REPERTORIO AMERICANO 293 En Caracas, consigue la suscrición al Repertorio con Dña. Celia Lang de Maduro Apto. Correos NO 461. Caracas. oEn Chile, la consigue con GEORGE NASCIMENTO y Cía.
Santiago, Casilla No 2298.
0En Guatemala, con Doña MARTA DE TORRES En la ciudad de Guatemala. Callejón Escuintlilla, 0En El Salvador, con el En Santa Ana (Liceo Santaneco)
Prof. ML. VICENTE GAVIDIA el en la manigua. si de nuevo llegase la hora del sacrificio. en la que sugería Collazo ofensivamente. Martí seguiría dando lecciones de patriotismo en la emigración, a la sombra de la bandera americana (tomo III, 187. Martí contestó en su famosa carta del 12 de enero de 1892 (todas sus conocidas cartas citadas pueden verse en el Epistolario de Lizaso o en las ediciones de sus obras completas, Trópico o Lex) justificando sus dicterios contra Roa, aun ampliándolos y aguzandolos, e invitando a Collazo para una visita inmediata, en el plazo y país que le parecieran convenientes. Ya en vías de arreglo, por la intervención de comunes amigos al servicio de la Independencia de Cuba, Collazo dijo a Mar entre otras cosas en carta de 24 de enero, que por primera vez se publica ahora (tomo III, 188. Le produjo pesar mi infortunada carta del 6; lo siento. Sin su discurso pronunciado en Tampa no la habría escrito y firmado. No me culpe. Suya es la culpa. Dice usted que si es noble decir la verdad, lo noble es decirla toda. Pues lo noble es lo hecho en pie y descalzo. Quería usted que se relataran sólo victorias y proezas. Para no faltar a la verdad es preciso contar lo favorable y lo adverso. Lo primero alienta: lo segundo fortifica y prepara para los días tristes. El relato es fiel y exacto; así lo certificamos quienes vivimos hoy aquí y estuvimos en el momento del peligro. quién de nosotros no uvo días iguales? Aquí aplaudimos su publicación ninguno se le ocurrió lo que a usted, o al menos a nadie le oi cosa semejante: está escrito para ser leído por hombres; para servir de experiencia, para que a la hora del sacrificio vayan con pleno conocimiento y con ánimo fuerte, para evitar arrepentimientos, para hacer ver que no falta el valor para arrostrar la muerte, es preciso además una abnegación sin límites. En la guerra de Cuba lo de menos era el peligro de morir, era preciso fuerza de voluntad y patriotismo para sufrir el hambre, la sed, el cansancio y el andar descalzo y desnudo. Para decir eso se escribió pie y descalzo. Me dirigí a usted porque nos ataca en nuestra vida y en nuestra honra y firmamos varios para darle fuerza y vehemencia a la protesta de tan injusto ataque. Como me pregunta qué he hecho en estos doce años se me ocurre contestarle, descansar de los diez que duró la guerra.
Agregaba que en cuanto a saludarse en donde se vieran había sido Martí quien calumnió y con prioridad. decía que le sería agradable. ir allá para tener el gusto de verlo. lamentaba que su falta de recursos y su sobre de trabajo no se lo permitieran y lo dejaba para algún día. Era ya visible, aun sobreviviendo el fuego de la disputa, un deseo de conciliación, en aras de la causa común.
Aunque Martí siguió explicando en cartas privadas la razón de sus dichos, aceptó gustosamente el fin del incidente, establecido en el acta firmada en La Habana el 26 de enero de 1892 por Collazo, Manuel Rodríguez y José María Aguirre, de una parte, y Teodoro Pérez Tamayo y Ramón Dobarganes comisionados por los emigrados de Cayo Hueso de la otra. Dos años después Marti haría el elogio de los versos de Roa en su prólogo a Los poetas de la guerra y hablaría de él con afecto y confianza de cofrade. Martí y Collazo, tras aclaraciones varoniles y un abrazo fraternal, organizarían juntos juntas la vieja y la nueva guerra, el cubano de la Isla y el de la emigración, vencidas las reservas de la antipatía. las diferencias de la distancia. según las hermosas palabras de Marti y juntos marcharían a la guerra final. Roa, sitiado por la vigilancia española en Santa Clara, intentaría. en vano. trasladarse a la región oriental e impotente y asediado tendría que alejarse del teatro de la lucha, y marcharía con su numerosa familia a Islas Canarias.
Vuelto a su patria, se consagraría al recuerdo de su guerra, de la Guerra Grande, y a la exaltación de la figura de Ignacio Agramonte; pero sin escatimar el elogio al hombre que cada día más asciende en el cielo de Cuba y de Hispanoamérica. En 1902, dice en carta a Fernando Figueredo, que los acontecimientos posteriores surgieron potentes e incontrastables, dirigidos por la patriótica tenacidad de José Martí (tomo III, 242. en 1905, en un artículo en La Discusión, le llama el gran José Martí (II, 270. y en otro dice que genio de José Martí y la voluntad inquebrantable de Bartolomé Massó reprodujeron el incendio de Yara (III, 106. El 17 de junio de 1911, aniversario de la muerte del General Máximo Gómez. dedica a Martí un emocionado soneto (II, 132. Más tarde. dice en su Examen de conciencia. en 1911, epí.
logo a su Montado y calzado acontecimien tos imprevistos cambiaron nuestra escena, como el advenimiento del hombre extraordinario que fué José Martí, inventor imponderable de unir por primera y única vez a los cubanos de la emigración. organizándolos y poniéndolos de acuerdo con Bartolomé Massó y sus escogi.
dos compañeros dentro del patrio territorio, para determinar una acción común (I, 221223. Ve y aprecia las dos mitades que unidas, lograron la independencia de Cuba, reconoce y alaba capacidad de Martí para unirlas, no sin insistir en el básico mérito de la suya, de la propia, ni sin dejar de sostener la pureza y rectitud de sus propios principios. Tal parece que el Zanjón del cual, rectificando sus opiniones, dijo el gran Martí: me dan ganas de exclamar ibendito sea. fué un hecho providencial y hasta necesario, a no dudarlo, para la Independencia de Cuba (II, 300. El duro trago que le costó la paz del espíritu recuérdense las frases de Sanguily ya citadas no fué inútil. Eso lo levanta y lo consuela. Parece a ratos que respecto al titulado pacto encaja bien la metáfora de Zorrilla. Es una planta maldita con frutos de bendición. pues de aquel abominable contubernio (él subraya la palabra) surgieron los benditos, los experimentados libertadores de la patria (III, 259 260. ve con orgullo irreprimible. dice en su Examen de conciencia. que, en afanes patrióticos, poco tiene que reprocharse. y agrega: ni una pizca de rencor alberga mi espíritu, asaz abatido por el infortunio, de aquel doloroso incidente: pero sin abandonarme nunca el malancólico estupor de quien vese de pronto agredido sin provocarlo ni quererlo. Que mi vida (dice recordando la célebre frase de Martí, a la que él también tiene derecho) puede juzgarme también (I, 223. Esta frase toca, limpia y precisa, grano de la cuestión: el joven de familia rica que consagró la vida a la patria y la terminó pobre; que en Nueva York convivió y colaboró con Vicuña Mackena, José Antonio Páez y Domingo Faustino Sarmiento los grandes se encuentran y recibió estimación y ternura paternales del gran argentino, quien lo llevó a su patria a modo de secretario; que renunció a su feliz acomodo en tierra libre y próspera, despidiéndose de su jefe para engrosar la dramática guerra del 68 (hay como una carrera de relevos, y una estirpe, de la gran deza: veintiocho años antes el joven Sarmien to se despedía en Chile de su protector el Ministro Montt para sumarse a la también dura expedición antirosista del General Lamadrid. que no sólo resiste, sino saborea y cuenta, el horror de la persecución, el fragor de la guerra heroica; completo varón de pluma y de machete; que ha de cargar con el fardo de la Paz del Zanjón, a que lo obliga su cargo; que sosoporta pobreza y burocracia bajo el gobierno colonial, cara a cara a él. siendo el mismo de 1878. como precisó Collazo; que atado por la vida contempla la nueva gesta libertadora; que no deja de cantar la patria, ni de llamar a los hombres al bien cívico y a la admiración de la grandeza; y que, tomando de la mano al nieto que le nace en 1907, le deja la fe en una Cuba grande y sin rencores, merece todo el honor y la veneración de su patria. Esa es la historia. La otra es sólo la historieta: que, recriminado por Martí, quien vuelve a Cuba ansioso de lucha de su primer destierro y le pide participación en la Guerra Chiquita, se revuelve y lo increpa por su au.
sencia de la Guerra Grande; que, juntos en 1879 en el barco que lleva a Roa enfermo, y a Martí deportado, a España, lo llama Cristo inútil (según Martí recuerda cuando el penoso incidente. que, otra vez en contacto en España, Martí le cuenta que tiene España por cárcel y se le ha dicho que de abandonarla recaerá el peso sobre los demás cubanos presos en Cartagena, y Martí se va a México (según reprocha Roa a Martí cuando el incidente, en respuesta a sus reproches. que Martí arremete contra él en un discurso patriótico, y luego insiste en su vehemencia en cartas privadas. Esa es la historieta, la minucia de la vida común a todos los hombres de carne y hueso a los que la tuvieron palpitante y los tu.
vieron de acero como Roa y Martí. La endeble historieta creció después de la muerte física de los proceres, con la publicación, forzosamente incompleta en el primer momento, de los documentos relativos al incidente, y sobre todo con el comentario, de fuente unilateral, a menudo pasajero y ligero, de la áspera polémica. esa es la importancia de los tres to mos publicados por el nieto de Roa; que paran limpiamente la historieta, y dan paso fir Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica