REPERTORIO AMERICANO CUADERNOS DE CULTURA HISPANA Tomo XLVII San José, Costa Rica 1952 Miércoles 15 de Diciembre NO 24 Año 33. No. 1145 ente mítico emergido del fondo convulso del abismo. La melena al aire, las pupilas embebidas en las ondas que parecían traerle gratas resonancias de la cercana playa de su patria, el paso lento entre los agrios acantilados, agudos como sus invectivas y ásperos como sus cláusulas de crítico, familiarizado con las dos inmensidades que le rodeaban y le servían de decorado soberbio, era la encarnación de las iras subli.
mes de los míseros de la tierra al par que el genio donde la poesía había alcanzado las latitudes más excelsas de la belleza.
Así lo veían los escritores de nuestra América, que le rendían parias en sus más exaltados panegiricos. Contemplad el coloso. Ved cómo lucha y lucha y no desmaya!
Cómo pisa, radiante y majestuoso el más alto crestón del Himalaya; cómo allí. puesto en Dios el pensamientorevela un nuevo mundo en cada grito. Atlas en que se apoya el firmamento. Atalaya que explora el infinito! la lira del mexicano Díaz Mirón al modular estas alabanzas, de fervores hímni cos, desgranaba chorros de metáforas alti.
sonantes, en las que vibraba la devoción más ancha para el poeta de Las Contem.
placiones. para Víctor Hugo ese rey triunfador a cuya planta es un mezquino pedestal la tierra. Influencia de VICTOR HUGO en la América Lating Por el Dr. José de Jesús NUÑEZ DOMINGUEZ (Atención del autor, en Tegucigalpa, Honduras. y allá, en el Plata, empinándose sobre la imponente desolación de sus pampas des mesuradas, otro bardo Olegario An.
drade en cuya trompa épica repercutia la sinfónica música huguiana, entonaba a su vez las loas más entusiastas para el padre de Los Castigos. en sus más encen.
didas estrofas al héroe epónimo de su pa.
tria, el hálito del numen huguiano se trans.
parenta en metáforas y estilo. En qué piensa el coloso de la historia de pie sobre el coloso de la tierra?
Piensa en Dios, en la Patria y en la Gloria, en pueblos libres y en cadenas rotas. Y, con la fe del que a la lucha lleva la palabra infalible del destino, se lanzó por las ásperas gargantas y lo siguió rugiendo el torbellino!
En el horizonte de las magnas evoca ba como al genio extraordinario en que la ciones de la superhombría, allí donde apahumanidad había encontrado la voz perrecen, buriladas por la Eternidad, las figu fecta de la justicia, el acento más puro del ras de los seres de elección, con la mayes arte, el clamor más exaltado de la libertad!
tática imperturbabilidad de la gloria divina, surge la del más ilustre escritor fran Si levantaba sus airadas admoniciones cés del siglo xix.
contra los tiranos, si esgrimía sus cláusuYa no alteran su empírea serenidad las las ígneas como los haces de rayos de un tormentas de las pasiones humanas que lo Zeus colérico, la imaginación popular le envolvieron en vida con los relámpagos li daba un escenario apocalíptico y lo asimividos de la envidia, con los torvos nublalaba al águila de Patmos que apresaba sus dos de los odios o con los fulgores flami grandiosas visiones entre relámpagos y geros de la ilímite alabanza y de la admira truenos. Era el Moisés moderno que recición fanática. Hoy, despojado de sus terre.
bía los dictados celestes entre estrépitos de nos atavíos, impertérrito, en una desnu cataclismos y derrumbamientos de soles.
dez olímpica de cuerpo y alma, como en el Si se erguía en la isla solitaria, donde bronce magistral de Rodín, se presenta a comía el amargo pan del exilio, para senuestra vista, vencedor de las edades, inñalar desde allí con indice de fuego las comensurable en sus dimensiones de crearrupciones sociales y fustigar con un redor, el oído atento a la armonía pitagorica benque que parecía hecho de lumbre de de las esferas, los ojos como extáticos de centellas, el rostro de los déspotas, era entanto contemplar el infinito y las manos tonces uno de los que él mismo llamara resplandecientes como untadas de polvo hombres océanos, como si el tumulto del de estrellas!
mar que arrullara sus ensueños de poeta Cuando alentaba aún en este mundo, lo hubiera deshumanizado para prestarle el Universo habíale ya deificado y le mira. la apariencia de un titán fabuloso, de un Todo el continente de Colón era un gri.
to admirativo para Víctor Hugo. Diríase que las solemnes orquestas de sus selvas y bosques, que el estruendo de sus brama.
doras cataratas y sus ríos caudalosos; que el ulular de los vientos que tienen sus ma.
drigueras en los ventisqueros de sus mon.
tes eminentes; que el himplar de sus fieras y las cántigas de sus aves, que el horriso no fragor de sus volcanes en erupción, cuanto vuela, cuanto repta, cuanto vibra, cuanto se mueve con la palpitación de la vida, se había conjuntado en un ingente coro para entonar el pean en loor de aquel que, en su espléndido aislamiento, se ase Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica