146 REPERTORIO AMERICANO Ultimo adiós (Envío del Prof. José Acuña, en San José de Costa Rica. El Dr. José Rizal nació en Calamba en 1861. Escribió: Noli Me Tangere, El Filibusterismo, Canto del Viajero, Mi Retiro, Kundiman, Mi Ultimo Adiós. Esta poesía la escribió cuando se hallaba en capilla para ser ejecutado, como lo fué por las autoridades españolas en 1896.
Es el héroe máximo de Filipinas. Adiós, Patria adorada, región del sol querida, Perla del Mar de Oriente, nuestro perdido edén, a darte voy, alegre, la triste mustia vida; y fuera más brillante, más fresca, más florida, también por ti la diera, la diera por tu bien. En campos de batalla, luchando con delirio, otros te dan sus vidas, sin dudas, sin pesar.
El sitio nada importa: ciprés, laurel o lirio, cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio, lo mismo es si lo piden la Patria y el hogar.
Yo muero, cuando veo que el cielo se colora y al fin anuncia el día, tras lóbrego capuz; si grana necesitas para teñir tu aurora, vierte la sangre mía, derramala en buena hora, y dórela un reflejo de su naciente luz!
Mis sueños, cuando apenas muchacho adolescente, mis sueños, cuando joven ya lleno de vigor, fueron el verte un día, joya del Mar de Oriente, secos los negros ojos, alta la tersa frente, sin ceño, sin arrugas, sin manchas de rubor.
Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo. Salud! te grita el alma que pronto va a partir. Salud. Ah, que es hermoso caer por darte vuelo; morir por darte vida, morir bajo tu cielo, y en tu encantada tierra la eternidad dormir!
Deja que el sol, ardiendo, las lluvias evapore y al cielo tornen puras, con mi clamor en pos; deja que un ser amigo mi fin temprano llore; y en las serenas tardes, cuando por mí alguien ore, ora también, oh Patria, por mi descanso a Dios.
Ora por todos cuantos murieron sin ventura; por cuantos padecieron tormentos sin igual; por nuestras pobres madres, que gimen su amargura; por huérfanos y viudas, por presos en tortura, y ora por ti, que veas tu redención final. cuando, en noche oscura, se envuelva el cementerio, y solos sólo muertos queden velando allí, no turbes su reposo, no turbes el misterio: tal vez acorde oigas de cítara o salterio: soy yo, querida Patria, yo que te canto a ti. cuando ya mi tumba, de todos olvidada, no tenga cruz ni piedra que marquen su lugar, deja que la are el hombre, la esparza con la azada, y mis cenizas, antes que vuelvan a la nada, el polvo de tu alfombra que vayan a formar.
Entonces nada importa me pongas en olvido: tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré; vibrante y limpia nota seré para tu oído: aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido, constante repitiendo la esencia de mi fe.
Mi Patria idolatrada, dolor de mis dolores, querida Filipinas, oye el postrer adiós.
Ahí te dejo todo: mis padres, mis amores.
Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores; donde la fe no mata, donde el que reina es Dios.
Si sobre mi sepulcro vieras brotar un día, entre la espesa hierba, sencilla humilde flor, acércala a tus labios y besa el alma mía, y sienta yo en mi frente, bajo la tumba fría, de tu ternura el soplo, de tu hálito el calor.
Deja a la luna verme con luz tranquila y suave; deja que el alba envíe su resplandor fugaz; deja gemir el viento, con su murmullo grave; y si desciende y posa sobre mi cruz un ave, deja que el ave entone su cántico de paz.
Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía, amigos de la infancia, en el perdido hogar; dad gracias, que descanso del fatigoso día; adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría; adiós, queridos seres. Morir es descansar.
José RIZAL.
Lo popular dentro de un arte realista Colaboración de Joaquin GUTIERREZ raíz de un artículo de Ehrenburg en el cual el agudo escritor soviético afir maba, entre otras cosas, que Nicolás Gui.
llén era más popular que Neruda, se han producido numerosos comentarios en diversos círculos, especialmente entre los escritores jóvenes. Como el concepto de Eh.
renburg estaba expresado en forma dema.
siado simple y esquemática, inducía fácil.
mente a error y reina en la actualidad cierto grado de confusión al respecto. Convie.
ne, por tanto, tratar el tema en forma más amplia.
Es preciso comenzar precisando el término popular referido al arte. Lógicamen.
te, en su primera acepción, un arte popu.
lar es todo aquél salido directamente de las entrañas de un pueblo. sea, en las sociedades clasistas, el arte de las clases dominadas. Es así, prácticamente, un sinó nónimo del folklore. Pero cuando aplicamos dicho término a un arte ya elaborado, el arte de Neruda, por ejemplo, dicho término pasa a significar otra cosa, pues a nadie se le ocurriría pedirle a Neruda que se dedique a escribir letras de cueca o a colaborar con décimas en la Lira Popular.
Cuando de Neruda se espera que haga un arte popular, ya que su conciencia política lo hace militar en las filas del pueblo y compartir su ideología, dicho término popular se refiere fundamentalmente al contenido de la obra de arte y sólo secundariamente a su forma. un contenido popular es todo aquél que refleje con fidelidad, con profundidad y con riqueza ideológica, los anhelos, las aspiraciones las luchas de un pueblo.
Frente a este arte con contenido popular el contenido propio de las clases ascendentes y en abierta oposición con él, encontramos el arte con contenido reaccio.
nario, o sea el arte propio de las clases en decadencia. El primero estará dirigido a las grandes mayorías mientras que el se.
gundo encontrará eco solamente en pequeños grupos delicuescentes o en élites aristocráticas Conforme las clases dominadas y ascen.
dentes conquistan el poder político, en forma paulatina o violenta, pueden salir de la ignorancia a que estaban sometidas y hacer plena irrupción en los campos de la cultura. Cuando ello ha ocurrido y ocurre, han tenido lugar los grandes períodos de florecimiento artístico de la humanidad.
En cambio, el arte reaccionario, al desaparecer en el polvo de la historia las redu.
cidas clases en decadencia que lo sustentaban, queda relegado y olvidado en los estantes de los museos, en donde sólo lo buscará la curiosidad de los eruditos. En todo caso jamás encontrará un eco popular, cualidad de que careció desde su nacimiento.
Por lo contrario, el arte que desde su comienzo se encarnó en el pueblo, mantendrá eternamente su lozanía, su fuerza y su im petu original. Los pueblos son eternos y cambio las pequeñas minorías, que har.
vuelto las espaldas a sus pueblos, traicionando así la misma condición humana, son inexorablemente perecederas.
El momento actual que vive la humani. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica