y significadas consecuencias. Como es universalmente sabido.
pero no por eso menos contradictorio, para las gentes de viejas creencias políticas, se han creado, por ley, en Estados Unidos, juntas destinadas a investigar las opiniones políticas de los ciudadanos, con la mira de prevenir el peligro de amagos contra el gobierno de esa po(Ilustración de Jorge Guier. San José de Costa Rica.
1950.
Precio del ejemplar: 45. 00.
Exterior: dólar. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica