Víctor Raúl Haya de la Torre

6 REPERTORIO AMERICANO de disponer se le concediera el salvoconducto para abandonar, sin peligro de ser asesinado o secuestrado, la embajada de Colombia? Ahora los magistrados de la Corte, bastante parecidos a los médicos del Rey que Rabio. van a me.
ditar, que es lo que no necesitan los señores Sayán Alvarez, Borrero Olano y unos cuantos sectarios, que no piensan en el hoy por mí, mañana por ti de todas las cosas contingentes del mundo, y no se atienen sino al goce mezquino de ver sufrir, o de saber que sufre, un hombre eminente, que tiene millones de partidarios en el Perú que vale y de fervorosos amigos en el globo, especialmente en América. Sí, es muy raro que se tomen seis semanas, según dicen, los jueces, para una aclaración. Sobre todo cuando lo que se pide aclara: había sido estudiado, mascullado, rumiado, durante varios meses, por hombres que no tiewen otra preocupación, otra actividad, otro estudio, que los del derecho. Cómo va a acep tarse, sin el derecho de murmurar siquiera, que todos esos abuelos necesitan de tiempo tan dilatado para resolver lo que interesa a un continente, pero de manera especial a dos países, estando de por medio la suerte de un hombre eminente, a quien se le priva de todo trabajo y se le mantiene separado de todos los seres que le son queridos! Más grave aún si se piensa en esta frase veraz, gallarda, valerosa, de Echeverri Cortés: La rebelión de la armada del Callao ha sido achacada al jefe aprista, pero Haya de la Torre no era ministro de mari.
na ni almirante, y en cambio todos los responsables continúan ocupando sus puestos en la marina peruana, y sólo se persigue al jefe del Apra por sus campañas a favor de los desheredados de la fortuna. Tiene usted razón en creer que, ni derrotada, podía Colombia dejar de enorgulle cerse de la actitud tomada, de la tesis defendi.
da, del conductor asilado. Acrecienta, mi querido Espejo, el valor de lo hecho, de lo consultado, de lo comprometido, la circunstancia de ser todos los voceros de Colombia adversarios políticos de Haya de la Torre. Los liberales nos interesamos por el hombre, por el conductor, por el amigo, pero más por el principio, que aquí hemos respetado y practicado con los más ardorosos enemigos de nuestra causa y de nuestros go.
biernos. Lo hicimos en circunstancias tremendas, cuando se había secuestrado en Pasto al presidente de la república. Somos menos rencorosos o menos implacables. Yo recuerdo, en otro campo, la diferencia que hice resaltar, entre la conducta de los colombianos con Reyes y la de los peruanos con Leguía. Eran dos hombres parecidos en la distinción, en el afán de progreso, en las dotes de mando y. y en la dictadura. Pero Reyes, después de su caída y de su ausencia, volvió, y fué recibido con todas las garantías, y fué respetado. Leguía, encarcelado, con atroces dolores, prostático, no mereció compasión de sus carceleros. En el Perú hay gente admirable, cristiana, caballerosa, gallarda. Pero de pronto llegan a los gobiernos los hombres rudos, vengativos, perversos. qué cree usted que siga. Esperemos la aclaración de la Corte.
Cualquiera que ella sea, aunque salga de acuerdo con nuestros sentimientos y sea un refuerzo para el derecho de asilo; aunque aconseje el salvoconducto para Haya de la Torre y pue.
da Colombia verlo llegar o pasar en un avión hacia un sitio de seguridad evidente, creo que debemos ir pensando, sin cólera, sin chauvinismo, sin nada censurable, todo lo contrario, en forma muy cordial y cortés, en separarnos, y ojalá toda la América hiciera lo mismo, de esa Corte de La Haya, que queda bien, si acaso, para Europa. Acabo de ver que el doctor Reyes Llaña propuso en la Academia de ju.
risprudencia la redacción y discusión de un proyecto de Corte Americana, que haya de resolver nuestros problemas, en el continente, en una forma más de acuerdo con nuestro tem.
peramento, nuestras costumbres y nuestras normas internacionales. Dios lo quiera, doctor Nieto Caballero, dije despidiéndome.
tingente de su pensamiento y de su fuerza o han vivido bajo la fuerza y el pensamiento de una civilización estacionaria; en lo físico como en lo moral y social, están en formación las tierras que baña y las civilizaciones contra dictorias que ve empezando a aproximarse.
Ese mar Pacífico, que un día será el mar de la paz, si las civilizaciones contradictorias se unifican y de ellas sale la civilización del trabajo y de la libertad, inspira yo no sé qué recogimiento, científico y patriótico a la vez.
La fe científica anuncia un nuevo mundo ino ral e intelectual. La fe patriótica anuncia una patria latinoamericana que, agregando a la po tencia política de los angloamericanos la po tencia difusiva, imaginativa y heroica de nues tra raza, ponga en la nueva civilización com pletamente americana el elemento ético y es tético que ha faltado hasta ahora a todas las civilizaciones humanas. En el Atlántico, reina el bullicio de la civilización occidental; ciencia aplicada a la industria; industria aplicada al arte; arte aplicado a la vida: resultado moral, la iniquidad en la economía social, en las re.
laciones políticas, civiles e internacionales. En el Pacífico reina el silencio majestuoso de lo desconocido; lo que hubo, no se sabe; lo que hay, moldes y troqueles de un gran laboratorio; lo que habrá, horizontes ignorados. Quién pudiera descubrir ese horizonte!
Adiós al Pacífico Meditaciones de HOSTOS a la vista del Océano Pacífico (Escritas en 1870 En el tomo VI de las Obras Completas. Edición conmemorativa del Gobierno de Puerto Rico. 1839 1939). Panamá tiene otro encanto para el que males los fines humanos de la sociedad. qué por primera vez traspone los límites de las modos de coexistir al inaccesible ideal de justitierras atlánticas: la vista del Pacífico. cia y a la siempre viciosa e inicua realidad?
Este grande océano, sobre cuyas aguas se El pasado fué peor que este presente tris.
llevará algún día el espíritu de una nueva civi. te: el porvenir será mejor que el presente y el lización, meció en el silencio de la historia eu pasado; pero los tres momentos están ligados ropea, cuando Europa no tenía historia ni por la historia del mar del sur que, mucho an.
atención, ni noticia, ni oídos mas que para si tes de que llegara hasta él Vasco Núñez de misma, la cuna de dos civilizaciones espontá. Balboa, había presenciado la inmigración de neas del Nuevo Continente. Espontáneas, por otros hombres y otras ideas al continente desque si procedían del oriente del mundo y del conocido. esos tres momentos, oscuros todos progreso humano, aquí se modificaron, se re. tres, incógnito lo pasado y lo futuro, lenta novaron y tomaron carácter propio y expre. eliminación de males heredados la inestable ac.
siones peculiares. Aquella civilización caracte. tualidad ¿ante qué conciencia latinoamericana rística se malogró; y sobre ella, sin utilizar, se presentarán, que no la llenen de ansias y sin respetar, sin conservar lo excelente que dolores, de inquietudes y esperanzas, de indig.
ella contenía, una semicivilización viciada por nación y fe?
un principio fanático de fuerza y por una fe Agitada por ellos la conciencia, me apoyé anárquica y bruta, construyó un edificio po. sobre el alféizar de la ventana en el aposento drido que había de ser dolorosa tarea de sus de mi hospedería y me puse a contemplar el futuros moradores el derribar día tras día, pie mar Pacífico. Baña las riberas latinoamerica.
dra tras piedra, cimiento tras cimiento. Cuán. ras más lejanas de Europa; azota las costas de do nacerá, formada sobre qué nuevas bases na. todo el mundo marítimo; arrulla el nacimiencerá la civilización. qué elementos más gene. to de centenares de islas madrepóricas; en su rosos traerá a la vida humana. qué medios inmensidad abraza continentes, archipiélagos e más efectivos de coordinar las tendencias ani islas que no han dado a la civilización el con Con movimiento imperceptible y sobre las aguas sosegadas de la bahía de Taras, iba el vapor sesgando de la primera dirección al este hacia el rumbo sur sureste del canal de Messier.
El cambio de una misma perspectiva por el cambio de situación influye tanto en el efec.
to pintoresco de un paisaje, como en las ideas y en los efectos que su contemplación despierta. En el mar, de un movimiento de la nav pende la transformación aparente de un paisa je. así como éste, siendo el mismo se cambia hasta el punto de parecernos diferente, así cambian de curso y de objetivo las reflexiones y los sentimientos que suscita.
Había variado de posición el buque: varia.
ron la perspectiva y los efectos.
El grande océano, que por el rumbo del Ibis había quedado detrás de él, se presentaba como una faja azul. Estaba lejos.
Iba a perderse de vista: iba yo a dejar de verlo. Mar Pacífico, corrientes del grande océano eran también las aguas tranquilas del canal que, poco tiempo después, empezaría el va.
por a conmover; pero no serían ya las grandes masas de agua que corren de un polo a otro polo, azotando las costas de diez repúblicas latinoamericanas y pensando que acaso nunca más volvería mi vista a recorrerlo, asocié las ideas que acaricié la primera vez que lo vi a los sentimientos que al verlo por última vez acariciaba.
Mar de Chile, mar del Perú, mar de Co.
lombia decía recordando las tres repúblicas que he recorrido últimamente para mi razón y mi experiencia: mar de Bolivia, de Ecua.
dor, de Costa Rica, Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Méjico, Estados Unidos y Canada, haga el curso natural de las ideas humanas que llegue pronto para ti, que llegue pronto para los pueblos que recorres, el día ansiosamente esperado por los que contamos con una nueva civilización. Tú serás centro de ella, núcleo de ella, intermediario de ella, y sobre tu superficie correrán un día las naves que lle ven del Nuevo Continente al continente maritimo, de América a Oceanía, los hombres, los productos, la ciencia, el arte, las ideas, los sen. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica