Sandino

168 REPERTORIO AMERICANO Manuel González Prada (En Rep. Amer. Quemará diariamente la inquisición del odio tu efigie nuestra de esperanza.
En vano para siempre. triturar tu voz convocará el vientre de las castas la rebelión de sus quijadas.
En vano para siempre.
Te lanzarán de nuevo al abordaje sus mitos las carabelas de la horca y la cruz.
En vano para siempre.
Día a día retoñarán las garras que siembran de sal tu estela y avientan tus cenizas a la maldición del olvido.
En vano para siempre.
Escaparán las salamandras de tu fuego a cotizar su retroceso en los mercados.
En vano para siempre.
En vano los cuervos en tus ojos, sobre tu lengua las panteras, en tu corazón los vampiros de la taifa que bebe la sangre de tu pueblo.
En vano todo: Anti Borgia, Anti César, Anti Ariel.
Manuel González Prada (Oleo de Figueroa Aznar)
Hay un caballo blanco que busca a Zapata en los caminos de Indoamérica, y un blanco caballo del recuerdo que monta Guaman Poma de Ayala, a preguntar de posada en posada si han visto pasar a la justicia.
Vive un Sacsahuaman en guardia, por donde amanece Cahuide con su sol intangible, a estrellarnos dignamente en la sangre su salto de cóndor magistral; y rastreando la armonía del vuelo retorna a su fé descuartizada, desde los cuatro vientos sublevados, ias alas Tupac Amaru de nuestro cóndor almirante.
En vano todo.
en vano para siempre, he salido a decirlo esta mañana, tu única estación, hombre sin tardes, a decirlo topando de nuevo la mañana de tu voz, cuyo diamante, en el Perú, cada alborada, devuelve del mar a Viracocha, retoña el volcán Tupac Amaru, y te siembra de pie, como es costumbre, en el huanacaure de la patria.
Bien tus cóndores con su vuelo de amautas insumisos; bien tus leones de choque en guardia las zarpas augurales; tus haravicus bien, y bien la ternura adriana de sus rios, lo comprueba mi camino, rama de tu tempestad, al estrechar tu izquierda legendaria y saludar conmovido esta presencia tuya tan arada de amor y de sueños por mi gente, esta tu permanencia tan fé y tan luz y tan montaña, tan limpiamente, tan bellamente, tan bravamente Prada, tan aquí, tan ahora y tan siempre, que por algo persistes en anunciar el nuevo mundo en cuya primera piedra se abrazan la andesita Prada y la tierra Zapata y el pedernal Sarmiento, con la sangre Sandino y la pasión Marti.
Cuando el campesino detiene la yunta hipotecada y se descubre la esperanza al escuchar tu nombre; cuando las juventudes, mecida en vivas, de mano en mano circulan la hoguera de tu nombre; cuando el obrero muere por él, el prisionero lo pone a florecer en las rejas, lo respira armónicamente la insurgencia y el pueblo, tiempo a tiempo, se lo faja al coraje con su canana de sueños Ayacucho, es el Perú decimos, es la patria en camino, la patria de tu brazo, en tus brazos, como cuando mecías su alumbramiento hasta el vivac del alba, desangrando, solitario, como en tanta hermosa tarde del frenesí obrero y estudiante, cuando tu voz pulía al aire libre su diamante para tallarnos la pasión. Perú, y fusilar de espaldas a los mitos, restaurando distancias de patria a encomienda, de patria y campamento, entre patria y parroquia.
Es verdad que sigue creciendo la tempestad mestiza desde el volcán nativo que Cuauhtémoc sostiene firmemente en las plantas. su primera diana, ya lo sabemos, descansará Caupolican que aún nos sigue caminando en el pecho con el árbol de la esperanza al hombro Isto se advierte, Prada, esto se siente, González Prada, esto se ruge de entusiasmo al estrechar tu izquierda legendaria, porque cuando se llega definitivamente a la rebelión de tu mañana se mensura el horizonte que esculpe tu palabra con su épica plomada de verdades centrada, de espaldas al cielo del eunuco, en pleno corazón de esta tierra de usual Habeas corpus, con hombres que yacen y mueren apelando de todo en el vacío, se comprende que habrá patria algún día, que el Perú ha de ser aunque le quemen su camino Prada y rebauticen Juan sin Patria su Tahuantisuyo inbaustimable; como será Indoamérica, aunque degüellen en su no reiterado al fantasma de Europa y a las quijadas gringas, pese al sable sacramentado y al sacramento cornudo de la toga, se comprende que han de ser, han de ser, han de ser. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica