152 REPERTORIO AMERICANO ¡El Poeta de Castilla! Con este título ca.
lificó Machado a Narciso Alonso Cortés en los versos que le dedicara desde la Venta de Cárdenas, en el corazón de la Mancha, algunos meses antes de contemplar como medio planeta en armas contra el teutón milita. Pero este título de sin par no.
bleza era suyo y es de justicia dárselo a quien supo arrancar de sus entrañas estas patéticas expresiones: Antonio Machado El poeta de Castilla Colaboración del Prof. QUERO MOLARES el Guadarrama y a los olivos andaluces prefiere los encinares castellanos.
LA GENERACION DE MACHADO Andaluz conquistado por Castilla: Castilla varonil, adusta tierra, Castilla del desdén contra la suerte Castilla del dolor y de la guerra, tierra inmortal, Castilla de la muerte. Allá en Castilla, mística y guerrera Castilla la gentil, humilde y brava Castilla del desdén y de la fuerza.
En estos campos de la tierra mía y extranjero en los campos de mi tierra yo tuve patria donde corre el Duero por entre grises peñas, y fantasmas de viejos encinares.
MACHADO, MISTRAL VERDAGUER TRENDSE MACHADO Antonio Machado es verbo y encarnación de un pueblo, como Mistral y Verdaguer, a quienes se asemeja en la medida en que fueron ellos también cantores inmortales de provenzales y catalanes. Pero Mistral resucita una lengua y Verdaguer la purifica. Machado, no. Su aportación al caudal común no es lingüística, con la gramática anda, a veces, él que fué profesor de lenguas vivas (ayer maestro de gay saber, aprendiz de ruiseñor) en áspera y reñida lucha. Su verso se nutre de savia popular y busca, a menudo, expresarse en las formas populares de la canción, la copla y los cantares para sentirse más a sus anchas.
Antonio Machado (1933)
Por José Machado De nuevo insiste en su origen sevillano, en aquellas estrofas que comienzan así: Esta luz de Sevilla. Es el palacio donde nací, con su rumor de fuente.
La coplas por la muerte de Don Guido, de la más fresca y lozana inspiración pcpular, son un ejemplo entre muchos otros de la galanura de lenguaje, de la ironía profunda y del sentido aleccionador que el poeta imprime a sus obras: No escribió con más garbo sus letrillas Quevedo, ni Gón.
gora sus romances.
El poeta evocará, con frecuencia, la tie.
rra andaluza que le vió nacer:. en estos campos de mi Andalucía. oh tierra en que nací! cantar quisiera. nos hablará de Córdoba la serrana y de Sevilla marinera y labradora y del Guadalquivir río de ba.
rro salobre. Su acento será inigualable en su composición sobre la saeta: tiene razón el poeta, su patria es Castilla. la Castilla que hizo a España. y su lengua la castellana. Antonio Machado pertenece a una generación aún no extinguida.
Azorín y Pío Baroja han nacido en 1876 y en 1872, respectivamente. Valle Inclán le lle.
vaba cinco años y Gabriel Alomar tenía dos años menos que él. todos ellos subyugó la lengua de Castilla y sin embargo, ninguno de ellos es hijo del solar castellano. Milagro de la lengua que como el rau.
dal de los ríos se adueña de las agua de los arroyos que encuentra en el camino!
Bajo la ágil pluma del alicantino Azorín la expresión tomará irizaciones múltiples.
Pío Baroja dará a la frase la fuerza y la ru.
deza de su alma de vasco; Valle Inclán, el gallego, hará de la prosa poesía y Alomar e!
mallorquín, nos brindará un acento aristocráticamente puro, pero, la lengua es una y la misma, en sus variadas interpretaciones personales y de esa lengua será Antonio Machado el poeta de nuestro tiempo.
ENTRE SAN POLO SAN SATURIO Machado lleva en su alma grabado el paisaje castellano. Sus descripciones producen un sobrecogimiento que deja al lector saborear una plena evocación de la rea.
lidad.
Con este libro de melancolía, toda Castilla a mi rincón me llega; Castilla la gentil y bravia, la parda y la manchega. Castilla, España de los largos ríos que el mar no ha visto y corre hacia los mares; Castilla de los páramos sombrios, Castilla de los negros encinares!
Castilla de grisientos peñascales pelados serrijones, barbechos y trigales, malezas y cambrones.
Castilla azafranada y polvorienta, sin montes de arreboles purpurinos.
Castilla visionaria y soñolienta de llanuras, viñedos y molinos.
Al fin, una pulmonía mató a don Guido, y están las campanas todo el día doblando por él ¡din dan!
Murió don Guido, un señor de mozo muy jaranero, muy galán y algo torero; de viejo, gran rezador.
Dicen que tuvo un serrallo este señor de Sevilla; que era diestro en manejar el caballo, y un maestro en refrescar manzanilla. Oh, la saeta, el cantar al Cristo de los gitanos, siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar. Cantar del pueblo andaluz, que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz. Cantar de la tierra mía, que echa flores al Jesús de la agonía y es la fe de mis mayores. Oh, no eres tú mi cantar. No puedo cantar, ni quiero a ese Jesús del madero, sino al que anduvo en el mar!
MACHADO, ANDALUZ Machado es andaluz, sevillano, pues na.
ció una noche de julio de 1875 en el célebre Palacio de las Dueñas de la ciudad que baña el Guadalquivir. Así nos lo cuenta al trazar su retrato: Con qué emoción nos hablará de los oli.
vares, de esos olivares que cubren la mayor parte del suelo andaluz y que constituyen su riqueza y la causa de su malestar social: Mi infancia son recuerdos de un patio de ¡Viejos olivares sedientos Sevilla, bajo el claro sol del dia, y un huerto claro donde madura el olivares polvorientos limonero, del campo de Andalucía!
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; sin emabrgo, Antonio Machado no semi hsitoria, algunos casos que recordar no rá el poeta de Andalucía sino el de Cas quiero. tilla porque su río es el Duero, su sierra Estas estrofas son la síntesis y el resul tado de un continuo ver y amar los aspectos concretos y particulares del campo castellano. Cuando nos habla Machado, por ejemplo, de los árboles, qué pureza adquie.
re su expresión. Chopos del camino blanco, álamos de la ribera, espuma de la montaña (Concluye en la página 156. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica