94 REPERTORIO AMERICANO Entre los nombres de poetas jóvenes que cc. En general estamos de acuerdo con su ma del suampo, quieto y pestilente, que acecha en han salvado las fronteras de su patria figuran: nera de enfocar los problemas estéticos y crí las miriadas de mosquitos inoculadores de la Gonzalo Escudero, Jorge Reyes, Alfredo Gan ticos y sólo lamentamos que la brevedad de su fiebre y la miseria!
gotena (amigo de Eluard, Supervielle, Jacob libro no le haya permitido definir en forma. Sabe, don. me grito desde el rany Cocteau. Augusto Sacoto Arias. Alejandro más concreta y más segura, tendencias y escri cho el hombre: aquí puede sestear un rato.
Carrión, Alfredo Llerena, Humberto Vacas. tores. Creemos que si el autor se hubiera limi De por sí el sol está caliente y pobrecita la La contribución más seria del Ecuador a tado al comentario de las figuras sobresalien bestia. Ya está cerca onde va y atardecito esla literatura hispanoamericana está en el cam tes (Espejo. Olmedo, Montalvo, Mera, Crespo panta.
po de la novela, en especial de la novela de Toral. Silva, Carrera Andrade, Icaza, Gilbert, seguimos platicando.
tema social. Sin espaciarnos demasiado seña Diez Canseco) nos habría dado un cuadro más Pos don Pedro jué güeno. no se le lamos a los precursores: Luis Martínez, intenso de las letras ecuatorianas. Sin embar puede quitar. Cosas que le pasan a uno! Es con su obra la costa; y Fernando Chaves, go, hay que tener en cuenta que La literatura que rialmente no pude cumplir con los pagos con Plata y bronce; a los novelistas de Quito: del Ecuador es un trabajo que, en su forma y tuve qu entregar el derecho. Pos imaginese. Jorge Icaza. autor de Huasipungo: Humberto primera, estuvo destinado a presentar, en for yo trabajaba una semana en lo mío y otra le Salvador, con Camaradas; Jorge Fernández, ma de conferencias, la literatura del Ecuador, ayudaba a él, irle abonando algo y que me con Agua: a los novelistas de Guayaquil ante la Facultad de Filosofía y Letras de la quedara algo pa la comedera, pero. un día Aguilera Malta, con Don Goyo; Gil Gil Universidad de Buenos Aires. Este hecho dis me llamó don Pedro y me dijo: Mira, Rabert, con Nuestro Pan: José de la Cuadra, con culpa al autor, pero nos deja a sus lectores fel, así no podés seguir: ni me ayudás a mi Los Sangurimas; Pareja Diez Canseco, con con el deseo de pedirle un panorama completo en debida forma, ni ves lo tuvo como Dios Las tres ratas.
de la literatura de su patria.
manda. De doscientos pesos que pagué por la El señor Barrera trata de ubicar a estos escritura y pa el grimensor, no me has pagao poetas y novelistas en el nivel que les perteneA. TORRES RIOSECO. nada más que treinta. y me palmeteó en el hombro. Mirá dijo endespués. te voy a dar sesenta y yo pierdo lo demás, pero qui.
trate eso! Me jaló pa oficina y allí le firJuan sin tierra mé otro escrito. En Rep. Amer. Juan Sánchez, José Espinoza y tuiticos los demás, tuvieron qui aser lo mesmo. Qué va!
Dedicado al Maestro Es qui uno probe. Pero ese día nos emboDon Joaquin García Monge. rrachamos tuiticos en el comisariato. El patrón dió orden y además, nos regalo calzo Ya no era posible vivir en la villa. Nos escrito. Ese día sí que nos jué bien: nos co nes de mezclilla y un sombrero e palma pa ca vinimos aca, Herradura y sembramos una mimos un salmón que le dió a Rafel, más en duno y medecinas pa los chiquillos di unos milpa. Al prencipio mi mario y yo los aco cima una mudada y un pañuelo de cuadros que salieron con paludismo, de abajo.
modamos bajo un palo e ceibo y allí estuvi pa mi. Viera que agradecíos quedamos! Qué Seguí unos meses trabajando pa él, pero al mos mientras hacíamos rancho. Yo no cono gran persona jué don Pedro con nosotros. jin mi agüevé y resolvi venime pa cá. Esta tiecia este lugar, pero es bonito; levantase uno un suspiro se escapó del pecho de aque rra promete y dice don Vítor qui uno trabatemprano y oyir cantar las pavas espiando pa lla mísera criatura.
jándola, naide lo quita y el gobierno endesla mar sin que naide lo cretique, es mejor que De pronto se levantó y pretextando el pués le da el derecho.
estat de lavandera ajuera. Pos como quiera humo del fogón, se limpió los ojos con la fal Sali, camino a la ranchería. El bochorno que sea, uno siempre se friega. pero aquí so da de la cotona.
de la tarde me daba náuseas y la sangre me mos libres de hacer lo que nos da la gana, siem Un grito taladró el silencio y pasó ha golpeaba en las sienes. Calor, sofocación y el pre que no nos quiten el derecho. como nos ciendo ecos en el bosque.
bosque adormecido espiando al cielo en silenpasó otra vez, allá por Tronco Negro. Hijo, ya viene Rafel a lmorzar!
cio. El caballo que montaba tropezó con la. Por Tronco Negro, dice. Ya veo Harapos la camisa y pantalón, barbado y raíz de un árbol atravesado en el camino y que vienen de larguito!
sudoroso, entró en el rancho, jadeando. estornudo, bufando. Unas piapias metie Si. veces me cansa esta vida de probe Guenos días, señor!
con el escándalo entre las frondas y los congos y tener que andar di un lao pa otro, cono. Buenos se los de Dios. Me levanté a se soltaron a gritar a lo lejos. Herradura, Heciendo tierras y sin poder afianzarse en nin saludarlo.
rradura, a qué horas refrescará este diablol.
gún pedazo ellas. Viera, don, lo qu es la Ah, no se levante, está en su casa! Luego de caminar un rato, se abrió el bosque vida del inorante y no tener tan siquiera quien ende una vez le digo que si gusta metese un y enseñó el dolor de la llanura calcinada, lo lo valga!
puntalito con yo, aquí ai pa juntos.
que reverberaba al sol de media tarde. RanLa luz de la mañana jugueteaba arriba, Gracias. Me arrimaron un guacali chos, orillados a la calle, daban una sensación en la copa de los árboles, e iniciaba por entre llo con café y me lo tomé corcor. Es sufide vida. Había turno ese día (era domingo)
los claros del follaje, la danza de sus rayos. ciente: voy de paso y a esta hora no me da y el burumbún de la gente se asomaba desde Por entre las rendijas de los astillones amarra hambre.
un rancho abierto. Una marimba principió un dos con bejucos y clavados en el suelo, con. Ya se ve. usté es hombre de ciuda y son y se hizo más grande el alboroto.
templaba a los lejos, la ensenada de Herradu allá acostumbran almorzar muy tarde. Uhipa! juhipipiinial. Aquí está el ra. El mar, violeta y plata, saludaba al sol ha Saqué de las alforjas un pedazo de queso tronco en que se rasca el tigre. gritó uno ciendo reverencias en la playa.
y un bollo de pan.
gesticulando retadoramente. ver, pendejos. Bonita la vistada. verda, don. Tome, amigo, para que acompañe los ¿Cuál es el hombre. Linda, señora. muy bonita. sabe? frijoles. Mirá como anda Miguel! comentó Ustedes debían asegurar esto, haciendo el de. Se va molestar. Pos por no desprecia un vecino. y agregó. Pucta y qué borrachenuncio ante el Registro.
lo. ra. Pa qué! Si no vale, don. otra vez Al hombre le bailaba una ancha sonrisa. Ves. Eso es lo que a yo no me gusjué así: mi marío trabajaba en la Hacienda masticando, y espiaba a su mujer, de reojo. ta. le contestó otro.
de don Pedro que usté lo debe de haber Yo sali al patiecillo y me di a contemplar la Dejalo, eso es parranda.
oído mentar y ese jué el que le metió a Ra salvaje llanura. Una abra cultivada de maíz. No, es qu eso no se debe premetit!
fel denunciara cincuenta hetáreas en los que era la esperanza de aquella gente perdida por Ah, bueno, si lo que andas buscando baldíos de Tronco Negro. El le dijo: no, pa los bajos de la costa. Bosques, be jucadas y un es otra cosa, salite a juera, pendejo!
trón, yo ni tengo plata pa comer, menos ha camine jo tendido a la sombra de los árboles, se armó un alboroto del diablo. Se fuecer el escrito y más encima pa pagar el gri se hundía entre pastizales, buscando la salida ron a las manos y luego al suelo, a puñetazos.
mensor! No seas tonto le respondió don al puerto. Herradura, Herradura. Cuántos Corrieron otros a apartar, decían, y se dieron Pedro. yo te ayudaré y poco a poco me vas han llegado a tu suelo en busca de paz, hu razones a golpes. Gritos de las mujeres; gimopagando. Ya ves, Juan Sánchez, José Espino yendo de hombres que les estrecharon la vida tear de chiquillos asidos a la falda de sus masa y otros han tenio más valor que vos: a to de otros, atenidos al dinero y a la ignorancia dres. y luego las gallinas adobadas de la mesa dos ellos les he metío el hombro y allí los te de sus víctimas!
rodaron por los suelos.
nés. Pos usté verá. jué la respuesta de Ra. Prófugos, humildes, pobres: andad allá y Llegué por fin a la casita donde me iba fel. Unos días después, don Pedro llamó a doblaos bajo el bosque, en pos de una espe a hospedar y pasé la noche bajo el galerón de Rafel y en o ficina de la hacienda firmó el ranza tan verde y traicionera, como el verdín un trapiche, orillado a la misma. La noche Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica