34 REPERTORIO AMERICANO nombre de una fábrica de camisas. Sucede que esta pequeña industria se instaló en el local de una antigua libreria. Juan Ramón siempre que pasaba por ahí veía el aviso, que los bricantes de camisas no se habían molestado en quitar. Juan Ramón sufría amargamente con eso. La libreria ahora camisería. se llamaba «La Poesía Moderna!
su estada en Puerto Rico es que al lado de su residencia había muchos médicos (era un hospital) que lo atendían como él quería. Zenobia, que lo cuidaba siempre como a un niño, sin embargo murió un año antes. Esta fue, realmente, la verdadera enfermedad de Juan Ramón.
Sin Zenobia, él sí amaba al mundo pero no podía vivir en él. De eso murió. Juan Ramón murió de amor!
En el Teatro Comedia, Juan Ramón asistía a todos mis recitales en Madrid. Pero nunca tomaba asiento en tre el público. Se venía al escenario, y me parece oír sus pasos silenciosos, respetuosos recorriendo el tablado de trás de los telones mientras me escuchaba. cómo podría olvidar su inolvidable despedida!
Creo que él único retrato pintado por el fue el que, cuando salió a la estación del tren a despedirnos, dibujo en rápidos y misteriosos trazos (como su letra que no entendían los carteros porque era demasiado bella en su inexplicable elocuencia. Yo estaba en la ventanilla, con un ramo de rosas que él me había ofrecido. El dibujo lo hizo en negro y rojo y me lo obsequio inmediatamente.
En lugar de firma, abajo decía. Adiós, Berta. Por eso he llorado al saber su muerte. solo ahora puedo contestarle: Adiós, Juan Ramón. Envío de la autora)
De una juventud enfermiza le quedó a Juan Ramón el complejo o el gusto de creerse enfermo. Siempre estaba a su lado un facultativo, y él apenas podía estar feliz donde hubiera quien lo atendiera. sólo estimaba a aquellos médicos que le llevaban la idea. El secreto de REFLEXIONES SOBRE LA MUERTE (En Rep. Amer. la nobilísima dama doña Anita Gené de Vargas en el destino nuestro la espontánea aptitud metafísica, que nos Coto, madre y amiga ejemplar, con el mayor respeto, exige responder a aquellas inquietantes preguntas, que hasta ese momento dormían en los pliegues del alma. de dónde venimos? Aguilar Machado ¿Hacia dánde vamos. Lo más bello y más grande de la experi.
Toffanin piensa que Erasmo de Rotterdam, es el evangelista mentación es la comunicación con el mundo su europeo del humanismo. Conviene no olvidar las palabras con perior; y ésta no la logra el más sabio sino el que el gran divulgador de Petrarca y de Valla, reafirma el clásimás digno, el mejor, el que tiene más paciencia, co concepto de humanitas. cuando el calor de la polémica y los más conciencia, más moralidad. Denis mismos avances de la cultura, iniciaban el proceso de desintegraEn la perspectiva vital de nuestro ser, ningún problema re ción de no pocas categorías clásicas del pensamiento.
viste mayor trascendencia ni inquieta tanto como el de la muerte.
Erasmo declara. Yo soy filósofo a la manera de aquel Só.
Sorprende pensar que siendo ello así, el mayor esfuerzo de las crates ateniense, que llevó la filosofía de la contemplación de las tendencias filosóficas de todos los tiempos, hase encaminado a la cosas naturales al centro de la vida de los hombres. en carta interpretación de los diversos ritmos de la vida. Esta actitud se que dirige al Arzobispo de Palermo, el humanista mencionado, adapta, sin duda, a las aspiraciones del nivel común del género agrega. Sin embargo, apenas un hombre sabio se da cuenta de humano, que corresponden, por el efecto mismo de sus instinti que toda la vida del hombre se iba en tales estudios (se refiere a vas reacciones al estado de la niñez o, en el mejor de los casos, a los naturales) de aquello que más íntimamente nos pertenece, se la dimensión dentro de cual se desenvuelven los procesos de la retrajo de la contemplación de las cosas naturales a la contemadolescencia.
plación de la muerte. He aquí como este problema del fin de Sabemos todos que las etapas juveniles de nuestro vivir, apanuestra existencia acució a los humanistas, quienes no lejos del recen cargadas de múltiples impulsos optimistas o de una visible ocaso del Renacimiento, batallaron todavía por elevar el pendón euforia, condiciones que nos llevan a separar de nuestra más inde la docta pietas. amenazada ya por las urgencias prácticas tima naturaleza, cuanto tenga contornos negativos. Ello explica de la vida.
la firmeza con que las generaciones mozas pretenden imponer toEl Cusano y muchos de los que se preparaban con los dos sus proyectos. Tendencia, por lo demás, necesaria en la diná Hermanos de la vida común, aceptaron el culto de los primeros mica del proceso histórico para compensar ciertos desajustes sabios, como luces clarísimas y castísimas portadoras de la efigie inevitables en una dimensión en que, como acontece con la vida, del mundo espiritual e incorruptible. En esta forma pretendíase lo sorpresivo y lo imprevisible, llevan ventajas ante aquellos mantener la unidad del logos, admirable consorcio de razón y de factores de mero carácter racional.
virtud con el que, como ancora de salvación, la antigüedad paLa prueba de la muerte es, sin duda, la más dramática y su gana, pasó sin rozar apenas, cerca de las sirtes de la ignorancia gerente que pueda afrontar el hombre. Jamás logrará borrarse de y del escepticismo.
nuestros recuerdos, el de aquel momento en que vimos de niños, En todas las épocas y en las fases todas de la marcha históapagarse la vida del pajarito cuyos arpegios melodiosos halagarica, el tremendo espectáculo de la muerte, el más desconcertanron nuestros oídos ni el del iostante en que cayó muerto a nueste de cuantos nos es dable contemplar, abre campo a las más contros pies el perro noble que vino a compartir con nosotros, sin tradictorias teorías.
regateos ni mezquinas conveniencias, muchas horas de alegría.
La encrucijada en que nos coloca el único problema que no Pero, cuando la muerte nos ofrece la más trágica de las expe podemos eludir, el que afecta por igual a grandes y chicos, a poriencias, arrebatándonos a un ser querido, el familiar cercano o derosos y desvalidos; el que motiva esa paradoja descarnada y a el amigo entrañable, las reflexiones acuden presurosas al espíritu veces agresiva, de querer ser, pero con la apetencia de eternidad, conturbado, y por su medio, del ser superficial que hasta ahí a que se refería Unamuno, y saber, no obstante, que algún día fuéramos, comienza a surgir, como el rayo luminoso entre las ti debemos morir, aquel problema, justifica la presencia de las relinieblas, un nuevo ser más profundo y de angustia. Este es el giones, y el alimento espiritual con que ellas están solícitas a calmomento ereador en el que, con la madurez sicológica, adviene mar el hambre de vida eterna en el misero peregrino de la selva Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica